Conexión ilegal de gas habría causado la muerte de Deisy Riaño en un glamping
En medio de un sistema “inoperante”, la familia de Deisy Yamile Riaño consiguió pruebas de la negligencia en el sitio de glamping. Al dueño le formularán imputación después de 28 meses de espera y trabas en el proceso.
Juan Camilo Parra
El cuerpo de Deisy Yamile Riaño buscó justicia. Eso piensa su hermana, Claudia, y la defensa de la familia de la mujer, que se acostó a dormir en un glamping en Manta, Cundinamarca, el 8 de abril de 2022, y no volvió a despertar. Poco más de dos años después de lo ocurrido, la Fiscalía reconoció las pruebas que recolectó la propia familia e imputará cargos por homicidio culposo al dueño del sitio. Hoy se sabe que, las causas de su muerte y las afectaciones que sufrió su pareja fueron resultado de una fuga de gas, por un sistema, que al parecer no contaba con los requerimientos de seguridad. El caso podría sentar un precedente en la jurisprudencia colombiana.
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El cuerpo de Deisy Yamile Riaño buscó justicia. Eso piensa su hermana, Claudia, y la defensa de la familia de la mujer, que se acostó a dormir en un glamping en Manta, Cundinamarca, el 8 de abril de 2022, y no volvió a despertar. Poco más de dos años después de lo ocurrido, la Fiscalía reconoció las pruebas que recolectó la propia familia e imputará cargos por homicidio culposo al dueño del sitio. Hoy se sabe que, las causas de su muerte y las afectaciones que sufrió su pareja fueron resultado de una fuga de gas, por un sistema, que al parecer no contaba con los requerimientos de seguridad. El caso podría sentar un precedente en la jurisprudencia colombiana.
La noche en la que Deisy, de 42 años, y su pareja, Fabián Sarmiento, durmieron en aquel glamping, se encontraban de paso en el municipio de Manta. Ambos residían en Ubaté y, por esos días, al hombre lo había contratado la Alcaldía del Municipio, para ser árbitro de unos partidos de fútbol, del torneo provincial. Esa noche la jornada terminó tarde, los hoteles estaban llenos y en búsqueda de un lugar para descansar, la opción que tomaron fue ir a ese sitio, por recomendación local.
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Deisy tenía que volver a Ubaté temprano ese 9 de abril y Fabián debía pitar un partido a las 8:30 a.m. Sin noticias, ninguno llegó a su respectiva cita. Horas después, el personal del glamping los encontró tendidos en la cama de la habitación sobre la 1:00 de la tarde: a ella, sin vida, y al novio, con débiles signos vitales.
Pasarían entonces varias horas para que les informaran finalmente del hallazgo. Ahí empezó un largo camino para encontrar lo más cercano a la verdad. “Desde que nos enteramos de la situación de mi hermana, hemos sido revictimizados de todas las formas posibles”, recuerda Claudia Marcela Riaño, en conversación con El Espectador.
La versión inicial que circuló y le fue insinuada a la familia -dicen ellos por boca de autoridades- era que nadie tenía la culpa, pues supuestamente la pareja estaba de fiesta en el sitio. Este y “otros relatos, tergiversaron lo que pasó realmente, reforzado por la negligencia en la investigación”, dice Claudia. Esta narrativa, se veía reflejada en la hipótesis de las autoridades: “nos aseguraron que la muerte estaba relacionada con el consumo de alcohol y sustancias psicoactivas, teoría lejana a lo que arrojaron los estudios forenses”, añade la mujer.
Sin embargo, según el abogado Saúl León, representante de los Riaño en el proceso penal, la batalla de la familia permitió sacar a flote una versión sustentada técnicamente y que posibilitó la imputación programada para este lunes 5 de agosto contra el dueño del establecimiento. “Es un giro positivo, porque inicialmente la Fiscalía consolidó la tesis de que había sido un accidente y no había responsables”, dice el profesional en derecho.
El cuerpo habló
Claudia Riaño, como una de las víctimas en esta historia, dice que su duelo no empezará hasta que haya un punto final que, en este caso, estará al final del juicio, donde presentarán sus pruebas. Lamenta de que su hermana “no hubiera podido levantar su voz ante la injusticia que vivió. Nos tocó a nosotros”. Pero, al menos en su relato queda claro, que el cuerpo de Deisy sí lo hizo.
“Quien nos ayuda a cuestionar lo que realmente le pasó a mi hermana fue el médico que realizó la necropsia, al señalarnos lo que encontró en la inspección”, señala la hermana. Se trataba de unas marcas blancas, horizontales, en la espalda y extremidades inferiores, que llamaron la atención del especialista, pues es una señal que, generalmente, deja el monóxido de carbono cuando entra al cuerpo.
El indicio fue más claro cuando el médico revisó las fotos del glamping donde durmieron Deisy y su pareja: vio un calentador, que genera monóxido de carbono. Este gas es peligroso para las personas y animales, pues una vez ingresa al organismo a través de los pulmones, llega a la sangre, ocupando el lugar del oxígeno y reduce la capacidad para transportarlo a las células, causando la muerte en minutos.
El proceso para aclarar el hecho de que la inhalación de este componente causó la muerte de la mujer, tardó 90 días, según la familia. Tres meses en los que la memoria y la narrativa alrededor de lo que pasó en el glamping seguía siendo estigmatizante para la familia. Tanto así, que decidieron acudir a una investigación privada, que detalló la fuga de monóxido de carbono que había en los sistemas de la habitación, donde durmió la pareja.
“La SIJIN nos informaba que pidió al equipo de bomberos realizar la inspección en el sitio, pero este no contaba con los elementos para hacerla. Entre otros argumentos, se sentía el afán por dilatar y dilatar el proceso”, manifiesta Claudia. Los peritos privados encontraron que el glamping tendría conexiones de gas ilegales.
El abogado León agrega que tuvieron que interponer una tutela, entre otros recursos, para que el caso se moviera y obtuvieran un nuevo aire de justicia. “En principio, no se le contestaba a las víctimas y le negaban el acceso a la administración de justicia. Tuvimos que hacer requerimientos con la Procuraduría y la Defensoría del Pueblo”, dice.
No era un caso único. Había un referente judicial, con lo ocurrido con el empresario mexicano Luis Fernando Campos Yannelli, quien murió en una habitación del club El Nogal, por una fuga de gas. En este caso, un juez municipal ordenó embargar las cuentas al club, ya que la investigación demostró los problemas en la infraestructura. Con este precedente y la presión de los medios, el abogado de la familia Riaño interpuso una denuncia por homicidio culposo y lesiones personales, en contra el dueño del establecimiento.
Culposo, porque la intención no era quitarle la vida a Deisy. La muerte fue producto de la presunta negligencia con la que operó el sitio, pues, según las pruebas, violó el “deber objetivo” de cuidar a su clientela, al incumplir normas básicas y al descuidar las conexiones de gas.
El delito de lesiones personales, por su parte, es por el estado en el que quedó el novio de Deisy, Fabián, quien hoy reporta una discapacidad del 50 % de su cuerpo, por los efectos del monóxido de carbono, entre ellos, afectaciones en el cerebro.
La defensa sostiene que el denunciado intentó evadir su responsabilidad diciendo que el lugar no contaba con registro en Cámara de Comercio y que solo había prestado el sitio esa noche, que con lo que buscaba sacudirse de las obligaciones que deben cumplir este tipo de negocios.
Otro detalle desconcertante es que el dueño del glamping vendió sus propiedades 19 días después de la muerte de Deisy, dato que consiguió la familia, como resultado de la investigación privada. “Hizo una transacción ficticia, para vender sus inmuebles y decir que no tenía con qué responder. Pero eso no es lo que nos importaba. Nada nos devolverá a mi hermana”.
“Debe haber justicia, porque desde que los responsables instalaron ese calentador sin cumplir los requisitos legales; desviando la conexión, porque solo tenía permiso para un tubo de gas, puso sus vidas en riesgo”, añade Riaño.
En la audiencia de imputación este lunes 5 de agosto, el procesado podrá o no allanarse a los cargos. Si lo hace, accedería a una reducción de pena, la cual puede ir entre los 5 y 8 años de cárcel, según lo considere el juez. Si se declara inocente, se irán a juicio. Este tipo penal, sin embargo, puede ser excarcelable según como avancen las etapas de juicio. La defensa de Deisy irá hasta el final con el fin de defender la verdad y busca una pena ejemplar.
Antes de terminar de hablar, Claudia recuerda a su hermana como una mujer “guerrera”, orgullosa de su hija y trabajadora incansable. Era administradora de empresas con una especialización en Recursos Humanos, de la Universidad Piloto. “Una mujer con muchos sueños, ilusiones por su hija, que para el día de su muerte iba a cumplir 18 años. Trabajadora, una animalista consagrada en hacer campañas para perritos en condición de calle. Una mujer con muchas expectativas de vida, por la que lo único que nos queda pedir es justicia”.
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