Dispensadores de condones, el debate que llega a los colegios distritales
En la capital anualmente se registran más de 5 mil embarazos adolescentes, con una tasa de 21 por cada 100 mil habitantes. Algunos expertos indicaron que otros métodos anticonceptivos podrían ser más efectivos a gran escala, en la instituciones educativas.
Fernan Fortich
Con la instalación de dispensadores de condones en cinco colegios públicos de Bogotá, la Secretaría de Salud da un primer paso para institucionalizar el plan como una de sus estrategias para enfrentar el embarazo de estudiantes, en las instituciones educativas de la capital A pesar de que no es la primera vez que se adelanta una actividad de estas, la decisión generó polémica entre algunos padres de familia, que se oponen al proyecto, señalando que “incentiva las actividades sexuales”, o “que están destruyendo la moral de la familias”, como contaron varios educadores.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Con la instalación de dispensadores de condones en cinco colegios públicos de Bogotá, la Secretaría de Salud da un primer paso para institucionalizar el plan como una de sus estrategias para enfrentar el embarazo de estudiantes, en las instituciones educativas de la capital A pesar de que no es la primera vez que se adelanta una actividad de estas, la decisión generó polémica entre algunos padres de familia, que se oponen al proyecto, señalando que “incentiva las actividades sexuales”, o “que están destruyendo la moral de la familias”, como contaron varios educadores.
No obstante, el proyecto está en curso y hay razones para mantenerlo. Según cifras del Distrito, al año se registran 130 casos de niñas embarazas, con edades entre los 10 y lo 14 años, y alrededor de 5.000, de mujeres, entre 15 y 19, lo que representa una tasa de 21 casos por cada 100 mil habitantes. Si bien, se observó un repunte en la pandemia, la cifra presenta descensos de los últimos años y la idea es mantener la tendencia.
De acuerdo con los promotores del proyecto, como el vicesecretario de salud, Manuel González, el plan tiene nuevas características: “su funcionamiento está ligado a acciones educativas, y las y los adolescentes recibirán una ficha si participan en actividades de educación sexual”. Pese a esto, cabe preguntarse ¿cuál es el panorama en la capital? o ¿la estrategia cimentará el camino para reducir los embarazos en adolescentes, que no solo afecta a los menores, sino a sus familias y comunidades?
El panorama
Cómo ya se mencionó, no es la primera vez que se instala un dispensador de condones en un colegio de la capital. Sin embargo, la diferencia es que ya no son iniciativas individuales, sino que llega con el respaldo del Distrito, para evitar los problemas de antes. “En el 2015 instalamos el primer dispensador en el colegio, gracias a alianzas privadas, pero nos encontramos que muchos eran de mala calidad y dependíamos de las dinámicas de cada una de las empresas”, aseguró el maestro Luis Miguel Bermúdez, quién ha liderado el proceso en el Colegio Gerardo Paredes, en la localidad de Suba.
A pesar de los inconvenientes, agrega Bermúdez, gracias a la estrategia, en 2015 se logró pasar de 70 a cero la cantidad de embarazos en su colegio, con algunos casos eventuales. Ahora será el Distrito el que entregará los preservativos a los colegios que lo soliciten.
“La instalación de los dispensadores se harán luego de una concertación con las instituciones educativas. Tienen capacidad para contener 30 preservativos masculinos y se garantizará disponibilidad todo el tiempo”, indicó la secretaría de Salud.
La entidad tiene un plan de priorización para zonas en las que se presentan las mayores tasas de embarazo adolescente, como en las localidad de Ciudad Bolívar, Bosa y Kennedy. Allí, las máquinas se ubicarán en los pasillos de los colegios, aunque desde ya se señala que 30 condones es una cifra conservadora, considerando que hay colegios con más de 700 alumnos.
Independiente de esto, a la larga, la estrategia busca normalizar las prácticas de cuidado sexual en menores de edad y en los futuros ciudadanos, de tal modo que el uso de estas herramientas no genere estigmas. Vale resaltar, además, que el plan no solo apunta a prevenir el embarazo. El Distrito dijo que la campaña también apunta a prevenir la transmisión de enfermedades sexuales como sífilis, hepatitis y Sida, cuya positividad aumentó 10% desde 2019.
Algunos profesores y expertos, que respaldan la iniciativa, resaltan logros adicionales. Por ejemplo, el empoderamiento de la mujer, en la expresión de sus derechos reproductivos, particularmente, para el acceso a tratamientos a través del sistema de salud del país. También, la importancia de la educación de los menores en temas sexuales, debido a que esto marca su formación sexual a lo largo de su vida adulta, algo clave, si se tiene en cuenta que un embarazo puede marcar el futuro económico de una familia.
“En particular, para el caso de las menores de 25 años, un embarazo se vuelve una trampa de pobreza, y se crea un círculo de vicioso de que no poder trabajar por tener un hijo y no puede alimentar al hijo por no tener un empleo”, manifestó Gonzalo Morales, exsecretario de Salud en Bogotá.
El papel de la familia
Un elemento fundamental en la prevención de embarazos en menores de edad es la participación de la familia, la cual, en ocasiones, se niega a hablar del tema y rechaza los métodos anticonceptivos. Esto se debe, justamente, a la falta de educación sexual. A pesar de que estas clases son obligatorias desde 1994, cada colegio decide su proyecto institucional y en este tema, muchas veces, no hay consensos para su implementación.
“Con el desarrollo de estos programas, siempre ha habido resistencia, sea política o por ciertas creencias sociales. No obstante, ahora, los mismos estudiantes se han vuelto críticos en su casas frente a esta situación e, incluso, se han revelado, por ejemplo, contra los tratos machistas en sus hogares”, indicó el maestro Luis Miguel Bermúdez. Como en ocasiones, el obstáculo radica en creencias particulares, algunas instituciones están ofreciendo asesorías a los padres, para educar a todo el núcleo familiar de los estudiantes en estos temas.
Los dispensadores de condones son un primer paso, pero desde ya se promueve que la estrategia vaya más allá. “Hay métodos más efectivos que el condón, que representan menores costos a la pareja, que son los métodos de depósito, como la inyección, que es una forma de cuidarse de manera más segura y efectiva”, indicó Gonzalo Morales, exsecretario de Salud de Bogotá.
Por ahora, es claro que la instalación de dispensadores de condones reabre el debate dentro en la comunidad educativa de la capital sobre los caminos para asegurar la salud sexual de sus habitantes. Está por verse si la estrategia logra continuar el descenso sostenido de los embarazos adolescente, mientras avanza en la implementación de nuevos métodos anticonceptivos.
Para conocer más noticias de la capital y Cundinamarca, visite la sección Bogotá de El Espectador.