Cerros Orientales, entre la naturaleza y el asedio de la delincuencia
Mientras las autoridades hablan de crear un frente de seguridad rural, las ONG que trabajan por los cerros alertan desarticulación y poca voluntad para asegurar áreas donde las bandas crecen día a día.
Juan Camilo Parra
Lo que le ocurrió al actor Juan Pablo Raba y al empresario Carlos Ríos, víctimas de hurto y agresiones en senderos sin seguridad de los Cerros Orientales, sucede más a menudo de lo que se hace visible en medios de comunicación. Entre las localidades de Santa Fe, Chapinero y Usaquén hay seis senderos autorizados por la CAR (Corporación Autónoma Regional), con recorridos guiados y plan de seguridad articulado con la Policía. No obstante, en los cerros hay otros caminos desprotegidos y asediados por la delincuencia.
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Lo que le ocurrió al actor Juan Pablo Raba y al empresario Carlos Ríos, víctimas de hurto y agresiones en senderos sin seguridad de los Cerros Orientales, sucede más a menudo de lo que se hace visible en medios de comunicación. Entre las localidades de Santa Fe, Chapinero y Usaquén hay seis senderos autorizados por la CAR (Corporación Autónoma Regional), con recorridos guiados y plan de seguridad articulado con la Policía. No obstante, en los cerros hay otros caminos desprotegidos y asediados por la delincuencia.
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Lamentablemente, este problema viene de años atrás. Lina Prieto, directora de impacto de la fundación LiveHappy, se encarga de los recorridos en el sendero Las Moyas (Tv 2 este con calle 78), el séptimo autorizado, pero sin plan de seguridad. Su trayecto queda cerca al sitio donde asaltaron a Raba y a Ríos y, según ella, su fundación se ha vuelto experta en recibir denuncias de hurtos y otros delitos. “Es un problema que ha crecido, en especial en los senderos no autorizados”.
Si bien, los ciudadanos tienen derecho a la seguridad en cualquier rincón de la capital, estos caminos se han convertido en escenarios ideales para las bandas delincuenciales. Según la directora de la fundación, los senderos autorizados gozan de seguridad y en el caso de Las Moyas, no se han presentado hechos delictivos, pero sí en los alrededores. Tampoco le extraña la violencia desmedida con la que ocurren estos asedios. Si bien, a Raba lo golpearon frente a sus hijos pequeños y a Ríos lo retuvieron y amenazaron con armas cortopunzantes, la fundación ha recibido denuncias recientes de hurtos que combinan intentos de abusos.
“Mi día a día es vigilar que a nadie le pase nada en los recorridos. El pasado 30 de septiembre tuvimos una situación pesada: por poco abusan de una mujer. Posteriormente, a un expolicía lo atacaron a machete. Tenemos archivos de las denuncias, al menos 10, y otras que no han llegado a ningún despacho, porque no hay suficientes pruebas”, añade Prieto.
El mayor Jimmy Cortés, comandante de la Estación de Policía de Carabineros, aclaró que en la zona donde ocurrieron los recientes hurtos no había agentes, porque no son senderos autorizados. “Son caminos boscosos, que colindan con conjuntos residenciales y otros barrios, pero no son oficiales. La recomendación es transitar por las zonas autorizadas, donde sí hay acompañamiento”, agregó Cortés. Sobre las medidas para reforzar la seguridad, el oficial informó que planean crear un frente de seguridad rural, que cubra la zona oriental, entre las calles 83 y 90, así como la disposición de 43 oficiales para custodiar las áreas.
¿Desprotección?
Sandra López hace recorridos culturales por el barrio San Luis (Chapinero) y anota que, pese a los programas turísticos y colectivos artísticos, en los que han incorporado a jóvenes vulnerables de la zona oriental, es difícil controlar la problemática. Algunos de los barrios más afectados por los hurtos a personas, entre enero y agosto de este año, son Chicó El Lago (Chapinero), con 3.645 casos; Los Cedros (Usaquén), con 1.369, y La Macarena (Santa Fe), con 344 hurtos.
“Son temas complejos que requieren articulación de varias instituciones, no solo policía”, añade la guía turística. Por su parte, la directora de impacto social, piensa que los conflictos sociales también son pan de cada día. “En el barrio San Luis están identificadas cuatro ollas, donde hay venta de drogas y tráfico de armas. Las bandas vigilan desde arriba quién toma los senderos no autorizados y bajan cuando ven que alguien ingresa. Particularmente, en este caso, las víctimas eran personas reconocidas, pero, desde nuestra posición, hemos pedido articulación con la Secretaría de Seguridad desde hace tiempo, para que impacte a fondo la problemática”, añadió Prieto.
Historial de delitos
Han sido varios los episodios delincuenciales en los cerros y en sus inmediaciones, en los últimos años. El pasado 18 de agosto se dio un atraco masivo en el sendero de Monserrate, donde delincuentes con armas blancas asaltaron a ocho ciudadanos. El 10 de agosto, en plena ciclovía nocturna, criminales con armas de fuego asaltaron a 12 adolescentes, en la zona de la avenida Circunvalar, aledaña al sendero de Monserrate. En este caso hubo disparos.
Y quizá, la situación más grave ocurrió el 5 de octubre de 2021, cuando se reportó el asesinato de un joven campista, de 28 años, en medio de un atraco, en los cerros orientales, detrás del Parque Nacional. Tras el despliegue de la Sijin en el área, subiendo a los cerros, los uniformados se toparon con los presuntos delincuentes, quienes abrieron fuego y mataron a Juan Vallejo, un policía, también de 28 años, primo del congresista Gabriel Vallejo.
Al historial de delitos en la zona de reserva ahora se suman los casos del el actor Raba y el empresario Ríos, que llevaron al secretario de Seguridad, Óscar Gómez Heredia, a anunciar que se destinará acompañamiento permanente en las zonas que no cuentan con red de seguridad. Eso sí, reiteró el mensaje de todas las autoridades: usar los canales oficiales de los senderos, para inscribirse a cada caminata. “Articulamos a nuestra policía, Ejército y gestores de convivencia en los sitios afectados de manera permanente”, anunció en nuevo intento por recobrar la seguridad en el borde oriental del asedio delincuencial.
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