Cerros en llamas: calidad del aire en jaque y el plan para cuidar el ‘pulmón’ de Bogotá
Dos días tardarían los Bomberos de Bogotá, la Brigada XIII del Ejército, voluntarios y demás organismos de socorro en controlar y liquidar el incendio en los cerros. Mientras la calidad del aire empeora, expertos analizan qué hace falta para actuar más rápido y resaltan un proyecto de sistema contra incendios en los cerros, que pese a estar estructurado, nunca vio la luz.
Juan Camilo Parra
Los cerros orientales, que conforman el “pulmón” de Bogotá, hoy están en llamas. Al menos seis incendios se reportaron en las últimas 48 horas, cuatro de ellos en zonas vegetales y dos estructurales. Sobre la localidad de Chapinero, prevalece un incendio que ya afectó 12.5 hectáreas de bosque, equivalentes a más de doce campos de fútbol americano. Como consecuencia, se registra un deterioro en la calidad del aire y evacuaciones preventivas de barrios y colegios aledaños a las zonas calientes.
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Los cerros orientales, que conforman el “pulmón” de Bogotá, hoy están en llamas. Al menos seis incendios se reportaron en las últimas 48 horas, cuatro de ellos en zonas vegetales y dos estructurales. Sobre la localidad de Chapinero, prevalece un incendio que ya afectó 12.5 hectáreas de bosque, equivalentes a más de doce campos de fútbol americano. Como consecuencia, se registra un deterioro en la calidad del aire y evacuaciones preventivas de barrios y colegios aledaños a las zonas calientes.
Los reportes aseguran que las más de 360 personas, entre ellos personal de Bomberos, Ejército, personal de la CAR, Defensa Civil, secretarías distritales de Movilidad, Ambiente, Salud y voluntarios, así como una aeronave de la Fuerza Aeroespacial, un helicóptero de la Dirección Nacional de Bomberos de Colombia y un avión de Carabineros tardarán dos días más en controlar y liquidar el fuego en esa zona del norte de la ciudad.
Según la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres -UNGRD-, en lo que va del 2024, se han reportado 272 incendios forestales, que afectan 20 departamentos del país, y entre los departamentos con más eventos son Cundinamarca, con 74 reportes. Este fenómeno que atraviesa a Colombia, según expertos, se explica por las consecuencias de la sequía en este fenómeno de El Niño y la posible actuación de la ciudadanía en las zonas de los cerros.
“El fenómeno de El Niño genera consecuencias que requieren llevar a cabo múltiples tareas de gestión y administración de los riesgos derivados del fenómeno climático. Una de las consecuencias más evidentes es la ocurrencia de incendios forestales, causados por el déficit de humedad en la vegetación”, explica María del Pilar García, docente e investigadora de la Universidad Externado de Colombia, quien fue directora del Departamento de Derecho del Medio Ambiente (2009-2023).
Cualquier material como vidrio, residuos plásticos, colillas de cigarrillo, entre otros elementos, fácilmente pueden causar un incendio en esta época del año.
El plan que no vio la luz
Bibiana Rodríguez, directora de desarrollo urbano de Probogotá, señala que esta problemática pudo haberse enfrentado desde 2018, cuando desde el Distrito se desarrolló el Plan Distrital de Gestión del Riesgo de Desastres y del Cambio Climático para Bogotá (2018-2030). El plan recomendó la necesidad de un programa para incendios forestales, que fuese modelo para América Latina y el Caribe, que tiene como una de las principales líneas de acción, el sendero de protección contra incendios en los cerros.
Esto, partiendo de las tres problemáticas clave que enfrentan los Bomberos de Bogotá para atender los incendios en los cerros. Entre ellos, se resalta la dificultad para acceder a los ejes calientes y el suministro de agua, siendo que los helicópteros disponibles deben recargar el agua ya sea en el norte de la ciudad, en el parque Simón Bolívar o haciendo uso de aeronaves que vienen cargadas desde otras regiones.
“Se discutió la posibilidad de un sistema contra incendios en los cerros orientales. En 10 años se habían quemado 638 hectáreas de bosques, abarcando cerca de 11 localidades que los tocan, y un cúmulo de más de 227 incendios registrados con pérdidas materiales. Las pérdidas ambientales y humanas se acercan los $17.000 millones”, indicó a El Espectador.
Óscar López Espitia, exsubsecretario de Ambiente de Bogotá, experto en ambiente y servicios públicos, estuvo en la formulación del plan en 2018. Explica que el proyecto planteó crear el sendero Las Mariposas, cuyo fin era, “facilitar una acción inmediata, para poder controlar cualquier conato de incendio y de esa manera proteger y mantener uno de los activos ambientales más importantes que tienen la ciudad, como son los cerros orientales”.
Este sendero, como estaba como está planteado, cruzaba los cerros, desde Torca en Usaquén, a través de la localidad de Chapinero y Rafael Uribe, zonas en las que se han concentrado los incendios. “Para facilitar el acceso al personal, a los bomberos y a los equipos que combaten los incendios, se planteó un sendero de aproximadamente 112 kilómetros, soportado por una red de suministro de agua, equipos de almacenamiento, redes de tubería y 24 accesos”, añadió Bibiana Rodríguez.
De acuerdo con la información recopilada por la Alcaldía, las autoridades tardarán cerca de dos días controlando la conflagración, sumados a las 27 horas que ya llevan atendiendo la emergencia detectada a las 7:30 a.m. del 22 de enero.
Calidad del aire
La Secretaría de Ambiente confirmó que la calidad del aire en Bogotá sufre un deterioro significativo, en especial en el nororiente de la capital, producto no solo del incendio en los cerros orientales, sino también del material particulado que proviene de las conflagraciones de regiones apartadas como la Orinoquía y Venezuela, y de los de vientos que contribuyen a que todas esas partículas lleguen a la capital.
“Durante estos eventos, la calidad del aire sufre un deterioro significativo, ya que se liberan altas concentraciones de dióxido de carbono, óxidos de nitrógeno y partículas. El diámetro de estas partículas puede ser preocupante, ya que tienen la capacidad de penetrar profundamente en los pulmones de personas y animales, lo que podría generar problemas en el sistema respiratorio. Por otro lado, el humo es una mezcla de gases y partículas que puede ocasionar diversos efectos, tales como tos, ardor en los ojos, dolor de cabeza y dificultad para respirar, así como irritación en la garganta”, añadió la docente.
Cabe destacar que, tras 27 horas de esfuerzos de los organismos de rescate y autoridades locales, se han evacuado tres colegios que suman cerca de 1.000 estudiantes, además, de los habitantes de barrios como Emaús, Bosque Calderón, El Castillo, y zonas de Chapinero alto. La Red de Monitoreo de Calidad del Aire de Bogotá registra picos de contaminación en las estaciones ubicadas en la móvil de la carrera Séptima, Suba y Guaymaral. Además, de las concentraciones que se registran en la Sevillana (Tunjuelito), esta última por su cercanía a la Autopista Sur y la zona industrial.
Adriana Soto, secretaria de Ambiente, señaló que otro factor que ha deteriorado la calidad del aire en la ciudad son las altas temperaturas. “No teníamos una precipitación tan alta desde el 2018 en Bogotá”. Agregó las recomendaciones para evitar algún percance de salud en esta época. Entre ellas se encuentran: reducir actividades físicas intensas, especialmente para niños, personas mayores de 60 años, madres gestantes y personas con enfermedades crónicas, respiratorias o cardiovasculares.
Asimismo, se aconseja limpiar las superficies y pisos de la vivienda utilizando paños o trapos humedecidos con agua para evitar que se levante el polvo, y se insta a evitar transitar por zonas con presencia de incendios, entre otras medidas.
Los expertos concuerdan en que Bogotá necesita reformular el plan contra incendios en los cerros, de cara al futuro. “Los cerros de Bogotá no son solo nuestro telón de fondo, sino parte de lo que somos como bogotanos; es un elemento fundamental urbanística y ambientalmente para la ciudad, al ser el principal conector ecológico de los ríos Tunjuelo y Fucha, con el río Bogotá. Fueron declarados en 1977 como reserva forestal protectora del bosque oriental de Bogotá y hoy hacen parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas y de la Estructura Ecológica principal del distrito”, concluyó Bibiana Rodríguez.
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