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La finanzas de Bogotá no atraviesan su mejor momento. El impacto de la pandemia significa una disminución en los ingresos, que se calcula en $4,5 billones, y un aumento en el gasto, de $3,5 billones. El secretario de Hacienda, Mauricio Ramírez, habla sobre cómo planea sobrellevar la crisis. Una opción es aumentar el cupo de endeudamiento a una cifra histórica.
¿Cómo va el recaudo de impuestos?
Al 7 de julio llevábamos $4,5 billones, casi el 45 % de la meta para 2020, que es $10,2 billones. Esta proyección la hicimos a comienzo de año, sin contar el impacto de la pandemia. Para el caso de Bogotá, los impuestos que más aportan son el predial y el ICA. Con el primero llevamos $1,5 billones, casi 40 % de la meta. Hay que entender que no hemos llegado a la fecha límite para pagar con el 10 % de descuento (el 14 de agosto). Esto es importante, pues en esa semana se recibe el 70 % del recaudo. Por otro lado, se venció el plazo para el impuesto de vehículos con el 10 % de descuento. Al 3 de julio, evidenciamos un recaudo de $637.000 millones, lo que equivale al 80 % de lo esperado.
Con la coyuntura de la pandemia, ¿esto supera sus expectativas?
Es difícil, porque aplazamos el calendario tributario y, por ejemplo, el plazo límite para el pago del predial quedó el 14 de agosto. Pero sí nos sorprende el pago del impuesto de vehículos, porque esos $637.000 millones superan lo que se había hecho en 2019 para la misma fecha. Esto confirma la cultura tributaria de los bogotanos, cosa que nos alegra, porque en estas condiciones es prueba de su solidaridad, algo digno de un país avanzado. Hay otro impuesto del que sí esperamos variaciones, y es el ICA, porque si un restaurante vende la mitad, pues tributa la mitad, y si está cerrado, pues no genera impuestos.
¿Funcionaron las ayudas tributarias?
Sí. Por ejemplo, en el predial creció en 38 % el número de contribuyentes que se acogieron al pago por cuotas (unos 54.000 predios), que pagarán su último saldo en febrero próximo.
¿También se benefician los morosos?
El Decreto 678 de 2020 ofrece a las personas con deudas tributarias y no tributarias, como multas de tránsito, la opción de sanearlas, con una serie de beneficios. Si paga antes del 31 de octubre cancela el 80 % del capital, sin intereses ni sanciones. Si lo hace antes del 31 de diciembre, paga el 90 % del capital, sin intereses ni sanciones. Incluso si lo hace antes del 31 de mayo del otro año, recibirá beneficios, no en reducción del capital, pero sí en la eliminación de intereses y sanciones.
¿Se preparan más alivios?
Presentaremos al Concejo un proyecto de acuerdo para promover la formalización empresarial y apoyar la reactivación, en especial de las micro y pequeñas empresas. Sin embargo, su aplicación no será sino hasta 2021. Si algo nos deja claro esta emergencia es que las ayudas del Gobierno llegan más fácil a las empresas formales. En agosto buscaremos la corrección de los predios que, producto de mutaciones físicas, no son cobijados por los topes en el incremento del predial. Además estamos considerando incentivos para ayudar a las empresas, por medio del ICA, que tuvieron mayores caídas en sus ventas.
¿Llevará al Concejo la propuesta de ampliar el cupo de endeudamiento?
Así es. El COVID-19 ha generado una reducción de los ingresos ($4,5 billones) y un incremento en el gasto ($3,5 billones) de la ciudad. Creemos que la mejor respuesta es aumentar el endeudamiento y no recortar los gastos ni aumentar los impuestos, ya que eso empeoraría las cosas. También llevaremos al Concejo la armonización presupuestal, lo que implica ver los recursos que se estaban invirtiendo en diferentes sectores y analizar a qué equivalen en términos del nuevo Plan de Desarrollo Distrital.
En abril ya se había hablado de que la deuda crecería en $3,9 billones
Sí, pero en total vamos a pedir $10,8 billones. Con eso queremos aportar $3 billones para troncales y estaciones de Transmilenio y vamos a financiar veinte colegios y cupos universitarios. Queremos decirle al Concejo que no solo invertiremos en concreto, sino en capital humano. Sumado a esto, esperamos aportar en la atención de las necesidades del sector salud, en obras de infraestructura vial y en dar una respuesta a la reactivación económica. Algo positivo que tiene la ciudad son sus indicadores de deuda, los cuales están alrededor del 2,5 % de su PIB. Si lo comparamos con el país, nos damos cuenta de que esta misma proporción está por el 50 % y, por la situación, va a subir al 60 %. En conclusión, la capital tiene espacio para endeudarse. Sin embargo, esto no quiere decir que vayamos a utilizar todo el cupo, porque puede pasar que los ingresos crezcan y la ciudad tenga plata. Entonces no tiene sentido endeudarse. Pero igual, hay que entender que es probable que este año el PIB de la ciudad caiga hasta un 8 %, lo que significa una reducción en los ingresos por recaudo de aproximadamente $1,3 billones.
La cifra de $10,8 billones no tiene precedentes...
No tiene precedente similar. Hay que decir que dentro de la regulación que tienen los entes territoriales para endeudarse, la tasa de sostenibilidad (que es el tamaño de la deuda sobre los ingresos corrientes) no puede superar el 80 %. Estos $10,8 billones implican que pasaremos del 20 % a casi el 80 %. Sin embargo, por la emergencia, se ha autorizado que el tope llegue al 100 %, por lo que aún así Bogotá quedaría con margen de endeudamiento.
¿En cuánto pagarían esos recursos?
Esto sería un crédito a largo plazo. Sería con un plazo de siete a quince años, de tal manera que los recursos que se puedan generar por los incrementos de la productividad ayuden a pagar esta deuda a futuro. Otra cosa positiva es que calificadoras de riesgo como Fitch Ratings han mantenido su calificación, y no solo eso, sino que la demanda de los $600.000 millones en bonos que emitimos hace unos meses tuvieron una demanda de $1,2 billones; es decir, el doble. Podemos decir entonces que los inversionistas le están creyendo a la capital.