Cubículos de lactancia en TM: ¿apoyo a madres o rechazo a que amamanten en público?
Dar el pecho sigue siendo un acto incómodo para unos cuantos. En el Concejo de Bogotá radicaron un proyecto que, de aprobarse, crearía cubículos de lactancia en estaciones y portales de Transmilenio. Expertos evalúan la propuesta.
Cristian Camilo Perico Mariño
Paula Camacho se dispone a viajar en un bus con su bebé de 11 meses. Espera en un paradero del barrio El Perdomo, en Ciudad Bolívar. Una vez aborda el vehículo y logra una silla, nota a su bebé inquieta, por lo que decide sacar su pecho para amamantarla. ¿Cuál sería su reacción al ver a una madre lactar en público? ¿Le molestaría? ¿Se sentiría incómodo?
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Paula Camacho se dispone a viajar en un bus con su bebé de 11 meses. Espera en un paradero del barrio El Perdomo, en Ciudad Bolívar. Una vez aborda el vehículo y logra una silla, nota a su bebé inquieta, por lo que decide sacar su pecho para amamantarla. ¿Cuál sería su reacción al ver a una madre lactar en público? ¿Le molestaría? ¿Se sentiría incómodo?
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A sus 20 años, y ‘ad portas’ de cumplir su primer aniversario como madre, Paula ha tenido que aprender a ignorar las actitudes ofensivas y las miradas que recriminan algo tan natural como dar de comer a su pequeña. “Solo quien ha sido madre sabe a qué me refiero”, dice.
“Hay personas que nos miran con asco e incluso llegan a pedir ‘respeto’. Prefiero alimentar a mi hija y no dejarla aguantar hambre, porque esto es algo natural”, expone Camacho, quien afirma se ha habituado a los rumores y codazos de quienes la rodean cuando lacta sin pena.
A pesar de que socialmente se ha avanzado en el reconocimiento de las maternidades y paternidades responsables, aún existen barreras sociales que limitan amamantar en espacios abiertos, lo que podría estar agudizando la desnutrición en los menores.
Desde la sección Bogotá de El Espectador venimos cubriendo el estado de los infantes en la capital y tal como revelamos en abril de este año, de cada 100 niños en primera infancia en Bogotá, 4 tienen exceso de peso y 6 desnutrición.
En 2022, según datos preliminares del Sistema de Vigilancia Alimentaria y Nutricional de la Secretaría de Salud, de 64.730 recién nacidos, 9.865 tuvieron bajo peso al nacer (15,2 %), aspecto que, de entrada, según la Organización de los Estados Americanos (OEA), puede complicar su desarrollo cognitivo y su crecimiento.
En cuanto a niños con menos de cinco años, se tiene que de 234.410 pacientes valorados por las IPS en la capital, 14.907 presentaron señales de desnutrición (6,4 %) y de estos, 5.564 (2,4 %) cuentan con diagnóstico de desnutrición aguda. Además, el 13,8 % (32.418) presenta retraso en lo que los médicos llaman “talla ideal”.
Panorama en el que la lactancia materna cumple un papel trascendental, tal como indica María Lucía Mesa, presidenta de la Sociedad Colombiana de Pediatras, regional Bogotá:
“Dar el seno se debe hacer a libre demanda y no debe restringirse por estar en un lugar en específico. Todos los espacios son propios para hacerlo. El asunto es que seguimos en una sociedad patriarcal, que refuerza el modelo de cosificación femenina y sexualiza el seno, que no solo es una zona erógena, sino que también se adapta para alimentar”, puntualiza.
Planteamiento en el que concuerda Claudia García, lideresa en la capital de la Liga Internacional de la Leche, quien señala que amamantar refuerza la seguridad de los bebés. “Muchas madres se sienten juzgadas e incluso llegan a ser criticadas por exponer su pecho, pero si lo miramos desde la óptica del bebé, él solo tiene hambre y quiere sentirse seguro a través del vínculo boca-pezón”.
Intervención distrital
Frente a este asunto, en el Concejo de Bogotá se radicó un proyecto de acuerdo que aún no ha pasado a primer debate, pero que de ser aprobado implicaría la creación de zonas de lactancia materna en el interior de las estaciones del transporte público, incluyendo portales y estaciones de Transmilenio, así como en futuros sistemas como el metro y el Regiotram.
La iniciativa, que presentó la concejal Diana Diago (Centro Democrático), buscaría “apoyar, proteger y fomentar la lactancia materna como una práctica óptima y necesaria para el cuidado y la nutrición de la primera infancia en la ciudad, así como para la protección y comodidad de las madres”.
Sin embargo, una iniciativa que surge de una buena intención podría terminar reduciendo la lactancia a espacios cerrados, tal como afirma la asesora en esta materia Astrid Camacho, psicóloga de la organización internacional Bethany Colombia. “La propuesta no puede quedarse solo en cubículos. Es necesario que se tenga una consejería, porque tal como está planteada lleva el mensaje de que es una actividad que se debe hacer a puerta cerrada”.
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Y agrega: “Por ello es clave modificar el imaginario colectivo y que se parta no del bienestar de los otros para que no se incomoden, sino en mejorar las condiciones de las madres. Es un avance, sí, pero no se trata solo de infraestructura”, menciona la asesora en lactancia, quien detalla que han identificado que en la capital existe una fuerte desinformación sobre los beneficios que otorga la leche materna.
Recordemos que la OMS y la Organización Panamericana de la Salud recomiendan la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida y hasta los dos años mínimo como alimentación complementaria. Indicación que, de acuerdo con el pediatra y puericultor Álvaro Duarte, no se cumple a cabalidad.
Según el especialista, existen constantes mitos en torno a la crianza y a la lactancia. Entre ellos, que luego de cumplir el primer año no se debería seguir amamantando a los menores, porque “crea un mayor nivel de dependencia”. No obstante, la comprobación científica dice todo lo contrario.
“Se han tergiversado las recomendaciones médicas con creencias populares. Dar el pecho es un factor protector en los primeros meses de vida. Ningún estudio ha demostrado que lactar después de dos años sea negativo para los menores. Por el contrario, son curiosamente niños más seguros e independientes, por la confianza que se genera en el vínculo mamá e hijo”, comparte.
Factores de desnutrición crónica en niños y niñas
De acuerdo con el informe “Niño y madre, el binomio inseparable”, realizado por la Fundación Éxito, existen factores determinantes que aumentan las probabilidades de desnutrición crónica, entre ellos la falta de agua potable, saneamiento básico y servicios de salud.
Asimismo, y según el reporte, existen seis veces más posibilidades de que un niño, hijo de una mujer no educada, tenga este diagnóstico. “La educación de la madre se convierte en un factor protector, pues garantiza mejores oportunidades para acceso al mercado laboral, para su crecimiento, independencia y capacidad en la toma de decisiones alimentarias”, indican, señalando que la edad de la madre también es relevante.
En contraste, y según el reporte de nacimientos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística -Dane-, el 67 % de las mujeres que se volvieron madres en 2022 culminaron el bachillerato. En el 44 % del total de casos la madre no superaba los 24 años y en el 17 % de los mismos se trató de menores de edad gestantes.
Dicho todo esto, habrá que ver en qué termina la socialización de la propuesta que apenas inicia el trámite para volverse proyecto distrital. Lo cierto es que se debe desestructurar el imaginario que lleva a tildar como mal visto un acto natural y primitivo como lo es amamantar.
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