Distrito quiere tener viviendas y ser arrendador de familias vulnerables
Se plantea prueba piloto para ofertar vivienda pública en arriendo, para familias que no tienen cómo comprar casa propia. El sector de San Bernardo, donde reinan los pagadiarios, sería la primera zona en implementar la propuesta. Así funcionaría.
Alexánder Marín Correa
Casi la mitad de las familias en Colombia viven en arriendo y el sueño de tener casa parece lejano para muchas, en especial, en un país donde el 48% de los hogares derivan sus ingresos de trabajos informales, que les impide ahorrar para acceder a un crédito de vivienda. Ante esto, y buscando acercar a esas familias al sueño, el Distrito estructura un plan piloto de “vivienda pública en arriendo”, en el que la administración sería dueña de los inmuebles, otorgaría subsidios a las familias para que paguen el arriendo y, de paso, ahorren para acceder a un crédito hipotecario.
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Casi la mitad de las familias en Colombia viven en arriendo y el sueño de tener casa parece lejano para muchas, en especial, en un país donde el 48% de los hogares derivan sus ingresos de trabajos informales, que les impide ahorrar para acceder a un crédito de vivienda. Ante esto, y buscando acercar a esas familias al sueño, el Distrito estructura un plan piloto de “vivienda pública en arriendo”, en el que la administración sería dueña de los inmuebles, otorgaría subsidios a las familias para que paguen el arriendo y, de paso, ahorren para acceder a un crédito hipotecario.
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Por ahora, el epicentro de la iniciativa será el Plan Parcial Centro San Bernardo, donde identificaron varios edificios con posibilidad de reúso. En la zona, muchas familias viven en inquilinatos o en los llamados pagadiarios. El Barrio San Bernardo, en el centro de la ciudad, hoy se caracteriza por el deterioro de algunos inmuebles y la inseguridad. Por eso se estructura un plan parcial, para cambiarle la cara. La idea es comprar uno de esos inmuebles, hacer estudios, diseños y adecuarlo, para ofrecer soluciones de vivienda. Lo que está en el papel, por ahora no es un proyecto grande, es apenas la semilla, como dicen sus estructuradores, que beneficiará a 14 familias. Dependiendo de los resultados, la idea es ampliarlo a otras zonas. Que crezca será tarea de la próxima administración.
“En la delimitación del Plan Parcial Centro San Bernardo hay 540 hogares, de los cuales 414 viven en arriendo. De ese grupo, 198 son familias que derivan sus ingresos de la informalidad. Este piloto es un primer intento por resolver esa problemática, aprovechando la alternativa del reúso de edificaciones”, explicaron desde la Empresa de Renovación y Desarrollo Urbano (ERU) de Bogotá, que, con apoyo de la secretaría de Hábitat, aprovechará las normas en materia de vivienda social, para sacar el piloto adelante.
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Según Mónica Céspedes, arquitecta de la subgerencia de Gestión Urbana y líder de los proyectos de Pieza Centro de la ERU, esta iniciativa surgió al identificar que en los sectores donde la entidad planea desarrollar proyectos, como zonas de renovación urbana o de expansión, es más notorio la cantidad de hogares que viven en arriendo y muchas trabajan en la informalidad. “¿Qué pasa?, que son familias que nunca van a tener acceso a una vivienda digna, que les permita mejorar las condiciones de habitabilidad”.
En el caso de la zona donde quedará el Plan Parcial de San Bernardo, hicieron ese diagnóstico, pero también encontraron que varios edificios con posibilidad de reúso, para implementar la vivienda pública en arriendo. “Estamos hablando de un piloto. La idea es comprar el inmueble, hacer todos los estudios de vulnerabilidad, para luego hacer obras como refuerzo estructural y adecuación funcional, para tener nuevas soluciones habitacionales, que serán propiedad del Distrito”, agregó Céspedes.
“Nuestra preocupación radica en el alto porcentaje de hogares en arriendo y la informalidad de los empleos de quienes los conforman. En el caso del Plan Parcial Centro San Bernardo, el 76,6% (414 hogares) son arrendatarios y algunos de ellos pagan a diario por espacios reducidos o habitaciones dentro de un inmueble, muchas veces sin condiciones de salubridad y habitabilidad”, explicó Giovanna Spera, Subgerente de Gestión Urbana.
¿Cómo funcionará el piloto?
Una aclaración que hacen desde la ERU es que allí no se construirán apartamentos convencionales. El proyecto contempla habitaciones por familia, con espacios entre los 13 y los 18 metros cuadrados, en un edificio donde los servicios serán compartidos: áreas comunes de comedor, cocina y zona de lavandería. “Será una alternativa que mejorará las condiciones de vida de las familias beneficiadas con el programa, las cuales, particularmente deben cumplir dos requisitos: vivir en arriendo y derivar su sustento de la economía informal”, recalca Céspedes.
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La prioridad la tendrán hogares con madres cabeza de familia (desplazadas y/o en riesgo de feminicidio), personas de la tercera edad y personas en condición de discapacidad (visual y/o movilidad reducida). Para las seleccionadas, será un cambio total. De entrada, accederán al subsidio de arrendamiento por $800.000 que ofrece el Distrito para familias vulnerables.
Con esos recursos, no solo le pagarán al propio Distrito el arriendo, sino que $200.000 serán para comenzar un ahorro programado, que les abra la puerta a tener casa propia. El subsidio de arrendamiento actualmente se brinda por máximo un año. La ERU busca que se amplíe a dos años, para darle más tiempo a las familias para pasar de ser arrendatario a propietario.
“inicialmente serán 14 familias. El piloto es reducido, pero tenemos que empezar. Es un reto que nadie se ha puesto en el país. La idea es arrancar y extenderlo a otros edificios que se puedan rehusar. Además, la apuesta es también a que en los planes parciales se puedan construir soluciones habitacionales para vivienda pública. Esa es la aspiración. No podemos generar una gran expectativa, pero ese es el plan que queremos comenzar”, indicó Céspedes.
La convivencia: otro reto
Más allá de la construcción y la selección de las familias que resultarán beneficiadas, hay un reto adicional: la convivencia. Allí las familias no solo tendrán que compartir las áreas comunes, también tendrán servicios públicos básicos gratis, situaciones que podrían prestarse para generar dificultades. Sin embargo, para garantizar un ambiente pacífico, se contempla un programa social, que incluirá desde capacitaciones alrededor del acceso a la vivienda, la ruta del ahorro, temas de convivencia, hasta emprendimiento.
“Allí no tendrán que pagar ni servicios, pues no son soluciones de vivienda convencionales, sino con servicios compartidos. Posiblemente pueda existir algunas situaciones de convivencia, pero todas las posibles las hemos contemplado y por eso tenemos claro que se requiere de un acompañamiento social, de normas de convivencia y si no cumplen, pues perderían el beneficio. Para eso, se contemplan visitas periódicas de trabajadores sociales”.
Desde la Empresa, señalan que la solución es una estrategia integral, porque “además de ofrecer una solución espacial, se concibe como un ciclo de formación y construcción de comunidad y sociedad, en donde las personas se sientan seguras al tener un espacio propio complementado con espacios colectivos (comedor, cocina, aseo, lavandería) y la oferta de servicios básicos con la que hoy no cuentan. Esto permite iniciar una vida en colectivo y adquirir una formación básica en temas de ahorro por medio de la asociación a programas sociales del Distrito que los lleven a mejorar las condiciones de convivencia y de formalización laboral”.
Sobre la permanencia del programa en el tiempo y su sostenibilidad, la ERU contó que adelantará una evaluación de la etapa operativa de la vivienda, incluyendo el flujo de caja en los años que tendrán que gestionar los subsidios, para ratificar su viabilidad. Eso sí, algo que tienen claro es que la construcción quedará como propiedad del Distrito. “La idea es generar un stock de viviendas para arrendamiento e ir consolidando un stock, como en algunos países europeos. Es el sueño”, puntualizó Céspedes.
“Este es un proceso que no termina aquí, aún debemos resolver varios aspectos: ¿cómo administrar el inmueble? ¿cómo es el funcionamiento de los espacios colectivos? ¿se deben dotar los espacios privados o solo aquellos comunales? ¿cómo garantizamos la continuidad en el tiempo del piloto y el posible programa de subsidios a los arriendos? Nuestra participación en la Microrred de Derecho a la Vivienda nos ha permitido avanzar en la búsqueda de respuestas a estas preguntas”, dijo Giovanna Spera.
Por ahora, todo está en el papel. El Plan Parcial Centro San Bernardo ya se radicó y esperan que den pronto luz verde. Una vez se cuente con ese aval, la ERU comenzaría con la compra del primer inmueble, los estudios y las obras. Es claro que la puesta en marcha no le corresponderá a la actual administración, pero se asegurarán de dejar los recursos, para que el próximo alcalde pueda seguir adelante con el piloto de vivienda pública en arriendo.
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