Cerros orientales: ¿es posible un turismo sostenible?
A raíz de la discusión por la afirmación del alcalde Carlos Fernando Galán sobre la posibilidad de hacer competencias deportivas en zonas de reserva, les contamos las amenazas sobre estos espacios, qué está permitido hacer allí y los efectos ambientales si se realizan dichas actividades.
“Hay un gran potencial para ser referente mundial en turismo de montaña y competencias xtrail de larga distancia”, dijo el alcalde Carlos Fernando Galán después de finalizar un recorrido por el sendero Las Moyas, ubicado en los cerros orientales, en la localidad de Chapinero. Si bien lo dicho no constituye un anuncio oficial, contemplar la opción sacó ampolla entre los ambientalistas.
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“Hay un gran potencial para ser referente mundial en turismo de montaña y competencias xtrail de larga distancia”, dijo el alcalde Carlos Fernando Galán después de finalizar un recorrido por el sendero Las Moyas, ubicado en los cerros orientales, en la localidad de Chapinero. Si bien lo dicho no constituye un anuncio oficial, contemplar la opción sacó ampolla entre los ambientalistas.
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Xtrail es un término que agrupa varias actividades deportivas y de recreación catalogadas como extremas, por los sitios y condiciones en las que se realizan, entre ellas competencias en bicicletas, motos e incluso, automóviles. Así las cosas, la frase del alcalde, en primer momento, llevó a pensar en competencias así en terrenos como el páramo de Las Moyas.
No obstante, Galán rectificó y manifestó su intención de “reconocer la importancia estratégica de los páramos como ecosistemas clave para el abastecimiento hídrico de Bogotá y de velar por su conservación”. Añadió que las “actividades de recreación activa de mayor impacto se podrán realizar en otros lugares donde no afecten entornos frágiles y la autoridad ambiental autorice”, dando como ejemplo el sendero vía Pasquilla, en Usme”.
Los Cerros Orientales
La Reserva Forestal Protectora Bosque Oriental de Bogotá, que fue declarada en los años 70, contempla la defensa y protección del ecosistema, en general, de los Cerros Orientales, desde la localidad de Usme hasta Usaquén. Allí, hay varios senderos dispuestos para actividades de ecoturismo, recreación y deporte, a cargo de la Empresa de Acueducto de Bogotá, como Santa Ana-La Aguadora; Quebrada La Vieja; San Francisco-Vicachá; Guadalupe-Aguanoso; Kilómetro 11 y 12 Quebradas, y La Serranía. A estos senderos la ciudadanía puede acceder a través de una inscripción previa.
Por otro lado, el sendero de Las Moyas, el mismo que visitó el alcalde, lo opera Live Happy, una organización que lleva a cabo “actividades contempladas en el Plan de Uso Público (PUP) de los Cerros Orientales”, mencionó Rafael Torres, director de la organización. Es decir, senderismo, excursionismo, corridas por montaña, ejercicio y gimnasia; observación de aves y flora, carreras de aventura, educación ambiental e investigación científica.
Estas actividades, además del componente lúdico, propenden por una experiencia educativa y de conservación que resalte la importancia vital de la defensa de ecosistemas como el páramo o el bosque alto andino. Para el desarrollo de estas actividades, los senderos deben cumplir con un número determinado de asistentes, según los estudios realizados por Ecobosques para la CAR Cundinamarca en 2016, cuyo cumplimiento es obligatorio.
Cabe la pena mencionar que en los Cerros Orientales ya se han realizado varias actividades que involucran cientos de visitantes en territorios protegidos de senderos ecológicos, como la carrera de observación que se realizó en agosto de 2023, a la cual asistieron 200 personas, que recorrieron 24 kilómetros, entre la Quebrada la Vieja, en Chapinero, y el Santuario de Guadalupe.
Las amenazas
Voces como la de Rafael Torres y la del concejal José Cuesta coinciden en que los riesgos principales que hoy recaen sobre las zonas de reserva contempladas en los Cerros Orientales, tienen que ver con actividades expansivas como la ganadería, la agricultura y, en un menor nivel, la minería. “Poco a poco la ganadería extensiva ha ido desplazándose a terrenos protegidos de los Cerros y al páramo de Sumapaz, hecho que constituye ilegalidad.”, indicó Cuesta.
La agricultura extensiva es otro riesgo latente y de vieja data: en 2018 la CAR Cundinamarca halló un cultivo de papa que superaba las 5 hectáreas ubicado en predios de la vereda El Verjón, de Chapinero. Dicha problemática se ha venido replicando con los años y constituye una amenaza silenciosa. Para la rehabilitación de estos ecosistemas es preciso un proceso que se basa en la repoblación, la reintroducción o el trasplante de especies que enriquezcan y contribuyan a la recuperación de la biodiversidad.
¿Cómo protegerlos?
Siguiendo la normativa que impulsa la Reserva forestal de los cerros de Bogotá, se debe fortalecer el conocimiento general de la riqueza ambiental de la ciudad, cuyo valor ignora una gran parte de la ciudadanía. Por otro lado, a raíz de la polémica suscitada por las declaraciones del alcalde, el concejal Cuesta decidió “convocar la creación de la bancada por el agua y la protección de la estructura ecológica de la ciudad”.
Las amenazas contra el páramo y los Cerros no son nuevas, sin embargo, a medida que pasa el tiempo es más urgente velar por su protección. Las leyes y regulaciones ya están dadas, entonces, queda en manos del alcalde no confundir los discursos de cuidado de estos ecosistemas y el deber en los ciudadanos.
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