Cuerpo hallado en Zipaquirá sería el de Adriana Pinzón, la psicóloga desaparecida
La última vez que se supo de la mujer fue el jueves 9 de junio en horas de la tarde, cuando su cuñado, Jonathan Torres, la visitó en su vivienda. Por este caso, Torres fue detenido y acusado de desaparición forzada y homicidio agravado.
“Necesitamos respuestas, saber dónde está el cuerpo y qué pasó”, dijo este jueves en entrevista con El Espectador, Sandra Pinzón, hermana mayor de Adriana Pinzón, la psicóloga desaparecida desde el pasado 9 de junio en Zipaquirá (Cundinamarca). Este sábado, en horas de la mañana, algunas de esas anheladas respuestas llegaron, por lo que el caso empieza a resolverse, pero no como quisiera la familia.
De acuerdo con Sandra Pinzón, pasadas las 7:00 a.m. de hoy 25 de junio, fueron notificados del hallazgo de un cuerpo en inmediaciones de Zipaquirá. Según las mismas autoridades, el cuerpo correspondería al de Adriana. Desde el viernes 10 de junio, familia, amigos y cuerpos de emergencias, adelantaban recorridos por la zona en donde se le vio por última vez, para intentar hallar pistas sobre su paradero, pero hasta este viernes no había mayores indicios.
LEA: Desaparición de Adriana Pinzón: las pruebas de la Fiscalía contra su cuñado
Tras el hallazgo, realizado por investigadores del CTI de la Fiscalía, quienes han hecho una minuciosa labor para reconstruir los momentos previos y posteriores a la desaparición de Adriana, el cuerpo fue trasladado a Medicina Legal para su identificación, pero, por las características del cadáver, los uniformados le habrían confirmado a la familia que sí es ella.
Por este caso está siendo procesado Jonathan Torres, el cuñado de Adriana, pues de acuerdo con cámaras de seguridad y una llamada que él mismo le hizo a su esposa Pilar, estuvo la tarde del jueves 9 de junio en la casa de la psicóloga, de donde salió en dos oportunidades, una de ellas con una maleta y la otra con una gran bolsa que, por su apariencia, pudo haber sido el cuerpo de la mujer.
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El material gráfico, las versiones de testigos claves que tendría la Fiscalía, y una muestra de sangre que se halló en la casa de Adriana, serían claves para demostrar la culpabilidad de Torres en este hecho, motivo por el que la Fiscalía lo capturó el pasado 14 de junio en Zipaquirá y posteriormente le imputó los delitos de desaparición forzada y homicidio agravado. Si bien existen pruebas contundentes, el cuñado de la víctima se mantiene en que es inocente y no tuvo nada que ver en el hecho.
El Espectador, en conversación con Sandra Pinzón, hermana mayor de Adriana, conoció que Jonathan siempre tuvo una buena relación con su familia, por lo que les es difícil asimilar que haya estado involucrado en la desaparición de la mujer.
En contexto: Adriana Pinzón Castellanos desapareció en el sector Tres Esquinas de Chía
“Una de las tantas respuestas que buscamos y lo que queremos saber es por qué una persona que se volvió parte de la familia, que fue tan allegado a nosotros, hubiera sido capaz de atentar contra mi hermana. Todos esperamos que esa incógnita nos la resuelva él, que nos diga por qué lo hizo, y, lo más importante, que nos diga dónde está Adriana”, dijo Sandra Pinzó el pasado jueves 23 de junio.
“Obviamente por los videos de los que se tiene conocimiento, las posibilidades de que esté con vida no son muy altas, en eso tenemos que ser muy realistas. Sin embargo, nosotros como familia y sobre todo yo porque es mi hermana, espero encontrarla con vida. Todavía guardo esa esperanza y asumo que este ciclo no se acaba hasta que la encontremos, ya sea muerta o viva”, agregó en su momento la mujer.
La desaparición de Adriana
La última vez que toda la familia vio con vida a Adriana fue el domingo 5 de junio, cuatro días antes de la desaparición. Hasta ese momento ella se encontraba muy bien, dicen sus allegados, y nada parecía aquejarla, por lo que el perder contacto fue bastante sospechoso y una situación que nunca ocurría. “Por temas laborales, ella, cuando uno le marcaba, no contestaba, pero devolvía la llamada al rato, o ya en la noche hablábamos. El jueves nosotros le marcamos, pero no contestó, entonces el viernes 10 de junio, en la mañana, mi hermana Pilar y mi papá fueron al apartamento porque era muy raro que no apareciera”, recapitula Sandra.
Al llegar al apartamento, la familia de Adriana encontró el lugar algo desordenado, aspecto que llamó la atención notablemente porque ella era “muy metódica y todo lo dejaba en su lugar”. A esas sospechas se sumó la versión de la mujer que les ayuda en los oficios varios a la familia Pinzón Castellanos desde hace 30 años, y quien conoce a las tres hermanas como si fueran sus propias hijas. De acuerdo con su relato, al llegar a la casa encontró el sitio como si “hubieran hecho aseo y algunos de los elementos de la casa en sitios que no eran comunes. Además, en el baño había una sustancia que parecía sangre”, le manifestó en entrevista a los agentes del CTI de la Fiscalía.
Confirmada la desaparición, amigos y cercanos a la familia de Adriana se volcaron a las calles para tratar de hallar pistas. Hasta bien entrada la tarde de ese mismo viernes, Jonathan dio una primera versión de lo que habría pasado el día anterior. “Cuenta que se vio con mi hermana en el sector de Tres Esquinas, porque ella, supuestamente, quería vender el carro, pero ella nunca nos dijo eso. Según él, Adriana le dio el carro y se fue y él lo llevó a una compraventa en donde haría el negocio. Al ver que la estábamos buscando con insistencia, él se fue y al rato volvió con el carro, dijo que lo había reclamado para no hacer el negocio”, dice Sandra.
¿Quién es la psicóloga desaparecida?
Adriana Pinzón tiene 42 años, es psicóloga de profesión y tiene una especialización en gerencia de recursos humanos y, hasta el momento de su desaparición, se desempeñaba como coordinadora de recursos humanos de la empresa Petróleos Suramericanos Energy.
Es la segunda de tres hermanas, su mamá falleció hace 15 años, aproximadamente y su papá sigue con vida, por lo que Adriana tomó el rol de mamá, sobre todo con Pilar. “La cuida mucho y siempre estaba pendiente de ella. Todos en la familia tenemos una gran relación, pero entre ellas dos siempre había comunicación constante”, cuenta Sandra, la hermana mayor.
De acuerdo con los proyectos que tenía Adriana, su familia cuenta que no quería tener hijos, decisión que había tomado hacía bastante tiempo, motivo por el que vivía sola, no tenía pareja sentimental, pero sí una vida social bastante activa, con personas muy allegadas a ella, con quienes tampoco tuvo contacto desde la tarde del jueves 9 de junio.
Entre las especulaciones que han llegado a rodear este caso, dice Sandra Pinzón, ninguna tiene sentido. “Primero se habló de que Jonathan estaba siendo infiel con alguna de nosotras, y eso no pasó. Él no tenía una relación con ninguna, a excepción de Pilar, que era con quien vivía. También dicen que fue por la venta del carro, pero el carro nunca se vendió, ese está en poder de nosotros, la familia, y bajo custodia de la Fiscalía”, cuenta Sandra.
Otra versión que han vinculado a este caso es un posible seguro de vida, pero ante eso, la hermana mayor de Adriana responde que no es viable porque el seguro de vida no está a nombre de Jonathan y porque el único seguro de vida del que se sabe “es el que les dan a todos los empleados en cualquier empresa”.
“Ni siquiera nosotros sabemos si es que está a nombre de alguien de la familia ese supuesto seguro. Y es que si el motivo fuera ese, pues todo el mundo estaría propenso a ser desaparecido o asesinado”, concluye Sandra.
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“Necesitamos respuestas, saber dónde está el cuerpo y qué pasó”, dijo este jueves en entrevista con El Espectador, Sandra Pinzón, hermana mayor de Adriana Pinzón, la psicóloga desaparecida desde el pasado 9 de junio en Zipaquirá (Cundinamarca). Este sábado, en horas de la mañana, algunas de esas anheladas respuestas llegaron, por lo que el caso empieza a resolverse, pero no como quisiera la familia.
De acuerdo con Sandra Pinzón, pasadas las 7:00 a.m. de hoy 25 de junio, fueron notificados del hallazgo de un cuerpo en inmediaciones de Zipaquirá. Según las mismas autoridades, el cuerpo correspondería al de Adriana. Desde el viernes 10 de junio, familia, amigos y cuerpos de emergencias, adelantaban recorridos por la zona en donde se le vio por última vez, para intentar hallar pistas sobre su paradero, pero hasta este viernes no había mayores indicios.
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Tras el hallazgo, realizado por investigadores del CTI de la Fiscalía, quienes han hecho una minuciosa labor para reconstruir los momentos previos y posteriores a la desaparición de Adriana, el cuerpo fue trasladado a Medicina Legal para su identificación, pero, por las características del cadáver, los uniformados le habrían confirmado a la familia que sí es ella.
Por este caso está siendo procesado Jonathan Torres, el cuñado de Adriana, pues de acuerdo con cámaras de seguridad y una llamada que él mismo le hizo a su esposa Pilar, estuvo la tarde del jueves 9 de junio en la casa de la psicóloga, de donde salió en dos oportunidades, una de ellas con una maleta y la otra con una gran bolsa que, por su apariencia, pudo haber sido el cuerpo de la mujer.
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El material gráfico, las versiones de testigos claves que tendría la Fiscalía, y una muestra de sangre que se halló en la casa de Adriana, serían claves para demostrar la culpabilidad de Torres en este hecho, motivo por el que la Fiscalía lo capturó el pasado 14 de junio en Zipaquirá y posteriormente le imputó los delitos de desaparición forzada y homicidio agravado. Si bien existen pruebas contundentes, el cuñado de la víctima se mantiene en que es inocente y no tuvo nada que ver en el hecho.
El Espectador, en conversación con Sandra Pinzón, hermana mayor de Adriana, conoció que Jonathan siempre tuvo una buena relación con su familia, por lo que les es difícil asimilar que haya estado involucrado en la desaparición de la mujer.
En contexto: Adriana Pinzón Castellanos desapareció en el sector Tres Esquinas de Chía
“Una de las tantas respuestas que buscamos y lo que queremos saber es por qué una persona que se volvió parte de la familia, que fue tan allegado a nosotros, hubiera sido capaz de atentar contra mi hermana. Todos esperamos que esa incógnita nos la resuelva él, que nos diga por qué lo hizo, y, lo más importante, que nos diga dónde está Adriana”, dijo Sandra Pinzó el pasado jueves 23 de junio.
“Obviamente por los videos de los que se tiene conocimiento, las posibilidades de que esté con vida no son muy altas, en eso tenemos que ser muy realistas. Sin embargo, nosotros como familia y sobre todo yo porque es mi hermana, espero encontrarla con vida. Todavía guardo esa esperanza y asumo que este ciclo no se acaba hasta que la encontremos, ya sea muerta o viva”, agregó en su momento la mujer.
La desaparición de Adriana
La última vez que toda la familia vio con vida a Adriana fue el domingo 5 de junio, cuatro días antes de la desaparición. Hasta ese momento ella se encontraba muy bien, dicen sus allegados, y nada parecía aquejarla, por lo que el perder contacto fue bastante sospechoso y una situación que nunca ocurría. “Por temas laborales, ella, cuando uno le marcaba, no contestaba, pero devolvía la llamada al rato, o ya en la noche hablábamos. El jueves nosotros le marcamos, pero no contestó, entonces el viernes 10 de junio, en la mañana, mi hermana Pilar y mi papá fueron al apartamento porque era muy raro que no apareciera”, recapitula Sandra.
Al llegar al apartamento, la familia de Adriana encontró el lugar algo desordenado, aspecto que llamó la atención notablemente porque ella era “muy metódica y todo lo dejaba en su lugar”. A esas sospechas se sumó la versión de la mujer que les ayuda en los oficios varios a la familia Pinzón Castellanos desde hace 30 años, y quien conoce a las tres hermanas como si fueran sus propias hijas. De acuerdo con su relato, al llegar a la casa encontró el sitio como si “hubieran hecho aseo y algunos de los elementos de la casa en sitios que no eran comunes. Además, en el baño había una sustancia que parecía sangre”, le manifestó en entrevista a los agentes del CTI de la Fiscalía.
Confirmada la desaparición, amigos y cercanos a la familia de Adriana se volcaron a las calles para tratar de hallar pistas. Hasta bien entrada la tarde de ese mismo viernes, Jonathan dio una primera versión de lo que habría pasado el día anterior. “Cuenta que se vio con mi hermana en el sector de Tres Esquinas, porque ella, supuestamente, quería vender el carro, pero ella nunca nos dijo eso. Según él, Adriana le dio el carro y se fue y él lo llevó a una compraventa en donde haría el negocio. Al ver que la estábamos buscando con insistencia, él se fue y al rato volvió con el carro, dijo que lo había reclamado para no hacer el negocio”, dice Sandra.
¿Quién es la psicóloga desaparecida?
Adriana Pinzón tiene 42 años, es psicóloga de profesión y tiene una especialización en gerencia de recursos humanos y, hasta el momento de su desaparición, se desempeñaba como coordinadora de recursos humanos de la empresa Petróleos Suramericanos Energy.
Es la segunda de tres hermanas, su mamá falleció hace 15 años, aproximadamente y su papá sigue con vida, por lo que Adriana tomó el rol de mamá, sobre todo con Pilar. “La cuida mucho y siempre estaba pendiente de ella. Todos en la familia tenemos una gran relación, pero entre ellas dos siempre había comunicación constante”, cuenta Sandra, la hermana mayor.
De acuerdo con los proyectos que tenía Adriana, su familia cuenta que no quería tener hijos, decisión que había tomado hacía bastante tiempo, motivo por el que vivía sola, no tenía pareja sentimental, pero sí una vida social bastante activa, con personas muy allegadas a ella, con quienes tampoco tuvo contacto desde la tarde del jueves 9 de junio.
Entre las especulaciones que han llegado a rodear este caso, dice Sandra Pinzón, ninguna tiene sentido. “Primero se habló de que Jonathan estaba siendo infiel con alguna de nosotras, y eso no pasó. Él no tenía una relación con ninguna, a excepción de Pilar, que era con quien vivía. También dicen que fue por la venta del carro, pero el carro nunca se vendió, ese está en poder de nosotros, la familia, y bajo custodia de la Fiscalía”, cuenta Sandra.
Otra versión que han vinculado a este caso es un posible seguro de vida, pero ante eso, la hermana mayor de Adriana responde que no es viable porque el seguro de vida no está a nombre de Jonathan y porque el único seguro de vida del que se sabe “es el que les dan a todos los empleados en cualquier empresa”.
“Ni siquiera nosotros sabemos si es que está a nombre de alguien de la familia ese supuesto seguro. Y es que si el motivo fuera ese, pues todo el mundo estaría propenso a ser desaparecido o asesinado”, concluye Sandra.
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