Dos de cada cinco vías en Cundinamarca están en mal estado: ¿qué pasa?
La reciente ola invernal, con 200 vías afectadas, ha mostrado la fragilidad de las vías que conectan al departamento. Falta de mantenimiento, poca financiación y omisiones de responsabilidades parecen ser las causas.
Fernan Fortich
Cerca del 40 % de las vías de Cundinamarca están en mal estado; es decir, que más de 8.000 kilómetros de la malla vial necesita mantenimiento y algunas son intransitables. Las cifras hacen parte del último reporte del Instituto de Concesiones de Cundinamarca (ICCU), que indica que solo un tercio de las vías están en buen estado, la mayoría primarias, en la sabana de Bogotá, que unen al departamento con los centros de consumo en el país.
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Cerca del 40 % de las vías de Cundinamarca están en mal estado; es decir, que más de 8.000 kilómetros de la malla vial necesita mantenimiento y algunas son intransitables. Las cifras hacen parte del último reporte del Instituto de Concesiones de Cundinamarca (ICCU), que indica que solo un tercio de las vías están en buen estado, la mayoría primarias, en la sabana de Bogotá, que unen al departamento con los centros de consumo en el país.
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La situación se vuelve más crítica en largos inviernos, como el que se vive en el centro del país, donde las fuertes lluvias provocan desprendimiento de bancadas e incomunican a municipios y veredas. “La gente está bloqueada: no puede sacar sus alimentos y las cosechas se perdieron. La afectación es gravísima para las poblaciones; por ejemplo, los niños que gastan más de dos horas para ir a la escuela”, asegura un líder comunal de Viotá. Las lluvias evidencian las falencias que viven a diario los habitantes de Cundinamarca y explican los problemas de conectividad y productividad de la región.
Mantenimiento de vías, un lío
Según el inventario de carreteras del Invías, los corredores se dividen en vías primarias, secundarias y terciarias. Las principales están bajo la tutela de la nación y aunque el panorama es bueno en Cundinamarca, no es el mejor. Pese a que todas conectan a Bogotá con el resto del país, un reporte de Fedesarrollo ubicó al departamento en el noveno lugar de 32 las entidades territoriales, con el 89 % de vías primarias en buen estado, por debajo de Sucre, La Guajira y Atlántico.
Por su parte, las vías secundarias y tercerías son las que conectan las cabeceras municipales y las veredas. Y es aquí donde está el principal problema. Estos corredores, a cargo de entidades de orden departamental o municipal, son las más deterioradas en invierno, por falta de mantenimiento. Solo este año, cerca de 200 vías han resultado afectadas, especialmente en las zonas rurales.
“Hay que reconocer que nuestra malla vial está muy deteriorada y necesita mantenimiento. Se debe tener en cuenta que el 85 % del territorio está en una topografía compleja”, dice Nancy Valbuena, gerente del Instituto de Infraestructura y Concesiones (ICCU), a cargo de gran parte de las vías departamentales, quien agrega: “El principal problema es la falta de presupuesto de las administraciones, ya que las vías no son su única inversión”.
A esto se suman líos con la armonización de los desarrollos urbanísticos, debido a que, por ejemplo, los acueductos comunales y las redes de gas, que pasan por debajo de los corredores, en ocasiones deterioran las vías, aumentando el costo de la reparación. Construir o adecuar una carretera en Cundinamarca es una inversión multimillonaria. Según el ICCU, un carril entre Mosquera y Anapoima vale $11.000 millones, en un tramo de 51 km.
¿Quién debe responder?
A 61,6 kilómetros de Bogotá queda el municipio de Tena, donde a finales de los años 80 los campesinos construyeron una vía para sacar los alimentos que producían en sus fincas. Hoy en día, a causa de las lluvias y el abandono de la administración, la vía está deteriorada. Y a pesar de que el ICCU otorgó un equipo de maquinaria para su reparación, el alcalde no ha hecho las gestiones para iniciar labores.
Algo similar pasa en Viotá. Allí, ante la imposibilidad de las rutas escolares e intermunicipales para transitar por la vía que conecta a la vereda de La Victoria (del municipio de Mesitas del Colegio) con el casco urbano, la comunidad radicó un derecho de petición para que empiecen arreglos. Al respecto, la Gobernación y la administración local afirman que los trabajos avanzan, aunque la comunidad asegura que la solución no ha sido definitiva y los problemas persisten.
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“En ese caso, se trata de una vía terciaria. Actualmente, hay cien máquinas del ICCU en todo el territorio ayudando a los municipios en una tarea de ellos. Allí se puede decir que se empiezan a perder las competencias. Desde el Instituto hemos invertido más $10.000 millones para atender las emergencias”, dijo la gerente del ICCU.
Costos y soluciones
El mal estado de las vías de Cundinamarca, que se observa en la historia de aquellos que viven en el territorio, significa un rezago económico para el departamento y la región. Según datos de Probogotá, la región Bogotá-Cundinamarca se pierden casi $16 billones, porque las vías no están conectadas. Esa falta de conectividad es una oportunidad perdida para el desarrollo del departamento, ya que, debido a la dinámica económica de país, son las vías de Cundinamarca las que conectan a la capital con los a puertos y grandes centros poblados.
En ese sentido, este año la Gobernación lanzó el Plan 500, que busca mejorar 500 kilómetros de vía departamental. El proyecto busca mejorar, rehabilitar y mantener el 6,25 % de las vías secundarias del departamento. En su primera etapa se invertirán $500.000 millones en corredores viales entre Zipaquirá y Pacho, Ubaté y Lenguazaque, Guasca y Guachalá, entre otros. Estos serán financiados con préstamos bancarios y el recaudo de cinco peajes, que este año han recibido alrededor de $22.000 millones.
Además, otra de las soluciones ha sido la implementación de placas huellas, de las cuales se construyeron más de 250 kilómetros, con una inversión de $150 millones. Y aunque estas tienen una vida promedio de treinta años, buscan asegurar la movilidad en las temporadas de lluvias. Cabe señalar que el mal estado de las vías de Cundinamarca es una muestra de la realidad nacional. Según un reporte en 2019 del Foro Económico Internacional (WEF por sus siglas en inglés), Colombia ocupó el puesto 11 en el índice de conectividad de las carreteras, entre 17 países escrutados en Latinoamérica.
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De esta manera, la conectividad vial, en todos los órdenes, sigue siendo una urgencia local, departamental y nacional. Si no se avanza, las comunidades seguirán estancadas, bloqueadas y perdiendo sus cosechas, como está ocurriendo en Cundinamarca.
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