Cuando las válvulas del acueducto paran y cierran el paso del agua
Para dejar una zona sin suministro el día de racionamiento hay todo un protocolo que, incluso, tiene implicaciones para el sistema. Acompañamos una jornada y preguntamos: ¿cómo están nuestras redes de acueducto?
María Angélica García Puerto
¿Se ha preguntado el protocolo detrás de la tarea del Acueducto de dejar al tiempo a cientos de barrios sin agua en los días de racionamiento?, o, ¿dónde están las válvulas que evitan que el líquido llegue hasta su grifo? Pues bien, el mismo ejercicio que usted hace en casa, de abrir o cerrar una llave, es lo que hace la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) a gran escala. Para hacerlo, la ciudad cuenta con siete estructuras de control distribuidas principalmente en el oriente y el centro de la ciudad, con las que restringe el paso del agua que viene desde la planta Wiesner (en La Calera). Una de ellas es el centro de control de Modelia, donde a distancia se mueve, se abre, se cierra o se disminuye la presión del agua.
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¿Se ha preguntado el protocolo detrás de la tarea del Acueducto de dejar al tiempo a cientos de barrios sin agua en los días de racionamiento?, o, ¿dónde están las válvulas que evitan que el líquido llegue hasta su grifo? Pues bien, el mismo ejercicio que usted hace en casa, de abrir o cerrar una llave, es lo que hace la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) a gran escala. Para hacerlo, la ciudad cuenta con siete estructuras de control distribuidas principalmente en el oriente y el centro de la ciudad, con las que restringe el paso del agua que viene desde la planta Wiesner (en La Calera). Una de ellas es el centro de control de Modelia, donde a distancia se mueve, se abre, se cierra o se disminuye la presión del agua.
Sin embargo, lo que parece sencillo es apenas una parte. La empresa cada día cuenta con nueve cuadrillas de personal que se encarga de la tarea en terreno. A pesar de que el racionamiento empieza a las 8:00 de la mañana, los grupos de trabajadores parten a las 6:00 de la mañana, desde la sede central de la EAAB en Corferias, a los sectores hidráulicos, donde se hace necesario cerrar manualmente una gran llave para garantizar que no pase ni una gota. Ver de primera mano esta parte del proceso fue la que nos llevó hasta la avenida Boyacá con calle 72 para conocer cómo se realiza la operación.
A este punto llegan tres trabajadores con la tarea de complementar el cierre para la zona 2 de la ciudad (Engativá y Fontibón). Parquean la camioneta a un costado del carril rápido y luego acomodan los conos naranja de señalización antes de iniciar la labor. El grupo lo lidera Jesús Arévalo, quien lleva más de una década trabajando en la EAAB. “Nosotros tratamos de llegar 15 minutos antes de las 8:00 a.m. para evitar trancones. Usamos una herramienta que se llama alargadores, que pesa cuatro kilos y tiene la forma de la cabeza de las dos válvulas de 16 pulgadas que vamos a cerrar. Con esto evitamos entrar, porque se acumulan gases o basura. Una vez encajen, giramos a la derecha al menos 30 vueltas para cerrarla. Con eso quitamos el agua hasta las avenidas 114 y 68. Hoy, como es la zona dos, son solo tres puntos”, cuenta.
Aunque esta vez el proceso fue rápido, en otros casos no es igual. Depende del día de racionamiento y la localidad, pues hay puntos de difícil acceso. Hay jornadas, dice Arévalo, en las que incluso se necesitan hasta tres mil vueltas, equivalentes a casi tres horas, para cerrar las válvulas. “Esas están en la línea de la 76, Cajicá, Chía. Pero no se operan seguido”. Con todo esto, el proceso no acaba allí. Una vez se cumplen las 24 horas de racionamiento, de nuevo el equipo de Arévalo y otros operadores vuelven a estar horas antes para dar apertura a las válvulas. “Como se demora en llenar la tubería, tenemos que tener dos horas de anticipación. Por eso, a veces, les pedimos a las personas que tengan paciencia”.
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Según Diego Montero, gerente corporativo del sistema maestro del Acueducto, todo este proceso está consignado en un protocolo, el cual fue establecido antes de que el Distrito tomara la decisión de implementar el racionamiento en la ciudad. “Es una cartilla donde dice, paso a paso, qué se debe hacer dependiendo de las zonas de racionamiento y las válvulas que se deben cerrar, para que no haya errores, como que se abra o se cierre la que no es”. Errores que, asegura, han pasado, pero, dice, son fáciles de detectar. “Porque en el cierre los datos nos deben reflejar lo que está ocurriendo. Si los tanques no se están llenando a la velocidad que deberían o la presión no es la adecuada, hay una alerta”.
¿Y cómo están las redes?
Luis Alberto Jaramillo, docente de la Universidad Javeriana y especialista en ingeniería sanitaria y planeación urbana, asegura que ante el crecimiento poblacional, en su área de servicio, la cobertura de redes de acueducto es del 99 %. “En la administración moderna de la infraestructura de acueducto y alcantarillado se habla de la gestión de activos, que consiste en la evaluación sistemática de la infraestructura, para una adecuada planeación de inversiones y mantenimiento, y la optimización del uso de recursos, buscando sostenibilidad y eficiencia de los sistemas a largo plazo. Entonces, empresas como la EAAB están en un proceso permanente de mantenimiento de sus redes, para mantenerlas en buen estado operativo”.
Por su parte, el docente e ingeniero Jaime Plazas Tuttle destacó que si bien se han hecho inversiones importantes, “más o menos el 35 % de las redes tienen cerca de 50 años. Y teniendo en cuenta la medida de racionamiento, las válvulas que se cierran y se abren empiezan a tener fluctuaciones en las presiones e incrementa la posibilidad de que algunas tuberías se rompan o tengan filtraciones. Esto puede reducirse gestionando adecuadamente las presiones durante la operación de desocupado y llenado de las redes, y también renovando las redes en sectores que acusen deterioro y envejecimiento de las tuberías”.
Frente a esto, Diego Montero, gerente corporativo del Sistema Maestro del Acueducto, respondió que efectivamente hay tuberías que ya tienen un tiempo de uso, ante el crecimiento de la ciudad. “Pero en temas de válvulas, las renovamos frecuentemente de la mejor calidad y tecnología, y les hacemos mantenimiento anualmente, con un contrato que sale todos los años”, relató.
Volver al racionamiento diario
Tanto la CAR como algunos expertos han afirmado que la decisión de haber flexibilizado el racionamiento en julio, al pasar de ser diario a cada dos días (medida que tuvieron que revertir) no fue acertada. “Se tomó una decisión acelerada con flexibilizar ese racionamiento. Como ingeniero, lo primero que hubiera esperado es que los niveles realmente hubieran incrementado de una manera importante y no simplemente volver a un racionamiento diario, porque a la gente se le olvidó. Incluso, me hubiera puesto las pilas con un racionamiento más restrictivo”, señaló Jaime Plazas Tuttle, profesor asistente de la Universidad de los Andes y Ph.D. en ingeniería ambiental y recursos hídricos.
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Y es que estos cambios también se sienten dentro de la Empresa de Acueducto. Diego Montero explicó que “cuando era cada dos días los equipos estaban más descansados y era más manejable. Pero ahora, con la restricción diaria, requiere mayor sincronización, doblándose en turnos para conseguir que el racionamiento sea efectivo y, sobre todo, el agua vuelva en las horas en que le decimos a la ciudadanía”. Precisamente una de las quejas constantes es que el agua no regresa con exactitud a las 24 horas del día siguiente.
Sobre esto Montero comentó que cuando se usan los tanques de reserva en los días de racionamiento se generan retrasos a quienes esperan el restablecimiento del servicio. “Durante el tiempo que el agua no está llegando, las tuberías se llenan de aire. Y cuando restablecemos el servicio, aquellos sitios más apartados de las válvulas en las que cerramos el agua tomará más tiempo en llegar. Y, adicionalmente, el sobreconsumo que ocurre apenas se restablece el servicio también afecta las presiones”, sentenció el gerente corporativo del sistema maestro del Acueducto.
Con relación a lo anterior, el profesor Plazas Tuttle coincide en que no se deben usar los tanques de almacenamiento y, realmente, no se debe abrir la llave el día de racionamiento, sino usar el agua que reservó. “Lo que estamos haciendo es utilizando el agua que viene desde Chingaza para llenar su tanque y no hay ningún tipo de ahorro. Las tuberías no se van a llenar de aire, y ese es un problema, porque esos cambios de presión hacen que muchas veces nos salga el agua coloreada”.
El plan del Distrito para enfrentar la crisis por sequía está en reforzar la planta de Tibitoc y ampliar la planta de Wiesner. Sin embargo, en esta última la Personería encontró que las obras tienen un avance del 57 %, por lo cual no podrán ser entregadas el próximo febrero, como estaba previsto. El camino sigue a la espera de unas lluvias y la posibilidad de una declaratoria de desastre en la que el Gobierno Nacional y la Alcaldía de Bogotá unen presupuestos en beneficio del ahorro y la reutilización de agua en la capital.
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