Caso Sergio Urrego le costó la rectoría a Amanda Castillo
En una carta anunció que sale del cargo porque necesita tiempo para defenderse. Fiscalía estaría lista para imputar cargos. Indignación de estudiantes y padres de familia fue otro detonante.
Redacción Bogotá
Por las investigaciones penales y disciplinarias que se adelantan en su contra, Amanda Azucena Castillo renunció a la rectoría del Gimnasio Castillo Campestre. La Fiscalía, por su parte, tendría lista la imputación de cargos y se aproxima a dar fecha para la audiencia. (Leer: Las pruebas de Sergio)
La historia de este colegio, que contó El Espectador, tiene que ver con la discriminación y presión judicial que sufrió Sergio Urrego, de 16 años, y su familia por su orientación sexual, hasta que decidió quitarse la vida, el pasado 4 de agosto. Una situación que confirmó el fallo de primera instancia del Tribunal Administrativo de Cundinamarca, el 24 de septiembre de 2014, cuando amparó los derechos fundamentales al buen nombre, la dignidad, la intimidad y la honra familiar del joven. (Leer: ‘Sergio sí fue discriminado’)
La noticia la comunicó a través de una carta remitida a los padres de familia, la rectora Castillo: “debo contar con el tiempo suficiente para dedicarme la defensa del buen nombre de esta institución”, dice aunque los cargos que imputaría Fiscalía son contra ella directamente. En la misiva defiende su inocencia y asegura que “para todo lo relacionado con el caso que nos atañe este su colegio ha adquirido los servicios de un prestigioso y reconocido abogado penalista quien ya está al frente del proceso y quien da parte de fe de la inocencia de los funcionarios”.
Reconoce además que al interior del plantel fue necesaria la contratación de una trabajadora social porque los estudiantes “cercanos por la muerte de nuestro estudiante” estarían “vulnerando a la comunidad educativa”, al igual, según ella, los medios de comunicación que han denunciado las presuntas arbitrariedades cometidas en el caso Sergio Urrego y otras supuestas irregularidades de este colegio al noroccidente de Bogotá. (Leer: Tras las pistas que dejó Sergio).
En la carta Castillo deja entrever el impacto que la noticia de la muerte de Sergio Urrego y todo lo que logró documentarse ha tenido en los padres y estudiantes: “Muy a nuestro pesar, estudiantes y miembros de nuestra comunidad se están viendo afectados por las versiones de los medios de comunicación, para lo que sería muy importante ayudarles a manejar sentimientos de amor, perdón, no de odio, de venganza, ni antivalores y otros que les afectaría”.
Un sentimiento de indignación que ya había retratado este diario el 28 de septiembre cuando contó el correo de una profesora de este colegio que pidió reservar su identidad: “Usted no se imagina la presión que han ejercido sobre la directora del grupo al que perteneció Sergio Urrego, miss Diana Castelblanco. La Fiscalía debería tomar su declaración y la de todos los profesores”.
Y continuó: “A ella le quitaron parte de su sueldo, el llamado ‘bono de desempeño’, por no haber hecho anotaciones negativas en la bitácora de Sergio para justificar su homofobia. Esta presión es de parte de la rectora Azucena y su hermana Constanza Castillo. Miss Diana respondió que Sergio no podía tener anotaciones negativas, ya que su comportamiento en general era muy bueno. Esa profesora ha derramado lágrimas de sangre con lo que ha pasado. Hemos visto como varias veces, minutos antes de la hora de salida, la han citado en rectoría para presionarla y seguir culpándola de todo. A nosotros nos reiteran que no podemos hablar con nadie sobre la situación ni hacer declaraciones, ya que esto nos puede traer perjuicios legales. Por eso mis compañeras y yo hemos tenido miedo de hablar”.
Mientras la Fiscalía fija una fecha para la supuesta imputación de cargos que haría en contra de la rectora Castillo y dos empleados más, es al menos curioso el giro sobre la memoria de Sergio Urrego que tomó el nuevo rector Guillermo León Camacho: “Ingreso hoy donde el panorama de dolor por el lamentable fallecimiento de Sergio Urrego quien fue estudiante de este plantel educativo con la completa convicción de encontrarle sentido a lo que estamos viviendo(…) Lo que creó el dolor de ayer, no controla el potencial de mañana. Bendiciones en el amor de Dios", escribió.
Palabras respetuosas y moderadas, muy diferentes a las que la rectora escribió, en carta dirigida a la Comisaría de Familia de Engativa, y que terminaron con un proceso de abandono contra la familia de este este estudiante: “Nuestro estudiante Sergio Urrego no ha recibido una adecuada orientación sexual de sus padres, evidentemente tiene plena libertad de consultar internet, libros, videos, películas, todo tipo de material pornográfico, perjudicial, no apto para su edad, desviando su orientación sexual”.
Por lo pronto, para Alba Reyes, madre de Sergio, el que Azucena Castillo saliera de la rectoría era lo mínimo que podía pasar después de la muerte de su hijo. Sin embargo, también recordó que sigue siendo una de las dueñas del colegio y su poder en la institución es enorme.
Por las investigaciones penales y disciplinarias que se adelantan en su contra, Amanda Azucena Castillo renunció a la rectoría del Gimnasio Castillo Campestre. La Fiscalía, por su parte, tendría lista la imputación de cargos y se aproxima a dar fecha para la audiencia. (Leer: Las pruebas de Sergio)
La historia de este colegio, que contó El Espectador, tiene que ver con la discriminación y presión judicial que sufrió Sergio Urrego, de 16 años, y su familia por su orientación sexual, hasta que decidió quitarse la vida, el pasado 4 de agosto. Una situación que confirmó el fallo de primera instancia del Tribunal Administrativo de Cundinamarca, el 24 de septiembre de 2014, cuando amparó los derechos fundamentales al buen nombre, la dignidad, la intimidad y la honra familiar del joven. (Leer: ‘Sergio sí fue discriminado’)
La noticia la comunicó a través de una carta remitida a los padres de familia, la rectora Castillo: “debo contar con el tiempo suficiente para dedicarme la defensa del buen nombre de esta institución”, dice aunque los cargos que imputaría Fiscalía son contra ella directamente. En la misiva defiende su inocencia y asegura que “para todo lo relacionado con el caso que nos atañe este su colegio ha adquirido los servicios de un prestigioso y reconocido abogado penalista quien ya está al frente del proceso y quien da parte de fe de la inocencia de los funcionarios”.
Reconoce además que al interior del plantel fue necesaria la contratación de una trabajadora social porque los estudiantes “cercanos por la muerte de nuestro estudiante” estarían “vulnerando a la comunidad educativa”, al igual, según ella, los medios de comunicación que han denunciado las presuntas arbitrariedades cometidas en el caso Sergio Urrego y otras supuestas irregularidades de este colegio al noroccidente de Bogotá. (Leer: Tras las pistas que dejó Sergio).
En la carta Castillo deja entrever el impacto que la noticia de la muerte de Sergio Urrego y todo lo que logró documentarse ha tenido en los padres y estudiantes: “Muy a nuestro pesar, estudiantes y miembros de nuestra comunidad se están viendo afectados por las versiones de los medios de comunicación, para lo que sería muy importante ayudarles a manejar sentimientos de amor, perdón, no de odio, de venganza, ni antivalores y otros que les afectaría”.
Un sentimiento de indignación que ya había retratado este diario el 28 de septiembre cuando contó el correo de una profesora de este colegio que pidió reservar su identidad: “Usted no se imagina la presión que han ejercido sobre la directora del grupo al que perteneció Sergio Urrego, miss Diana Castelblanco. La Fiscalía debería tomar su declaración y la de todos los profesores”.
Y continuó: “A ella le quitaron parte de su sueldo, el llamado ‘bono de desempeño’, por no haber hecho anotaciones negativas en la bitácora de Sergio para justificar su homofobia. Esta presión es de parte de la rectora Azucena y su hermana Constanza Castillo. Miss Diana respondió que Sergio no podía tener anotaciones negativas, ya que su comportamiento en general era muy bueno. Esa profesora ha derramado lágrimas de sangre con lo que ha pasado. Hemos visto como varias veces, minutos antes de la hora de salida, la han citado en rectoría para presionarla y seguir culpándola de todo. A nosotros nos reiteran que no podemos hablar con nadie sobre la situación ni hacer declaraciones, ya que esto nos puede traer perjuicios legales. Por eso mis compañeras y yo hemos tenido miedo de hablar”.
Mientras la Fiscalía fija una fecha para la supuesta imputación de cargos que haría en contra de la rectora Castillo y dos empleados más, es al menos curioso el giro sobre la memoria de Sergio Urrego que tomó el nuevo rector Guillermo León Camacho: “Ingreso hoy donde el panorama de dolor por el lamentable fallecimiento de Sergio Urrego quien fue estudiante de este plantel educativo con la completa convicción de encontrarle sentido a lo que estamos viviendo(…) Lo que creó el dolor de ayer, no controla el potencial de mañana. Bendiciones en el amor de Dios", escribió.
Palabras respetuosas y moderadas, muy diferentes a las que la rectora escribió, en carta dirigida a la Comisaría de Familia de Engativa, y que terminaron con un proceso de abandono contra la familia de este este estudiante: “Nuestro estudiante Sergio Urrego no ha recibido una adecuada orientación sexual de sus padres, evidentemente tiene plena libertad de consultar internet, libros, videos, películas, todo tipo de material pornográfico, perjudicial, no apto para su edad, desviando su orientación sexual”.
Por lo pronto, para Alba Reyes, madre de Sergio, el que Azucena Castillo saliera de la rectoría era lo mínimo que podía pasar después de la muerte de su hijo. Sin embargo, también recordó que sigue siendo una de las dueñas del colegio y su poder en la institución es enorme.