Alumna del colegio La Giralda, guía a sus compañeros por las actividades del gimnasio socioemocional.
Foto: Mauricio Alvarado
No hace mucho que el destello del alba cayó sobre los cerros orientales, en cuyo costado sur está uno de los barrios más tradicionales de Bogotá: Las Cruces. Aunque sobre el aura histórica de este vecindario, de arquitectura colonial y patrimonio histórico, se posa una mancha de marginalización, violencia y riesgos psicosociales, para las nuevas generaciones, hay un destello de esperanza. El colegio La Giralda, que empieza cada jornada con la tarea de mostrarles otros caminos a los niños del barrio, es hoy uno de los mejores del mundo.
Por Miguel Ángel Vivas Tróchez
Periodista egresado de la Universidad Externado de Colombia interesado en Economía, política y coyuntura internacional.juvenalurbino97 mvivas@elespectador.com