Claudio Galán Pachón fue nombrado alcalde (e) de Soacha
El segundo hijo de Luis Carlos Galán manejará las riendas de la población en la que fue asesinado su padre.
Laura Ardila Arrieta
A Claudio Mario Galán Pachón se le desordenó la cotidianidad en menos de 24 horas. El pasado miércoles en la noche su jefe, el gobernador del departamento, Andrés González, le comunicó que de ahora en adelante tendrá que acomodar sus funciones como Secretario de Planeación con las de alcalde encargado del municipio de Soacha, esa olla a presión de 500 mil habitantes que sobrevive en medio de toda clase de carencias y la violencia desbordada de los actores armados ilegales. También de la corrupción histórica que lo ha saqueado. El mandatario en propiedad, José Ernesto Martínez Tarquino, fue recientemente suspendido y enfrenta cargos en la Fiscalía por celebración indebida de contratos y destrucción de documento público, entre otros.
Después de un año y medio de estar sumergido en temas estructurales para concebir y organizar la región, su despacho en el 5º piso de la Gobernación se ve ahora atestado de funcionarios de Atención y Prevención de Desastres, que quieren tratar con él los pormenores de la emergencia invernal en Soacha. Galán revisa cerros de documentos y de vez en cuando dirige la mirada al televisor, que muestra imágenes de la tragedia que las lluvias han causado en todo el país.
Sobre un mueble, a un ladito del escritorio, discreta, una foto en blanco y negro de tiempos idos: su padre Luis Carlos Galán sonríe, mientras él y sus dos hermanos, Juan Manuel y Carlos Fernando, lo abrazan. La felicidad que ya no es.
La felicidad que dejó de ser, precisamente, en Soacha, la noche del 18 de agosto de 1989, cuando las balas borraron de un tajo los sueños del entonces candidato presidencial y de buena parte del país. Claudio Mario no había cumplido aún 15 años.
El municipio vecino a la capital fue un mal recuerdo para él y su familia durante largo tiempo. Una suerte de fantasma, una sombra. Cualquier buen día la herida sanó y, como para que al corazón no le quedaran dudas, el hermano mayor, el senador Juan Manuel Galán, decidió lanzar su campaña electoral en la misma plaza en la que cayó muerto el líder liberal.
El ahora mandatario del municipio desatiende por unos minutos sus innumerables tareas para expresar que “no fue justo asociar a Soacha con lo que pasó. Por el contrario, fue importante acercarse a su población con el mismo corazón y compromiso que lo hizo mi papá”.
Enseguida, trata de enumerar los retos más urgentes que le esperan como alcalde: invierno, construcción de Transmilenio, macroproyecto de 40 mil viviendas para los más pobres. Desafíos para los que desde ya planea estrategias en algunas de las cuales piensa involucrar a los gobiernos de la capital y la Nación.
Quiere poner en orden la casa y, sin duda, conocimientos para hacerlo no le faltarán: estudió relaciones internacionales, ha cursado diversas maestrías y fue alumno de la Escuela Nacional de Administración Francesa. “Es el más estudioso de los tres”, dice su hermano menor, el concejal Carlos Fernando Galán. Fue asesor del procurador Edgardo Maya, consultor del Banco Interamericano de Desarrollo, pasante en la Unesco...
Bueno, la hoja de vida es larga, muy larga, y ahora hay cosas más importantes que hacer que recitarla. Tiene que volver a los cerros de documentos y a las interminables reuniones.
A su lado siempre estará la foto del padre.
A Claudio Mario Galán Pachón se le desordenó la cotidianidad en menos de 24 horas. El pasado miércoles en la noche su jefe, el gobernador del departamento, Andrés González, le comunicó que de ahora en adelante tendrá que acomodar sus funciones como Secretario de Planeación con las de alcalde encargado del municipio de Soacha, esa olla a presión de 500 mil habitantes que sobrevive en medio de toda clase de carencias y la violencia desbordada de los actores armados ilegales. También de la corrupción histórica que lo ha saqueado. El mandatario en propiedad, José Ernesto Martínez Tarquino, fue recientemente suspendido y enfrenta cargos en la Fiscalía por celebración indebida de contratos y destrucción de documento público, entre otros.
Después de un año y medio de estar sumergido en temas estructurales para concebir y organizar la región, su despacho en el 5º piso de la Gobernación se ve ahora atestado de funcionarios de Atención y Prevención de Desastres, que quieren tratar con él los pormenores de la emergencia invernal en Soacha. Galán revisa cerros de documentos y de vez en cuando dirige la mirada al televisor, que muestra imágenes de la tragedia que las lluvias han causado en todo el país.
Sobre un mueble, a un ladito del escritorio, discreta, una foto en blanco y negro de tiempos idos: su padre Luis Carlos Galán sonríe, mientras él y sus dos hermanos, Juan Manuel y Carlos Fernando, lo abrazan. La felicidad que ya no es.
La felicidad que dejó de ser, precisamente, en Soacha, la noche del 18 de agosto de 1989, cuando las balas borraron de un tajo los sueños del entonces candidato presidencial y de buena parte del país. Claudio Mario no había cumplido aún 15 años.
El municipio vecino a la capital fue un mal recuerdo para él y su familia durante largo tiempo. Una suerte de fantasma, una sombra. Cualquier buen día la herida sanó y, como para que al corazón no le quedaran dudas, el hermano mayor, el senador Juan Manuel Galán, decidió lanzar su campaña electoral en la misma plaza en la que cayó muerto el líder liberal.
El ahora mandatario del municipio desatiende por unos minutos sus innumerables tareas para expresar que “no fue justo asociar a Soacha con lo que pasó. Por el contrario, fue importante acercarse a su población con el mismo corazón y compromiso que lo hizo mi papá”.
Enseguida, trata de enumerar los retos más urgentes que le esperan como alcalde: invierno, construcción de Transmilenio, macroproyecto de 40 mil viviendas para los más pobres. Desafíos para los que desde ya planea estrategias en algunas de las cuales piensa involucrar a los gobiernos de la capital y la Nación.
Quiere poner en orden la casa y, sin duda, conocimientos para hacerlo no le faltarán: estudió relaciones internacionales, ha cursado diversas maestrías y fue alumno de la Escuela Nacional de Administración Francesa. “Es el más estudioso de los tres”, dice su hermano menor, el concejal Carlos Fernando Galán. Fue asesor del procurador Edgardo Maya, consultor del Banco Interamericano de Desarrollo, pasante en la Unesco...
Bueno, la hoja de vida es larga, muy larga, y ahora hay cosas más importantes que hacer que recitarla. Tiene que volver a los cerros de documentos y a las interminables reuniones.
A su lado siempre estará la foto del padre.