Los puntos claves del proyecto POT que Claudia López llevó al Concejo
La alcaldesa Claudia López radicará hoy ante el Concejo su proyecto de Plan de Ordenamiento Territorial (POT), con la expectativa de que sea aprobado por acuerdo de los cabildantes. Estos son los tópicos más importantes sobre los que avanzará el debate, que desde ya promete grandes discusiones alrededor de la participación ciudadana, la renovación urbana y los proyectos alrededor de la ronda del río Tunjuelo.
Mónica Rivera Rueda
A partir de hoy el Concejo de Bogotá tendrá 90 días para definir si aprueba o no el proyecto de Plan de Ordenamiento Territorial (POT) propuesto por la alcaldesa Claudia López que, tras un año de discusiones e inconvenientes por cuenta de la pandemia, se definió alrededor de ocho objetivos que tratan temas como la protección a la estructura ecológica principal, la productividad y la inclusión socioeconómica, la movilidad enfocada en la red del metro, el peatón y la bicicleta, la mujer y el cuidado, el ecourbanismo y la integración regional.
Su importancia radica en que este instrumento define la organización del territorio y el uso del suelo por los próximos 12 años, por lo que, sin duda, la discusión será larga y tediosa, ante lo complejo y técnico del proyecto, lo que, para Patricia Acosta, urbanista y gerente de la revisión del POT en 2003, se convierte en un desafío para comprenderlo, discutirlo y evaluarlo.
“En un POT hay millones de decisiones, porque están los artículos por un lado, pero cada línea en los planos es una decisión. Entonces, justamente cuando se plantean debates ciudadanos con incidencia es tan difícil materializar, pues resulta que hay una serie de detalles interconectados y son muy pocas las personas que pueden hacer esas conexiones”.
Pese a ello, a partir de la última versión del documento que se conoce, es decir, la que se entregó para estudio del Consejo Territorial de Planeación Distrital (CTPD), han surgido varias controversias que, sin duda, suscitarán grandes discusiones en el Concejo, como ya se dio alrededor de la participación ciudadana, que fue uno de los temas centrales del debate de la oposición esta semana. Y no es para menos, ya que, debido a la pandemia, han primado las reuniones virtuales en las que la presencia ciudadana ha sido reducida en comparación con el número de habitantes de la ciudad, a lo que se le suma la poca visibilidad que ha tenido la secretaria de Planeación, María Mercedes Jaramillo, quien en contadas ocasiones ha salido a hablar del POT en los últimos seis meses.
Por otro lado hay debates como la creación de las 33 Unidades Locales de Planeación, que reemplazarán a las localidades y que, además de su conformación, planteará un debate político de trasfondo, aunque esto no se relacione con el POT. Asimismo, continúan discusiones como la necesidad de vivienda en Bogotá para los próximos 15 años y la priorización que se le ha dado en el proyecto a la renovación urbana por encima de la expansión.
Mientras que en términos ambientales, está sobre la mesa el plan Reverdecer el Sur, que en el concepto del CTPD se resaltó su similitud con el proyecto Lagos del Tunjuelo, que planteó la anterior administración.
Sobre esto, Carmenza Saldías, exsecretaria de Hacienda y Planeación, considera que también debería aprovecharse la discusión para identificar que lo que pasa en Bogotá incumbe a la región y viceversa, especialmente en temas de migración, ante la presión que esto genera tanto en la ciudad como en los municipios aledaños.
Igualmente, señala que se debe plantear un modelo que deje de mirar al cerro y comience a planearse alrededor del aeropuerto, que se espera cumpla un papel preponderante en la región y lo que hasta ahora, señala, no se considera en el proyecto. “A Bogotá no la podemos seguir mirando hacia el centro. Hoy tenemos una ciudad con 20 localidades, que desde el POT vigente está propuesto como 20 centralidades, que hay que fomentar, para lograr esa ciudad de 15 minutos de la que se habla. Debe ser buena en todas partes”.
Por lo pronto se espera que hoy se conozca el proyecto de acuerdo final que discutirá el Concejo, en el que, al parecer, habrá varios cambios, incluidos algunos recomendados por el CTPD. Lo cierto es que estará enmarcado dentro de los ocho objetivos, en tres tipos de áreas (estructurantes, próximas y de protección), así como en cuatro desafíos que explicamos a continuación.
Ambiente
El POT de Claudia López establece como uno de los ejes centrales la estructura ecológica principal, que pasará de 94.000 hectáreas a 124.000 (es decir, que aumentaría 30 %), con la declaración de cuatro nuevos parques ecológicos de montaña y dos humedales (Tingua Azul y El Escritorio).
Además, se tomarán las delimitaciones nacionales para los cuerpos de agua, por lo que desaparecerá la figura de la zampa. En cuanto a la minería, el documento señala que se reducirán las zonas compatibles en las que no se hayan desarrollado actividades, no cuenten con título minero o se superpongan a la estructura ecológica. Serán importantes las discusiones por Cerro Seco y los proyectos en el río Tunjuelo.
Regional
De entrada, el proyecto valida la nueva figura de Región Metropolitana, a la que solo le resta la aprobación de la ley orgánica para empezar a funcionar. El POT, además de referirse a una consolidación de zonas de protección y el río Bogotá como integrador, habla de llevar el metro hasta Soacha, así como cables a este último municipio.
También se establece un anillo logístico de occidente, con el fin de potencializar el funcionamiento aeroportuario, la promoción del abastecimiento alimentario por fuera de la ciudad y el sistema de servicios públicos para satisfacer la demanda de agua potable, energía, telecomunicaciones y la gestión de residuos públicos.
Movilidad
Uno de los cambios más importantes dentro del proyecto es que la ciudad deja de centrar la movilidad en Transmilenio y ahora se plantea desde cinco líneas de metro, dos Regiotram y siete cables aéreos.
Sumado a esto, se busca construir 564 km de infraestructura para la bicicleta y la micromovilidad, para reducir el uso de vehículos de combustibles fósiles y así reducir la huella de carbono. Además, incluye el mejoramiento de vías rurales y de accesos a Bogotá, como la aplicación de la avenida Boyacá, la ALO Sur y el corredor Borde Norte (carrera 116) entre Cota y Guaymaral.
Urbanismo
Además de priorizar la renovación sobre la expansión urbana, este POT establece nuevos términos para referirse a la reforma de determinadas zonas en la ciudad. Primero determina Modelos de Ocupación Territorial (MOT), a los que se integran 33 actuaciones estratégicas, con lo que se refieren a zonas que serán intervenidas para renovación, entre las que se encuentra el Reverdecer del Sur, alrededor del río Tunjuelo.
Junto a esto se fija que cerca de los corredores de transporte masivo solo se podrán construir edificios de ocho pisos y se permitirán las compensaciones por construcción en zonas de ronda del río Bogotá.
Estructura económica y solidaria
Para estructurar las zonas funcionales de cuidado se habla de la hibridación de servicios sociales, que además se prestarán fuera de la ciudad. Entre ellos se incluyen instituciones educativas, de integración social, salud, cultura, culto, recreación, seguridad, bienestar animal, cementerios y de abastecimiento de alimentos.
Asimismo, se habla de la clusterización de actividades alrededor de los patio-talleres del metro y la consolidación de un distrito de ciencia, áreas de desarrollo naranja, Chapinero verde e inteligente y de la recualificación de la zona industrial de Puente Aranda.
Tendrán mayor importancia los patrimonios
Dentro de los Modelos de Ocupación Territorial (MOT) se incluyó la integradora de patrimonios, en la que se especifican cuatro tipos de estructuras.
La primera se refiere a la cultura material, dentro de las que se encuentran los bienes de interés cultural, el centro histórico y los fundacionales y el patrimonio paleontológico, así como se integran las áreas con potencial arqueológico.
Junto a estos está el patrimonio cultural inmaterial, que se define como todo aquel “que genera sentimientos de identidad y establece vínculos con la memoria colectiva”, entre los que estarían el patrimonio sonoro, las artes populares urbanas y los saberes culinarios de las plazas de mercado.
Además, se determina la estructura ecológica principal como patrimonio natural y se definen los nuevos patrimonios bogotanos, que son aquellos que resultan de procesos e intervenciones que reconocen dinámicas de transformación urbana o que representan momentos emblemáticos para la ciudad.
A partir de hoy el Concejo de Bogotá tendrá 90 días para definir si aprueba o no el proyecto de Plan de Ordenamiento Territorial (POT) propuesto por la alcaldesa Claudia López que, tras un año de discusiones e inconvenientes por cuenta de la pandemia, se definió alrededor de ocho objetivos que tratan temas como la protección a la estructura ecológica principal, la productividad y la inclusión socioeconómica, la movilidad enfocada en la red del metro, el peatón y la bicicleta, la mujer y el cuidado, el ecourbanismo y la integración regional.
Su importancia radica en que este instrumento define la organización del territorio y el uso del suelo por los próximos 12 años, por lo que, sin duda, la discusión será larga y tediosa, ante lo complejo y técnico del proyecto, lo que, para Patricia Acosta, urbanista y gerente de la revisión del POT en 2003, se convierte en un desafío para comprenderlo, discutirlo y evaluarlo.
“En un POT hay millones de decisiones, porque están los artículos por un lado, pero cada línea en los planos es una decisión. Entonces, justamente cuando se plantean debates ciudadanos con incidencia es tan difícil materializar, pues resulta que hay una serie de detalles interconectados y son muy pocas las personas que pueden hacer esas conexiones”.
Pese a ello, a partir de la última versión del documento que se conoce, es decir, la que se entregó para estudio del Consejo Territorial de Planeación Distrital (CTPD), han surgido varias controversias que, sin duda, suscitarán grandes discusiones en el Concejo, como ya se dio alrededor de la participación ciudadana, que fue uno de los temas centrales del debate de la oposición esta semana. Y no es para menos, ya que, debido a la pandemia, han primado las reuniones virtuales en las que la presencia ciudadana ha sido reducida en comparación con el número de habitantes de la ciudad, a lo que se le suma la poca visibilidad que ha tenido la secretaria de Planeación, María Mercedes Jaramillo, quien en contadas ocasiones ha salido a hablar del POT en los últimos seis meses.
Por otro lado hay debates como la creación de las 33 Unidades Locales de Planeación, que reemplazarán a las localidades y que, además de su conformación, planteará un debate político de trasfondo, aunque esto no se relacione con el POT. Asimismo, continúan discusiones como la necesidad de vivienda en Bogotá para los próximos 15 años y la priorización que se le ha dado en el proyecto a la renovación urbana por encima de la expansión.
Mientras que en términos ambientales, está sobre la mesa el plan Reverdecer el Sur, que en el concepto del CTPD se resaltó su similitud con el proyecto Lagos del Tunjuelo, que planteó la anterior administración.
Sobre esto, Carmenza Saldías, exsecretaria de Hacienda y Planeación, considera que también debería aprovecharse la discusión para identificar que lo que pasa en Bogotá incumbe a la región y viceversa, especialmente en temas de migración, ante la presión que esto genera tanto en la ciudad como en los municipios aledaños.
Igualmente, señala que se debe plantear un modelo que deje de mirar al cerro y comience a planearse alrededor del aeropuerto, que se espera cumpla un papel preponderante en la región y lo que hasta ahora, señala, no se considera en el proyecto. “A Bogotá no la podemos seguir mirando hacia el centro. Hoy tenemos una ciudad con 20 localidades, que desde el POT vigente está propuesto como 20 centralidades, que hay que fomentar, para lograr esa ciudad de 15 minutos de la que se habla. Debe ser buena en todas partes”.
Por lo pronto se espera que hoy se conozca el proyecto de acuerdo final que discutirá el Concejo, en el que, al parecer, habrá varios cambios, incluidos algunos recomendados por el CTPD. Lo cierto es que estará enmarcado dentro de los ocho objetivos, en tres tipos de áreas (estructurantes, próximas y de protección), así como en cuatro desafíos que explicamos a continuación.
Ambiente
El POT de Claudia López establece como uno de los ejes centrales la estructura ecológica principal, que pasará de 94.000 hectáreas a 124.000 (es decir, que aumentaría 30 %), con la declaración de cuatro nuevos parques ecológicos de montaña y dos humedales (Tingua Azul y El Escritorio).
Además, se tomarán las delimitaciones nacionales para los cuerpos de agua, por lo que desaparecerá la figura de la zampa. En cuanto a la minería, el documento señala que se reducirán las zonas compatibles en las que no se hayan desarrollado actividades, no cuenten con título minero o se superpongan a la estructura ecológica. Serán importantes las discusiones por Cerro Seco y los proyectos en el río Tunjuelo.
Regional
De entrada, el proyecto valida la nueva figura de Región Metropolitana, a la que solo le resta la aprobación de la ley orgánica para empezar a funcionar. El POT, además de referirse a una consolidación de zonas de protección y el río Bogotá como integrador, habla de llevar el metro hasta Soacha, así como cables a este último municipio.
También se establece un anillo logístico de occidente, con el fin de potencializar el funcionamiento aeroportuario, la promoción del abastecimiento alimentario por fuera de la ciudad y el sistema de servicios públicos para satisfacer la demanda de agua potable, energía, telecomunicaciones y la gestión de residuos públicos.
Movilidad
Uno de los cambios más importantes dentro del proyecto es que la ciudad deja de centrar la movilidad en Transmilenio y ahora se plantea desde cinco líneas de metro, dos Regiotram y siete cables aéreos.
Sumado a esto, se busca construir 564 km de infraestructura para la bicicleta y la micromovilidad, para reducir el uso de vehículos de combustibles fósiles y así reducir la huella de carbono. Además, incluye el mejoramiento de vías rurales y de accesos a Bogotá, como la aplicación de la avenida Boyacá, la ALO Sur y el corredor Borde Norte (carrera 116) entre Cota y Guaymaral.
Urbanismo
Además de priorizar la renovación sobre la expansión urbana, este POT establece nuevos términos para referirse a la reforma de determinadas zonas en la ciudad. Primero determina Modelos de Ocupación Territorial (MOT), a los que se integran 33 actuaciones estratégicas, con lo que se refieren a zonas que serán intervenidas para renovación, entre las que se encuentra el Reverdecer del Sur, alrededor del río Tunjuelo.
Junto a esto se fija que cerca de los corredores de transporte masivo solo se podrán construir edificios de ocho pisos y se permitirán las compensaciones por construcción en zonas de ronda del río Bogotá.
Estructura económica y solidaria
Para estructurar las zonas funcionales de cuidado se habla de la hibridación de servicios sociales, que además se prestarán fuera de la ciudad. Entre ellos se incluyen instituciones educativas, de integración social, salud, cultura, culto, recreación, seguridad, bienestar animal, cementerios y de abastecimiento de alimentos.
Asimismo, se habla de la clusterización de actividades alrededor de los patio-talleres del metro y la consolidación de un distrito de ciencia, áreas de desarrollo naranja, Chapinero verde e inteligente y de la recualificación de la zona industrial de Puente Aranda.
Tendrán mayor importancia los patrimonios
Dentro de los Modelos de Ocupación Territorial (MOT) se incluyó la integradora de patrimonios, en la que se especifican cuatro tipos de estructuras.
La primera se refiere a la cultura material, dentro de las que se encuentran los bienes de interés cultural, el centro histórico y los fundacionales y el patrimonio paleontológico, así como se integran las áreas con potencial arqueológico.
Junto a estos está el patrimonio cultural inmaterial, que se define como todo aquel “que genera sentimientos de identidad y establece vínculos con la memoria colectiva”, entre los que estarían el patrimonio sonoro, las artes populares urbanas y los saberes culinarios de las plazas de mercado.
Además, se determina la estructura ecológica principal como patrimonio natural y se definen los nuevos patrimonios bogotanos, que son aquellos que resultan de procesos e intervenciones que reconocen dinámicas de transformación urbana o que representan momentos emblemáticos para la ciudad.