CEFE Chapinero y las reclamaciones sobre su accesibilidad al público
Finalizando 2024 se conocieron varias reclamaciones de la ciudadanía que no pudo acceder a algunos espacios comunes del recinto. Hoy, nueve días después de comenzar el año, los servicios ya están habilitados.
Miguel Ángel Vivas Tróchez
Como monumentales obras de arquitectura en donde es posible desarrollar todas las disposiciones artísticas, deportivas y sociales del ciudadano, los CEFE han sido infraestructuras laureadas por quienes han tenido la oportunidad de verlas, inaugurarlas y disfrutarlas. Su nombre, Centros de la Felicidad, invitan a quien las conoce a un lugar de confluencia en donde solo caben el disfrute y el intrínseco placer que debería sentir todo bogotano al disfrutar lo público, que al fin y al cabo se materializa con los aportes de todos. Después de la inauguración de los primeros cuatro CEFE (Tunal, Cometas, Fontanar del Río y San Cristóbal), la urbe recibió, el 17 de octubre, el CEFE de Chapinero, un coloso de 44,98 metros de altura que se convirtió en el primer parque vertical de Colombia.
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Como monumentales obras de arquitectura en donde es posible desarrollar todas las disposiciones artísticas, deportivas y sociales del ciudadano, los CEFE han sido infraestructuras laureadas por quienes han tenido la oportunidad de verlas, inaugurarlas y disfrutarlas. Su nombre, Centros de la Felicidad, invitan a quien las conoce a un lugar de confluencia en donde solo caben el disfrute y el intrínseco placer que debería sentir todo bogotano al disfrutar lo público, que al fin y al cabo se materializa con los aportes de todos. Después de la inauguración de los primeros cuatro CEFE (Tunal, Cometas, Fontanar del Río y San Cristóbal), la urbe recibió, el 17 de octubre, el CEFE de Chapinero, un coloso de 44,98 metros de altura que se convirtió en el primer parque vertical de Colombia.
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El evento de apertura del recinto tuvo una gran descarga cultural, con la cual se denotó el enfoque diferencial de este Centro de la Felicidad, frente a sus similares en las otras zonas de la ciudad. Para empezar, a diferencia de los otros, que estarían bajo la batuta del IDRD, el CEFE Chapinero fue una obra a cargo de la Secretaría de Cultura. Esto, dicen funcionarios de la cartera, dado que el enfoque de este CEFE será el de explorar y fomentar las habilidades artísticas de la localidad de Chapinero, una de las que poseen más potencial en esta materia.
Pero más allá de lo solemne del acto, la inauguración del CEFE constituyó una victoria contra la desidia contractual de la cual suele ser víctima este tipo de proyectos. Para empezar, aunque la inauguración del recinto ya representó una victoria para la ciudad, lo cierto es que las instalaciones debieron ser entregadas en 2021. La Contraloría de Bogotá constató que en esta obra, adjudicada en la alcaldía de Enrique Peñalosa, se han invertido más de $106.000 millones en su construcción, a pesar de tener una inversión inicial de $76.000 millones. Además, el contrato tuvo tres prórrogas que ampliaron el plazo de entrega a diciembre de 2023, fecha en la cual tampoco se cumplió. Asimismo, en su momento, el ente aseguró que el proyecto tuvo tres hallazgos fiscales por parte de este organismo de control, lo cual llevó a abrir procesos de responsabilidad fiscal que están en curso.
Luego, antes de su inauguración, cuando finalmente el parque tomó forma y todos se preparaban para disfrutar de un nuevo CEFE, se abrió un nuevo debate sobre la zona en la cual fue construido: en pleno corazón de Chapinero, en la calle 82 n.° 10-69, una de las zonas más costosas de la ciudad. En su momento, políticos y líderes de toda bandera política se quejaron de que un barrio de estrato socioeconómico alto tuviera en sus lindes una infraestructura de orientación plenamente social (por cuanto sus servicios son de acceso gratuito) cuando dicha inversión debería, en opinión de ellos, estar focalizada en otros sectores de la periferia bogotana. Sin embargo, la actual administración defendió el proyecto porque, precisamente, su naturaleza lo hacía un bastión de inclusividad en el cual población flotante de otras localidades, y de la periferia de Chapinero podía confluir con todo tipo de ciudadanía; algo parecido a lo que ocurre, por ejemplo, en la ciclovía.
En este contexto, el CEFE Chapinero finalmente abrió sus puertas, pero, dos meses después de ser puesto al servicio de ciudadana hubo otro aluvión de críticas y reclamaciones sobre la disponibilidad de algunos de sus espacios que, tras nueve días de comenzar el año, sigue resonando en la opinión pública colombiana. Averiguamos bien los pormenores de la controversia y los desarrollamos a continuación.
El lío con las piscinas
Con la promesa de tener un recinto de la felicidad como el de otras localidades, los entusiastas vecinos del CEFE Chapinero acudieron en masa, días después de la inauguración, a disfrutar de algunos recintos como la piscina y el gimnasio, pero se encontraron con que todavía no estaban abiertos al público. Entendiendo que se trataba de un asunto de adecuación, teniendo en cuenta lo prematuro de la inauguración, las personas regresaron resignadas a sus casas con la ilusión de disfrutar dichos espacios en un par de semanas. Finalmente, los últimos tres meses del año transcurrieron sin novedad respecto a este punto, y la gente se comenzó a impacientar. Líderes de opinión, vecinos del recinto y hasta concejales visitaban frecuentemente el CEFE Chapinero y hallaban la misma respuesta: las piscinas y el gimnasio están cerrados, excepto para el uso exclusivo de deportistas de alto rendimiento.
Al final del año, la controversia creció como la espuma y el secretario de Cultura, Santiago Trujillo, tuvo que intervenir para aclarar lo que ocurre. “Hemos recibido 32.000 asistentes en los primeros tres meses y en 2025 se abrirán los nuevos espacios”, aclaró Trujillo en respuesta a uno de estos reclamos. Pero ¿por qué hasta 2025 se abrirán las piscinas de un recinto que se demoró dos años más de lo previsto en abrir? El Espectador contactó a Diego Parra, director de Arte, Cultura y Patrimonio de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, para saber qué pasa con este inconveniente. El funcionario dijo que, en efecto, durante los primeros meses de funcionamiento las piscinas del lugar debieron ser sometidas a una serie de controles del PH y circulación del agua. “Estas pruebas finalizaron con éxito y por eso logramos abrir las piscinas en el marco de las vacaciones recreativas”, explicó Parra. En este sentido, desde diciembre hasta finales de enero, la gente ha tenido la oportunidad de entrar a las piscinas, por lo que cerca de 250 bogotanos han podido nadar en sus aguas, según le explicó el funcionario a este diario.
Pero ¿qué pasará con las piscinas cuando culmine la temporada vacacional? Todo parece indicar que durarán cerradas un par de meses más, mientras el Distrito logra adjudicar un contrato para que un tercero se haga cargo de su operación; esto es, la administración de profesores de natación, salvavidas y todo el componente logístico necesario para que una piscina pública funcione sin inconvenientes. Este proceso, según la plataforma SECOP, está en fase de presentación de la oferta, por lo cual se está recapitulando la cotización de todos los proveedores interesados para elegir la mejor oferta y adjudicar el contrato por ocho meses. En cuanto al gimnasio, el funcionario aseguró que ya está abierto al público en los horarios correspondientes.
Si todo marcha en orden, en marzo, el primer parque vertical del Distrito abrirá toda la oferta cultural y deportiva en sus instalaciones. Las personas que no tuvieron la oportunidad de nadar en las piscinas podrán regresar a mediados de marzo y darse un chapuzón que los remita a la felicidad de ser bogotanos. De lo contrario, habrá que incrementar la vigilancia. Después de todo, el derecho de preguntar hace parte inherente de la apropiación de estos espacios públicos.
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