Con revuelta termina ciclo de Aguas de Bogotá como operador de aseo
Los empleados de la compañía se tomaron las instalaciones para protestar por lo que calificaron una masacre laboral. Casi a la medianoche del miércoles hubo enfrentamientos con la Policía, que retomó las instalaciones.
-Redacción Bogotá -bogota@elespectador.com
La corta historia de la empresa Aguas de Bogotá como operadora del servicio de aseo en la ciudad terminó en la noche de este miércoles en revuelta. Al acercarse la inminente terminación de sus actividades de recolección de basuras en la ciudad, debido a que se quedaron por fuera del nuevo esquema de aseo que implantó la actual administración, cerca de 200 empleados de la compañía se tomaron las instalaciones del patio taller de la empresa, ubicado en la carrera 68 con calle 13. (LEA: Licitación de aseo: ¿proceso innecesario?)
Lo hicieron para protestar por lo que denominaron una masacre laboral que vivirá la compañía ya que, al dejar de prestar el servicio de recolección de basuras en Bogotá, alrededor de 3.000 empleados quedarán sin trabajo. Algunos se reubicarán en alguna de las nuevas compañías, pero la mayoría quedarán cesantes. (LEA: Tribunal anula la facultad del Acueducto de Bogotá para prestar el servicio de aseo)
Los empleados no solo se manifestaban por los efectos de que la empresa no pudo participar en la licitación de aseo, lo que los dejó automáticamente por fuera del mercado desde este miércoles, sino por el nuevo esquema de Aseo que creó la administración, en el que adjudicó cinco áreas de servicio exclusivas de recolección a cinco empresas privados, que comenzarán a trabajar desde el próximo 12 de febrero. (LEA: Esquema de aseo, con nuevas condiciones)
La toma de las instalaciones de Aguas de Bogotá comenzó a las 4:00 de la tarde. De acuerdo con videos difundidos por ellos mismos en redes sociales, se habían declarado en asamblea permanente para exigir que respetaran su estabilidad laboral y exigían que algún funcionario de “la administración de Enrique Peñalosa les diera la cara”. Los operarios bloquearon el acceso a las instalaciones para impedir la salida de camiones de basura, que deberían estar al servicio sus últimas dos semanas.
“Denunciamos que el Alcalde comete una masacre laboral con 3.700 familias que pertenecemos a Aguas de Bogotá y que recogíamos la basura en el 52% de la ciudad. Nos declararnos en asamblea permanente para defender nuestros derechos laborales. Aquí se está violando nuestra convención colectiva y el acuerdo de formalización laboral que nos protegía. Peñalosa está acabando con el sueño de 3.700 familias. Vamos a permanecer aquí toda la noche hasta que el Distrito nos envíe gente competente o en su defecto sea el propio alcalde para que nos dé la cara”, dijo uno de los voceros de los trabajadores.
A pesar de que al sitio llegó el gerente de la empresa, Juan Manuel García, no fue bien recibido por los manifestantes. Pasada las 10:00 de la noche llegó el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) de la Policía, lo que desencadenó disturbios en la zona y que obligaron al cerrar la avenida 68 por más de una hora. Los empleados lanzaron piedras y palos. Los uniformados lanzaron gases y usaron el cañón de agua de su tanqueta.
En medio de la revuelta, alcanzaron a lesionar en un brazo al gerente de la compañía. Al final, casi a la medianoche, los policías dispersaron la protesta y retomó el control del patio taller. Según el balance preliminar de la administración distrital, se tiene que los manifestantes causaron daños en 62 camiones recolectores de basuras.
Tras la revuelta, y de no lograr poner en servicio los camiones recolectores este jueves, se vería afectada la programación de recolección de residuos en localidades como Engativá, Fontibón, La Candelaria, Usme, Antonio Nariño, Barrios Unidos, Chapinero y Teusaquillo, de acuerdo con personal de la empresa y del Acueducto de Bogotá, desde ayer se viene trabajando en un plan de contingencia para no afectar a los ciudadanos.
Contexto
La empresa Aguas de Bogotá empezó a prestar el servicio de recolección de basuras a finales de 2012, cuando el exalcalde Gustavo Petro implementó su esquema de aseo en el que pretendió que la operación quedara en manos del Distrito. Fue así como el Acueducto asumió la operación de casi el 80%, a través de Aguas (52%) y otras empresas subcontratadas. No obstante, el cambio fue demandado; varios funcionarios de la pasada alcaldía sancionados y multados, y el esquema de Petro, finalmente fue declarado ilegal, con lo que ordenaron a la administración de volver al esquema de libre competencia en el mercado.
Con el cambio de administración, el alcalde Enrique Peñalosa, con el fin de cumplir esa orden, logró la autorización de la Comisión Reguladora de Aseo para abrir una licitación por casi $5 billones, en la que se dividió la ciudad en cinco Áreas de Servicio Exclusivo para asignarlas a diferentes operadores.
En esas condiciones, Aguas de Bogotá entraba a competir como una empresa más para quedarse con alguna de las áreas. Sin embargo, a finales del año pasado se conoció una noticia que acabó de manera fulminante con la idea de que la empresa distrital, filial del Acueducto de Bogotá, pudiera seguir en el mercado: las aseguradoras no quisieron expedir las pólizas necesarias para participar en la licitación y quedaron por fuera. (LEA: Licitación de aseo: ¿proceso innecesario?)
La explicación que dio en su momento el gerente de Aguas de Bogotá fue que las compañías de seguro le estaban cobrando a la empresa la mala historia de cómo llegó a prestar el servicio de aseo. “A pesar de que la empresa hoy tiene utilidades por $9.800 millones, las malas noticias del mercado como la forma cómo se convirtió en operador del servicio de aseo, el escándalo de los compactadores y las multas, por ejemplo, impactaron la reputación de la empresa y eso fue un caldo de cultivo para tener la resistencia de las aseguradoras que no negaron las pólizas de seriedad de la oferta y de cumplimiento”. (LEA: Nuevo esquema de aseo de Bogotá será adjudicado en diciembre)
Actualmente Aguas de Bogotá cuenta con 3.700 empleados, de los cuales 3.200 trabajaban en la operación de aseo. Y a pesar de que la Alcaldía ha anunciado acuerdos con los nuevos operadores para enganchar a la fuerza laboral que quedará cesante, no todos saldrán de este episodio con trabajo.
La corta historia de la empresa Aguas de Bogotá como operadora del servicio de aseo en la ciudad terminó en la noche de este miércoles en revuelta. Al acercarse la inminente terminación de sus actividades de recolección de basuras en la ciudad, debido a que se quedaron por fuera del nuevo esquema de aseo que implantó la actual administración, cerca de 200 empleados de la compañía se tomaron las instalaciones del patio taller de la empresa, ubicado en la carrera 68 con calle 13. (LEA: Licitación de aseo: ¿proceso innecesario?)
Lo hicieron para protestar por lo que denominaron una masacre laboral que vivirá la compañía ya que, al dejar de prestar el servicio de recolección de basuras en Bogotá, alrededor de 3.000 empleados quedarán sin trabajo. Algunos se reubicarán en alguna de las nuevas compañías, pero la mayoría quedarán cesantes. (LEA: Tribunal anula la facultad del Acueducto de Bogotá para prestar el servicio de aseo)
Los empleados no solo se manifestaban por los efectos de que la empresa no pudo participar en la licitación de aseo, lo que los dejó automáticamente por fuera del mercado desde este miércoles, sino por el nuevo esquema de Aseo que creó la administración, en el que adjudicó cinco áreas de servicio exclusivas de recolección a cinco empresas privados, que comenzarán a trabajar desde el próximo 12 de febrero. (LEA: Esquema de aseo, con nuevas condiciones)
La toma de las instalaciones de Aguas de Bogotá comenzó a las 4:00 de la tarde. De acuerdo con videos difundidos por ellos mismos en redes sociales, se habían declarado en asamblea permanente para exigir que respetaran su estabilidad laboral y exigían que algún funcionario de “la administración de Enrique Peñalosa les diera la cara”. Los operarios bloquearon el acceso a las instalaciones para impedir la salida de camiones de basura, que deberían estar al servicio sus últimas dos semanas.
“Denunciamos que el Alcalde comete una masacre laboral con 3.700 familias que pertenecemos a Aguas de Bogotá y que recogíamos la basura en el 52% de la ciudad. Nos declararnos en asamblea permanente para defender nuestros derechos laborales. Aquí se está violando nuestra convención colectiva y el acuerdo de formalización laboral que nos protegía. Peñalosa está acabando con el sueño de 3.700 familias. Vamos a permanecer aquí toda la noche hasta que el Distrito nos envíe gente competente o en su defecto sea el propio alcalde para que nos dé la cara”, dijo uno de los voceros de los trabajadores.
A pesar de que al sitio llegó el gerente de la empresa, Juan Manuel García, no fue bien recibido por los manifestantes. Pasada las 10:00 de la noche llegó el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) de la Policía, lo que desencadenó disturbios en la zona y que obligaron al cerrar la avenida 68 por más de una hora. Los empleados lanzaron piedras y palos. Los uniformados lanzaron gases y usaron el cañón de agua de su tanqueta.
En medio de la revuelta, alcanzaron a lesionar en un brazo al gerente de la compañía. Al final, casi a la medianoche, los policías dispersaron la protesta y retomó el control del patio taller. Según el balance preliminar de la administración distrital, se tiene que los manifestantes causaron daños en 62 camiones recolectores de basuras.
Tras la revuelta, y de no lograr poner en servicio los camiones recolectores este jueves, se vería afectada la programación de recolección de residuos en localidades como Engativá, Fontibón, La Candelaria, Usme, Antonio Nariño, Barrios Unidos, Chapinero y Teusaquillo, de acuerdo con personal de la empresa y del Acueducto de Bogotá, desde ayer se viene trabajando en un plan de contingencia para no afectar a los ciudadanos.
Contexto
La empresa Aguas de Bogotá empezó a prestar el servicio de recolección de basuras a finales de 2012, cuando el exalcalde Gustavo Petro implementó su esquema de aseo en el que pretendió que la operación quedara en manos del Distrito. Fue así como el Acueducto asumió la operación de casi el 80%, a través de Aguas (52%) y otras empresas subcontratadas. No obstante, el cambio fue demandado; varios funcionarios de la pasada alcaldía sancionados y multados, y el esquema de Petro, finalmente fue declarado ilegal, con lo que ordenaron a la administración de volver al esquema de libre competencia en el mercado.
Con el cambio de administración, el alcalde Enrique Peñalosa, con el fin de cumplir esa orden, logró la autorización de la Comisión Reguladora de Aseo para abrir una licitación por casi $5 billones, en la que se dividió la ciudad en cinco Áreas de Servicio Exclusivo para asignarlas a diferentes operadores.
En esas condiciones, Aguas de Bogotá entraba a competir como una empresa más para quedarse con alguna de las áreas. Sin embargo, a finales del año pasado se conoció una noticia que acabó de manera fulminante con la idea de que la empresa distrital, filial del Acueducto de Bogotá, pudiera seguir en el mercado: las aseguradoras no quisieron expedir las pólizas necesarias para participar en la licitación y quedaron por fuera. (LEA: Licitación de aseo: ¿proceso innecesario?)
La explicación que dio en su momento el gerente de Aguas de Bogotá fue que las compañías de seguro le estaban cobrando a la empresa la mala historia de cómo llegó a prestar el servicio de aseo. “A pesar de que la empresa hoy tiene utilidades por $9.800 millones, las malas noticias del mercado como la forma cómo se convirtió en operador del servicio de aseo, el escándalo de los compactadores y las multas, por ejemplo, impactaron la reputación de la empresa y eso fue un caldo de cultivo para tener la resistencia de las aseguradoras que no negaron las pólizas de seriedad de la oferta y de cumplimiento”. (LEA: Nuevo esquema de aseo de Bogotá será adjudicado en diciembre)
Actualmente Aguas de Bogotá cuenta con 3.700 empleados, de los cuales 3.200 trabajaban en la operación de aseo. Y a pesar de que la Alcaldía ha anunciado acuerdos con los nuevos operadores para enganchar a la fuerza laboral que quedará cesante, no todos saldrán de este episodio con trabajo.