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El Quinto Congreso del Polo Democrático, hace dos semanas, significó para Bogotá la ruptura entre ese partido y la alcaldesa Claudia López, a quien había apoyado desde su campaña a la Alcaldía en 2019. Así, entonces, el Polo pasó de la bancada de gobierno a la de oposición, como lo notificó el concejal Carlos Carrillo en el cabildo.
El divorcio era claro desde que el senador Jorge Robledo y quienes lo respaldan (el más fiel a la alcaldesa) salieron del partido, en octubre de 2020, y conformaron el partido Dignidad, tras las diferencias frente a la carrera presidencial. Así las cosas, Manuel Sarmiento —cercano a Robledo— salió de la bancada del Polo, mientras que Celio Nieves, Álvaro Argote y Carlos Carrillo (opositor de López) se quedaron.
El “pecado original”
Precisamente, este último cabildante le ganó el pulso en el Congreso del Polo a sus dos copartidarios (quienes calificaron la decisión como “equivocada”) para que se declararan partido opositor, como quedó en la proposición aprobada por mayoría y rubricada por figuras de ese partido como el senador Alexánder López, el representante a la Cámara Germán Navas, y el candidato al Congreso Alirio Uribe.
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Como le contó a El Espectador el concejal Carrillo, uno de los principales motivos fue que el partido no reconoció a López como su candidata a la Alcaldía en 2019 en el comité ejecutivo distrital. “Nos dijeron que había sido el comité nacional y ellos aseguraban que fue el distrital. Germán Navas lleva dos años pidiendo las actas en las que se la nombró candidata, pero no existen. Ese fue el pecado original por no haberse regido por los estatutos del partido”, aseguró.
A esto se sumaron las diferencias que la militancia y los dirigentes destacados del Pacto Histórico, del que hace parte el Polo, han tenido con la alcaldesa por el manejo de la pandemia y, primordialmente, del paro nacional de 2021.
Las fuerzas políticas en el Concejo
En dos meses, la administración de Claudia López sumó cuatro opositores en el mapa político: los tres concejales del Polo y uno de Cambio Radical, Juan Felipe Grillo, que volvió de carambola al cabildo luego de que el Consejo Nacional Electoral confirmó que la curul de Carlos Fernando Galán, quien renunció para aspirar al Senado por el Nuevo Liberalismo, quedaría en manos de Cambio Radical por cifra repartidora.
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De esta manera, la oposición en el Concejo se fortaleció al sumar 17 concejales: Centro Democrático (5), Cambio Radical (5), Colombia Humana (4) y el Polo (3). La bancada de gobierno quedó con 13, entre Alianza Verde (12) y Dignidad (1). Finalmente, en independencia permanecen 15.
Para el exconcejal Juan Carlos Flórez, tras esta reacomodación, salta una pregunta: “¿En qué invirtió la alcaldesa el apoyo que tenía cuando el Concejo le caminaba?”. Según él, no hizo gran cosa y hoy la ciudad no tiene claro qué hará en lo que le resta de mandato. “Hoy su pasión es inaugurar obras de alcaldes anteriores y no tiene estrategia para enfrentar la inseguridad”.
Y el “pacto de no agresión” con Petro
Días antes del Polo declarase en oposición, la alcaldesa Claudia López y Gustavo Petro, exalcalde de Bogotá y candidato presidencial, confirmaron un acercamiento para “bajar el tono” y concertar un “pacto de no agresión”, en el que ambos bajaran la intensidad de sus desencuentros.
De hecho, de ese acuerdo se agarraron los concejales Celio Nieves y Álvaro Argote para señalar que era “equivocado” pasar de ser bancada de gobierno a bancada de oposición en el Concejo de Bogotá. Sin embargo, los concejales Carlos Carrillo (Polo Democrático), Susana Muhamad (Colombia Humana) y el exconcejal Juan Carlos Flórez coincidieron en que ese llamado de paz, que gestionó el jefe de gabinete Luis Ernesto Gómez a nombre de la alcaldesa, obedece a una movida por conveniencia pensando en su futuro político.
La concejal Muhamad reafirmó que Colombia Humana seguirá en oposición y que las agresiones en dos años de administración han provenido de la alcaldesa, pues “el año pasado nos utilizó como cortina de humo en el manejo de la protesta, cuando dijo que ‘el petrismo’ incitaba a la violencia a nuestros jóvenes, cuando en realidad ella no había llegado a los sectores participantes del estallido social, que reclamaban presencia estatal”.
“El acercamiento lo hizo ella y tiene que ver con su difícil posición política, porque en la contienda nacional no tienen una identidad política clara y quien recoge las banderas del progresismo es el Pacto Histórico”, agregó.
En esa misma línea, el exconcejal Flórez habló del miedo de la alcaldesa a “sufrir una catástrofe política” y “a que sus candidatos se quemen en las elecciones de este año”. En suma, que no tenía más alternativa que “buscar ese acercamiento o si no los petristas iban a generar tal ataque sobre sus candidatos, que la noticia pudiera ser que su capital político se eclipsó”.
Asimismo, el concejal Carrillo fue más allá y dijo que la “conveniencia” de ese acercamiento es que “si llega a haber segunda vuelta entre Petro y el uribismo, ella no tendría otro camino que apoyar a Petro, por eso su nuevo sparring es Carlos Fernando Galán”.
Lo concreto es que la encrucijada de la alcaldesa está en hacer las paces política y dialécticamente con la izquierda, de la que podrá recoger algunos frutos en el futuro -en una relación que ha pasado por el apoyo en la segunda vuelta de 2018 y la pugnacidad de los últimos dos años, mientras intenta sobrevivir lo que le resta de mandato con una oposición revitalizada en la que se encuentra ese sector con el que intenta limar asperezas, aguardando la llegada del siguiente gobierno nacional para reacomodar sus baterías de cara a sus aspiraciones futuras.