Comando de Policía en Bogotá: obra que vio la luz tras 12 años de líos y corrupción
Corrupción, dejadez institucional y líos con contratistas rodean la historia del esperado edificio, donde opera el comando de la Policía Metropolitana, quizá el “elefante blanco” más grande que tuvo Bogotá en la última década. ¿Podrá ayudar a solucionar el declive de la seguridad?
Juan Camilo Parra
En diciembre del 2010, el entonces alcalde Samuel Moreno dio inicio a la construcción del comando de la Policía Metropolitana de Bogotá, tras haber desembolsado el 50% del valor de la obra, que buscaba dotar a la capital de un centro tecnológico y de operaciones de policía, que estuviese a la vanguardia.
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En diciembre del 2010, el entonces alcalde Samuel Moreno dio inicio a la construcción del comando de la Policía Metropolitana de Bogotá, tras haber desembolsado el 50% del valor de la obra, que buscaba dotar a la capital de un centro tecnológico y de operaciones de policía, que estuviese a la vanguardia.
En ese momento, la administración proyectó su entrega 15 meses después, siendo 2012 la fecha límite. Pero la obra se quedó quieta ese año, poco después de que sacaran del cargo al exalcalde, por estar involucrado en el ‘carrusel de la contratación’. Ahora, después de casi 13 años de millonarias pérdidas, al fin entregan la obra, que promete ser el catalizador para mejorar la seguridad de la capital, que no vive su mejor momento.
El nuevo comando está en el barrio Salitre Sur (Teusaquillo), sobre la carrera 56 con calle 22. Su ubicación estratégica lo pone cerca de la Secretaría de Seguridad y de la Fiscalía. La construcción finalizó en diciembre del 2022, año en que la alcaldesa Claudia López anunció que comenzaría la adecuación de los 32.453 metros cuadrados, con los que cuenta el nuevo complejo.
De acuerdo con el secretario de Seguridad, Óscar Gómez Heredia, el traslado a las nuevas oficinas avanza en más del 50% y la comandante de la Mebog, la general Sandra Patricia Hernández, ya está liderando las operaciones desde su nuevo despacho. Se espera que para fines de este año el comando esté operando en su máxima capacidad.
“Fueron más de 12 años de anuncios sobre la construcción. En esta administración se logró finalmente ese sueño de los bogotanos y de sus policías. Este comando se convierte en el más importante del país y es un ejemplo en América Latina, no solamente por sus dimensiones, sino porque logra concentrar todas las especialidades de la Policía Metropolitana de Bogotá”, indicó a este diario el secretario de Seguridad.
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De “elefante blanco” a megaobra
Por años esta obra fue un símbolo de corrupción en la capital difícil de superar. Samuel Moreno lo licitó a través del extinto Fondo de Vigilancia y Seguridad, por un valor de $43.795 millones. La constructora elegida fue Castell Camel S.A.S., que empezó a pedir prórrogas. Y es que en 2012, cuando debió entregar el edificio, apenas había ejecutado el 49% ($21.650 millones) de la inversión inicial.
Moreno quedó envuelto en el ‘carrusel de la contratación’ y su alcaldía la terminó Clara López tras la destitución del exalcalde. Posteriormente, le tocó a Petro y para entonces el proyecto ya estaba siendo supervisado por la Contraloría de Bogotá y la Contraloría General de la Nación. En un informe del 2013, el ente de control alertó la pérdida de $4.561 millones por cuenta del “elefante blanco”.
En el proceso hubo demoras; irregularidades por la calidad de la construcción; el pago de pequeñas obras que no se hicieron o que se ejecutaron sin contar con la debida autorización. Tuvieron que pasar dos alcaldías, juntando la de Gustavo Petro (2013-1016), para que finalmente Enrique Peñalosa reviviera el proyecto en su administración, que, al final, terminó costando $195.000 millones.
Hugo Acero fue secretario de seguridad de la capital a inicios del mandato de Claudia López en 2019. Según su perspectiva, las demoras de la obra no afectaron la situación de seguridad, pero dejó a la capital sin recursos que pudieron haber mejorado la infraestructura en la materia, en los últimos años.
“Sin embargo, si se tiene en cuenta los costos, se puede decir que la inversión total que se hizo en el Comando termino afectando los recursos destinados para la seguridad. Fue una obra que se contrató por $43.794 millones y termino costando $195 mil millones, es decir, un incremento del 300%. Recursos que se pudieron haber invertido en otros temas si la obra se hubiera ejecutado, como se tenía previsto cuando se firmó el contrato hace 12 años”, señaló el exsecretario.
Equipamiento
Una de las novedades de este nuevo comando es la integración de todas las seccionales de la Policía de Bogotá, lo cual permitirá una cobertura y articulación ideal entre las capacidades operativas y de inteligencia. “En las instalaciones viejas no teníamos la capacidad para albergar el número de policías que hoy tiene Bogotá, y por ello todas las especialidades se encontraban desconcentradas en diferentes sectores de la ciudad. Hacíamos las coordinaciones a través de llamadas y de radio, pero no teníamos esa posibilidad de actuar en tiempo récord ante cualquier situación especial que se enfrente”, añadió el actual secretario de Seguridad.
La administración de López invirtió en total $1,2 billones para fortalecer las capacidades logísticas, operativas, de movilidad, tecnológicas y de infraestructura de la Policía, el Ejército, la Fiscalía, Migración Colombia y el Instituto de Medicina Legal y equipamientos de acceso a la justicia.
“Entre estas inversiones se destacan $619.000 millones para fortalecer las capacidades de la Policía: la construcción de cuatro nuevos CAI para la ciudad (Telecom, Santa Librada, Guaymaral y Campo Verde); la formación de 1.500 nuevos policías; equipos tecnológicos especializados para los grupos de investigación criminal e inteligencia; nuevos radios APX y drones; licencias y software forenses; la ampliación de la red de radiocomunicaciones de Bogotá”, indica el informe de entrega del nuevo comando, entregado por la Alcaldía de Bogotá.
Las instalaciones del nuevo comando cuentan con dotación para mejorar los procesos de entrenamiento de los uniformados y cambiar de manera positiva sus condiciones de vida. Para ello se facilitaron espacios y tecnología especializada para la investigación e inteligencia, salas de poligrafía y servicios complementarios como alojamientos, talleres, laboratorios, entre otros.
¿Más seguridad?
Los retos en seguridad son numerosos en la capital. Con el índice de hurtos a personas al alza, un complejo panorama de homicidios y extorsión, el nuevo complejo entrará a jugar un rol determinante, pero no será el único factor que deba ser reforzado para darle un respiro a los bogotanos en materia de seguridad.
Así lo piensa el exsecretario Hugo Acero, quien piensa que los refuerzos deben atravesar una política más integral de seguridad. “Hay dos elementos que no se mencionan directamente y que son fundamentales para mejorar la seguridad de los ciudadanos en Bogotá. Uno, es la confianza de los ciudadanos en las autoridades, en particular en la Policía, y en este campo hay un gran reto. Según la encuesta en Invamer la Policía llego a tener una confianza ciudadana del 79%, hoy está el 45%”, anota el experto.
El nuevo comando ya opera en la ciudad. Uno de los retos que persisten es el del pie de fuerza, el fortalecimiento de los procesos de denuncia, entre otros, que podrá reforzar la Policía desde el nuevo comando. “Hay un malestar general por el proceso de interponer denuncias y los riesgos de revictimización. Lo segundo es incentivar a la incorporación de nuevos policías, un aspecto que también se ha convertido en todo un reto para la Policía Nacional”, analiza Libreros.
Aunque el nuevo comando se posiciona como uno de los más grandes de Latinoamérica, el manejo de la política de seguridad y la relación de la nueva Alcaldía con el Gobierno definirán qué tanto alcance tendrá este complejo.
“Hay que evitar las peleas públicas, gobernar y dar órdenes a punta de tuits e irrespetar a las autoridades de seguridad y justicia. Se requiere que las autoridades se relacionen de manera respetuosa, trabajen en equipo, cumplan con sus funciones constitucionales y legales y mejoren la seguridad de los ciudadanos”, concluyó Hugo Acero.
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