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Ya son cuatro semanas las que completan sin internet 22 colegios Distritales de la localidad de Ciudad Bolívar. Un daño a las instalaciones de fibra óptica que proveen el servicio, estaría detrás del inconveniente.
La denuncia que conoció El Espectador reza que, desde principios de septiembre, el servicio de conexión a internet ha brillado por su ausencia en los colegios públicos de esta localidad al sur de la ciudad.
Luego de múltiples comunicaciones con ETB, la empresa que es la proveedora del servicio, se conoció que la interrupción al servicio fue provocada por un robo al cable de fibra óptica y otras acciones de vandalismo a la infraestructura de comunicaciones. De acuerdo con la empresa, durante 2024, el robo de este elemento, primordial para garantizar la conexión a internet, incrementó un 350 % durante lo corrido del presente año.
Continúe leyendo en la sección: Robo de cable en Bogotá: el enorme negocio del cobre detrás de los pequeños hurtos.
No obstante, pese a la relevancia del dato, el servicio continúa sin ser restablecido en los centros educativos ya mencionados. Lo anterior resulta crítico en una coyuntura como la actual, en la cual gran parte del material con el cual se imparten las clases se obtiene de internet y de los servicios en línea derivados.
Incluso, el daño más significativo se ha evidenciado en las actividades administrativas de estos colegios, y en las clases en línea con el SENA que reciben algunos de los estudiantes de estos planteles, que se encuentran detrás del sueño de recibir un diploma de educación técnica y tecnológica mientras culminan sus estudios de educación media.
En vista del entorpecimiento que esta situación ha generado en las actividades de estos 22 de colegios, este diario conoció que ya fueron enviados dos derechos de petición a la ETB, con el objetivo de pedir celeridad en los mantenimientos que permitan restablecer el servicio.
No obstante, pese a la insistencia, el denunciante dice no haber recibido una respuesta satisfactoria y alega que, incluso, hay otros colegios que ya completan un año sin internet. El Espectador contactó a la empresa para conocer su pronunciamiento sobre la denuncia, pero, de momento, la información recibida fue que los funcionarios se encuentran realizando las validaciones correspondientes, antes de emitir cualquier tipo de comunicado.
El problema del robo de cable en la ciudad
El robo de cable de cobre en la ciudad no es una novedad. Las redes de fibra óptica que suministran el servicio de internet, y de telefonía en algunos casos, son apetecidos por la delincuencia, debido al valor que tiene en el mercado negro el kilo de cobre. En las últimas semanas, las denuncias ciudadanas sobre hurto de cableado (que incluso pueden dejar barrios enteros sin el servicio) o fallas en el servicio de internet han aumentado notoriamente.
Las cifras muestran la magnitud del problema. Una de las empresas que más ha sufrido este problema es la ETB. La empresa de telecomunicaciones del Distrito informó que, en 2023, de robo en robo, los delincuentes sustrajeron más de 400 kilómetros de cableado público, cifra que equivale a la distancia que separa a Bogotá de Medellín. Y este año, la situación ha escalado dramáticamente. En lo que va del 2024 ya se han registrado más de mil hurtos y durante el primer trimestre del año, este tipo de robos aumentaron 140%.
“El cable se mueve mucho, porque es de lo que mejor pagan en las chatarrerías y en los chuzos que se prestan para eso. Por ejemplo, hace unos meses usted llevaba un kilo de cable de cobre pelado y le daban entre $30.000 y $35.000. Si lo lleva sin pelar, le pagan por bajito entre $23.000, más o menos. Eso es un negocio grande, porque si se lo pagan bien a los que se lo roban, los que lo compran deben triplicar esa cifra. Ahí no hay pierde”, señaló, en diálogo con El Espectador, Yeison, un joven que reside en los pagadiarios del centro y se gana su sustento diario con labores de reciclaje.
“A mí agarrar esos cables para venderlos siempre me ha dado miedo, porque he escuchado muchos casos de gente que se ha muerto electrocutada al agarrar cables, pero de energía. Pero sé cómo se mueve y ahí está la plata. Muchos prefieren robarse unos metros de esa vaina a tener que hacer una ruta de reciclaje, porque ahí, por bien que le vaya, no llega a ganarse lo que puede darle el cable”.
En esto coincide Álex Blanco, presidente de la ETB. “El apetito por el cobre se da, principalmente, por un aumento en el precio del metal en el mercado internacional. El valor se ha duplicado en el último año y puede que, incluso, más. Eso, por su puesto, hace que el cobre sea un botín apetecido por las bandas delincuenciales”.
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