Centro Comercial Arena, historia de una obra abandonada y una presunta estafa
Varias acciones judiciales se avecinan para resolver el lío entre inversionistas y la constructora del Centro Comercial Arena, edificación que hace parte de un complejo de entretenimiento junto al Coliseo Medplus. El escenario hoy opera, pero la zona comercial yace abandonada y sin pronta posibilidad de abrir.
Juan Camilo Parra
A un costado del Coliseo MedPlus, uno de los más modernos escenarios de Latinoamérica y el cual opera desde 2022, está el Centro Comercial Arena, una instalación con 400 locales, la cual es, quizás, el “elefante blanco” más grande al occidente de Bogotá. Recorrer sus instalaciones, en el kilómetro 1,5 después del Puente de Guadua (calle 80), es adentrarse en un laberinto de promesas vacías, locales cerrados y letreros de “se arrienda” o “se vende”, donde invirtieron casi 400 personas que hoy dicen sentirse estafadas. Todos confiaron en que sería un gran negocio, como se los planteó el grupo Ricoradi, por ser parte de la copropiedad del coliseo, pero la realidad es otra: mientras el escenario, para 20.000 espectadores, ha recibido a casi 500.000 personas en dos años, la zona comercial sigue sin despegar.
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A un costado del Coliseo MedPlus, uno de los más modernos escenarios de Latinoamérica y el cual opera desde 2022, está el Centro Comercial Arena, una instalación con 400 locales, la cual es, quizás, el “elefante blanco” más grande al occidente de Bogotá. Recorrer sus instalaciones, en el kilómetro 1,5 después del Puente de Guadua (calle 80), es adentrarse en un laberinto de promesas vacías, locales cerrados y letreros de “se arrienda” o “se vende”, donde invirtieron casi 400 personas que hoy dicen sentirse estafadas. Todos confiaron en que sería un gran negocio, como se los planteó el grupo Ricoradi, por ser parte de la copropiedad del coliseo, pero la realidad es otra: mientras el escenario, para 20.000 espectadores, ha recibido a casi 500.000 personas en dos años, la zona comercial sigue sin despegar.
Inversionistas
Jacques Simhon, quien representa a 57 de los inversionistas, cuenta que el proyecto se estructuró con la idea de vender unos locales y con ese dinero construir una plaza de eventos para operarlo. Ambos negocios funcionarían de manera simbiótica. Todo esto tenía que ser realidad en 2018. “Lamentablemente, por muchos años los constructores fueron hábiles en mantener a las personas calmadas con la idea de que pronto terminarían las obras.”, le dijo a El Espectador.
Pequeños comerciantes e inversionistas entregaron desde $40 millones, por un local de 6 m2 en el Arena, hasta las sumas más gruesas de $700 millones y $3.000 millones, en locales más amplios que, se supone, harían una simbiosis con el coliseo, pero hoy son fantasmas y para algunos propietarios, “una trampa mortal”.
Inicialmente, se desplegó una campaña comercial para vender 140 locales, cifra que implicaría una escala que funcionaba bien al lado del coliseo. Las ventas fueron exitosas y se vendieron muchos más de los que inicialmente se proyectaron. La cifra subió a 400, pero podrían ser 600 si se cuentan los más de 160 locales que lucen desolados en algunas de las puertas del coliseo.
El comerciante Alberto Callejas vio los anuncios de la inversión en el centro comercial Santafé y luego de informarse vio una oportunidad. “En ese entonces Bogotá no tenía el Movistar Arena y compré dos locales pequeños, de 12 y 14 m2″, contó. Liliana, habitante de Cota, conoció la publicidad en Unicentro y compró uno de 40 m2, y Esmeralda Correa la escuchó en W Radio y su familia se animó a comprar un local de 30 m2.
El centro comercial iba a tener 11 salas de cine, comedores y un recorrido en barco por el río Bogotá, ya que colinda con los predios del complejo. Las zonas se dividían en categorías atractivas. Incluso, una zona denominada Kids, ubicada detrás del coliseo, estaba pensada para emular un recorrido por el mundo con casas de colores, que son algunos de los negocios en los que invirtieron algunos bogotanos. Hoy día, esto está a medio terminar, están las casitas, una torre Eiffel improvisada, una Estatua de la Libertad, un Big Ben y una zona donde solía haber un Cristo de Espaldas que, según cuenta la gerencia del Coliseo MedPlus, hace poco casi se le cae encima a un guarda de seguridad.
En los planos, el proyecto logró atraer a muchos inversores. Se hablaba de más anclas como Falabella, DiverCity, Cinépolis... La constructora fue sacando entonces las etapas II y III, para ampliarlo a algo más de 400 locales. “Un centro comercial parte de la idea de que debe tener un público para que vaya y compre. No puedo hacer un Titán Plaza en las afueras de Chía. Ese criterio técnico no existió. Se estaba vendiendo bien y lo siguieron vendiendo a $20 millones el metro cuadrado”, añadió Simhon.
Ya con gente a bordo, las obras iniciaron y, a finales de 2018, “nos entregaron los locales sin terminar, de afán, prometiendo que ya estaban a punto de ponerlos a funcionar. Al año siguiente se paró todo y llegó la pandemia”, cuenta Alberto Callejas, uno de los accionantes de los recursos legales contra la firma constructora. Todo el lugar tiene acabados en mal estado y sin servicios adecuados para prestar algún servicio al público, a pesar de que la constructora insiste en que ya está listo.
En 2019, la constructora ya no tenía caja para seguir y sus planes se venían abajo junto a los ladrillos que estaban puestos. La firma Cárdenas Entertainment y sus asociados, con vasta experiencia operando centros de espectáculos en Estados Unidos, entró en escena al negocio para adquirir el coliseo, terminarlo y ponerlo a funcionar al fin. Pero para que esto sucediera se tuvieron que invertir millones de dólares, rehacer algunas estructuras y reformular las reglas del juego, creando una paradoja que hoy tiene detenido el centro comercial. Al entrar a funcionar el coliseo, los propietarios dicen que tuvieron que hacer un reajuste al reglamento de propiedad horizontal, que inicialmente acordaron entre las partes. Para completar, faltan más de $12.000 millones para terminar el centro comercial.
“Los problemas relacionados con la falta de operatividad del centro comercial, la ausencia de certificaciones claves (como las de Salud y Bomberos) por parte de las entidades públicas y los retrasos en la entrega de la totalidad de los bienes comunes y privados del desarrollador del proyecto corresponden a Guillermo Rincón, del grupo Ricoradi, y a Jairo Peña y Jorge Cardozo, parte del equipo y responsables del desarrollo del proyecto”, afirmó el reprFesentante del coliseo.
El cambio en el reglamento, según algunos de los propietarios afectados, causó que “el coliseo termine pagando una cifra ínfima por concepto de administración. La relación es de 16 a uno, al comparar lo que paga un pequeño inversionista por metro cuadrado frente a lo que paga el coliseo. Además, todas las zonas comunes (totalmente inconclusas) del centro comercial son de uso exclusivo del coliseo. Nos vendieron locales comerciales, pero no podemos vender nada que compita con el coliseo. Esa restricción aplica incluso para la zona del Mercado Europeo, llamada Arena Market y diseñada exclusivamente para alimentos y bebidas”, señaló Callejas.
El Coliseo MedPlus
Jhon Jairo Mejía, gerente del Coliseo MedPlus, dice que, en efecto, el coliseo es un local más de todo el complejo, “el más grande y el ancla”. No obstante, como integrantes de la copropiead, afirma que también se ven perjudicados por el abandono del centro comercial, no solo porque tienen tres locales allí, sino porque eso deja a medias el funcionamiento de toda la estructura.
“Cuando el proyecto fue concebido por los desarrolladores, la familia Rincón y los propietarios originales, la familia Sanabria, buscaban que el coliseo fuera su utilidad, pero se quedaron sin caja y buscaron un nuevo inversionista. Ahí entra Henry Cárdenas, quien decidió invertir. La forma de pago era un 50 % y el otro 50 % después de la entrega”, cuenta el gerente a este diario. Se habla de una inversión de Cárdenas y sus socios de cerca de US$10 millones.
En este punto, en 2019, Ricoradi había ya puesto los cimientos del coliseo y avanzado en otras fases, pero los nuevos dueños encontraron deficiencias que pondrían en riesgo la seguridad de las personas: “La zona platea, donde miles de personas saltan, tenía cimientos de un metro de profundidad. En esta zona, que está encima del agua, el mínimo necesario es de seis metros y lo encontramos con un metro”.
Las cuentas del gerente indican que la inversión de los nuevos dueños del coliseo, que a pesar del nombre MedPlus, nada tiene que ver con la organización de medicina que solo paga por su nombre en el escenario, se multiplicó por cinco, superando los US$50 millones. “Tuvimos que rediseñar la cubierta, cambiar materiales, generar sistemas propios de ventilación y contra incendios y construir una PTAR, que sanea el agua de todo el complejo, incluso, del centro comercial”, indicó.
Los acabados del coliseo distan mucho de parecerse a los del centro comercial. El gerente dice que no tiene problemas con que los demás propietarios vendan artículos para recuperar ganancias durante los espectáculos, pero está de acuerdo en que todos deben operar bajo las mismas condiciones de salubridad y su prioridad es la seguridad. “No podemos poner en riesgo a las personas y dejarlas recorrer instalaciones que no tienen los certificados de seguridad”.
Juan Manuel Mendoza, abogado del coliseo, señaló que habrá acciones legales en contra de los desarrolladores, también de parte del MedPlus. Y sobre el cambio en el reglamento de la copropiedad, afirma que este no se dio por presiones de Cárdenas a los desarrolladores. No obstante, los propietarios sienten que fue una jugada que los perjudicó.
“Teniendo en cuenta que Coliseo MedPlus se vio en la necesidad de hacer cuantiosas inversiones para lograr operar y se ha visto afectado y ha sufrido daños, tal como los han sufrido los demás copropietarios, se iniciarán acciones legales muy pronto, convocando a un tribunal arbitral en contra de los desarrolladores y está estudiando otras acciones ante diferentes autoridades. Por ello, no solo nos solidarizamos, sino que compartimos la causa de los demás copropietarios que, al igual que nosotros, se han visto afectados por los incumplimientos de los desarrolladores”, afirmó la defensa del coliseo.
El constructor
El Espectador contactó al grupo de abogados que respalda la constructora que está señalada por los anteriores actores de esta historia. Fabio Humar, del grupo de abogados que representa a los señalados, sostiene que el centro comercial sí está terminado, pero la logística de cada evento no permite que el centro comercial opere. “El coliseo ha hecho eventos para 17.000 personas; entonces, todas las prestaciones en torno al coliseo y todo lo que lo rodea son funcionales. Hemos encontrado que el plan de manejo y que los propietarios se ven perjudicados debido a las vallas que se ponen impiden el acceso de las personas que están entrando al concierto”, indicó.
Al preguntarle por qué el Arena Bogotá no ha abierto en los días que no hay concierto y por los incumplimientos, comentó: “No hay ninguno. No hay obras pendientes por entregar, salvo un ascensor; eso es todo lo que falta, y la prueba es que todas esas personas han ido. Todos los locales están funcionando plenamente”, afirmó, a pesar de que la realidad es otra. Cerró el abogado: “Estamos prestos a resolver las dudas a las personas que se sientan así”.
El Coliseo MedPlus espera terminar este año con 26 funciones. En 2025, se proyectan hacer 36, aumentando cada año la cantidad de espectáculos con una calidad de sonido y características inigualables en la capital y Cundinamarca. Mientras el coliseo, como todo gran proyecto, espera retornar su inversión en 30 años, las personas del centro comercial esperan encontrar un inversionista para terminarlo y volver a pensar en un complejo de entretenimiento más amplio que la estructura de los conciertos. Habrá que atravesar primero una fase de acciones judiciales para ver que esto se haga realidad.
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