El bombardeo de nubes que devolvió el agua a los embalses de Bogotá hace 40 años
La actual sequía vivida en Bogotá ha puesto sobre la mesa la idea de volver a plantear un posible “bombardeo de nubes” el cual en el año 1980 funcionó.
Juan Camilo Beltrán Guzmán
La actual escasez de agua que enfrenta Bogotá ha reavivado el interés en una histórica intervención climática realizada en la década de 1980. En medio de una de las sequías más severas que vivió Colombia en ese entonces, las autoridades capitalinas se vieron obligadas a tomar medidas extraordinarias para enfrentar la crisis en el suministro de agua.
En 1984, el cierre del túnel Palacio-Rioblanco, vital para el transporte de agua desde el sistema Chingaza hacia Bogotá, exacerbó la situación, con una drástica caída del 71 % en el nivel de los embalses. Ante la ausencia de lluvias, las autoridades exploraron la posibilidad de inducir precipitaciones sobre los embalses del norte de la ciudad mediante un proceso conocido como “bombardeo” de nubes.
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¿En qué consiste el proceso?
Este método, que implica enfriar las nubes con anhídrido carbónico o hielo seco para desencadenar la precipitación, fue propuesto por el químico y meteorólogo estadounidense Vincent Joseph Schaefer en 1946. La implementación de esta estrategia innovadora buscaba aliviar los efectos devastadores de la sequía y garantizar el suministro de agua a la ciudad.
El bombardeo de nubes que se llevó a cabo en Bogotá involucró el disparo de cápsulas de yoduro de plata sobre las nubes, resultó efectivo y generó una precipitación de 13 millones de metros cúbicos de agua sobre los embalses. A pesar de las polémicas y debates suscitados, esta medida marcó un hito en la gestión de crisis hídricas en la ciudad, siendo esta la primera vez que se adoptaba un recurso de este estilo.
De acuerdo con el relato del Acueducto expuesto en su página web en donde hablan del tema, la empresa mencionó: “la medida fue efectiva, el bombardeo produjo 13 millones de metros cúbicos de agua sobre los embalses y pese a polémicas, debates, opiniones y caricaturas, el 16 de junio de 1984 la empresa suspendió el racionamiento”.
¿La idea se volvió a plantear después?
En el año 2009, la idea de recurrir al bombardeo de nubes se planteó nuevamente durante otras sequías vividas a nivel nacional. Esta idea se puso sobre la mesa con el objetivo de evitar el racionamiento de agua, lo que provocó que ministro de Ambiente, Carlos Costa, junto con otros expertos ambientales, cuestionaran su efectividad y advirtieran sobre los posibles riesgos ambientales asociados.
Costa, ante la situación e incertidumbre de la época aseguró: “No hay certeza que con la aplicación de este químico se va a tener lluvias, realmente su efectividad es baja, nosotros no pensamos que tenga sentido por el momento utilizar eso en Colombia porque no ha pasado de su etapa experimental, de manera que la forma de enfrentar esta temporada seca es con prevención y con anticipación”, mencionó el ministro.
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¿Qué otros países han adoptado esta medida?
A nivel internacional, países como Venezuela, Estados Unidos y España han implementado esta práctica con resultados satisfactorios durante períodos de escasez de agua. En México, un operativo similar desplegado en 2023 en regiones cómo Sinaloa o Monterrey, se logró aumentar significativamente la caída de lluvia en áreas afectadas por la sequía. Este ha logrado un aumento de caída de lluvia de entre 35 % y 60 % en las áreas en donde se ha aplicado.
China, el país con el mayor sistema de siembra de nubes del mundo, ha implementado esta técnica con el objetivo de poder aumentar la cantidad de lluvia en regiones áridas como lo es su capital, Pekín. Utilizando así cohetes cargados con yoduro de plata. Estos disparan hacia el cielo donde se desea la lluvia, desencadenando así la precipitación. Sin embargo, esta práctica ha generado fuertes conflictos políticos con regiones vecinas, las cuales acusan a China de “robar la lluvia” mediante la siembra de nubes.
Durante los Juegos Olímpicos de 2008, China utilizó la siembra de nubes en Pekín como parte de sus esfuerzos para limpiar el aire de contaminación, aunque ha habido disputas sobre la eficacia de esta medida. En febrero de 2009, China recurrió nuevamente a la siembra de nubes para inducir nevadas artificiales después de una prolongada sequía, lo que resultó en la primera nevada en Pekín desde 1987.
En Estados Unidos, la siembra de nubes se emplea para diversos fines, como aumentar las precipitaciones en zonas de sequía, reducir el tamaño del granizo en tormentas y disminuir la cantidad de niebla en y alrededor de los aeropuertos. Esta técnica también se utiliza en centros de esquí para inducir nevadas. Once estados del oeste y una provincia de Canadá tienen programas de modificación del clima en marcha, mientras que varias empresas comerciales ofrecen servicios de siembra de nubes.
En Australia, la Organización de Investigación Científica e Industrial del Commonwealth (CSIRO) llevó a cabo exitosos experimentos de siembra de nubes en Tasmania en la década de 1960. Estos experimentos lograron aumentar las precipitaciones en la Meseta Central hasta en un 30% durante el otoño. Los éxitos en Tasmania han llevado a la realización periódica de experimentos de siembra de nubes en otras zonas montañosas del estado.
A pesar de los informes alentadores, investigadores del campo de las ciencias atmosféricas aún no han encontrado evidencia contundente de la efectividad a largo plazo de esta técnica. El debate sobre la viabilidad y los riesgos asociados con la manipulación climática continúa en medio de la creciente preocupación por la escasez de agua en Bogotá.
Para conocer más noticias de la capital y Cundinamarca, visite la sección Bogotá de El Espectador.
La actual escasez de agua que enfrenta Bogotá ha reavivado el interés en una histórica intervención climática realizada en la década de 1980. En medio de una de las sequías más severas que vivió Colombia en ese entonces, las autoridades capitalinas se vieron obligadas a tomar medidas extraordinarias para enfrentar la crisis en el suministro de agua.
En 1984, el cierre del túnel Palacio-Rioblanco, vital para el transporte de agua desde el sistema Chingaza hacia Bogotá, exacerbó la situación, con una drástica caída del 71 % en el nivel de los embalses. Ante la ausencia de lluvias, las autoridades exploraron la posibilidad de inducir precipitaciones sobre los embalses del norte de la ciudad mediante un proceso conocido como “bombardeo” de nubes.
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¿En qué consiste el proceso?
Este método, que implica enfriar las nubes con anhídrido carbónico o hielo seco para desencadenar la precipitación, fue propuesto por el químico y meteorólogo estadounidense Vincent Joseph Schaefer en 1946. La implementación de esta estrategia innovadora buscaba aliviar los efectos devastadores de la sequía y garantizar el suministro de agua a la ciudad.
El bombardeo de nubes que se llevó a cabo en Bogotá involucró el disparo de cápsulas de yoduro de plata sobre las nubes, resultó efectivo y generó una precipitación de 13 millones de metros cúbicos de agua sobre los embalses. A pesar de las polémicas y debates suscitados, esta medida marcó un hito en la gestión de crisis hídricas en la ciudad, siendo esta la primera vez que se adoptaba un recurso de este estilo.
De acuerdo con el relato del Acueducto expuesto en su página web en donde hablan del tema, la empresa mencionó: “la medida fue efectiva, el bombardeo produjo 13 millones de metros cúbicos de agua sobre los embalses y pese a polémicas, debates, opiniones y caricaturas, el 16 de junio de 1984 la empresa suspendió el racionamiento”.
¿La idea se volvió a plantear después?
En el año 2009, la idea de recurrir al bombardeo de nubes se planteó nuevamente durante otras sequías vividas a nivel nacional. Esta idea se puso sobre la mesa con el objetivo de evitar el racionamiento de agua, lo que provocó que ministro de Ambiente, Carlos Costa, junto con otros expertos ambientales, cuestionaran su efectividad y advirtieran sobre los posibles riesgos ambientales asociados.
Costa, ante la situación e incertidumbre de la época aseguró: “No hay certeza que con la aplicación de este químico se va a tener lluvias, realmente su efectividad es baja, nosotros no pensamos que tenga sentido por el momento utilizar eso en Colombia porque no ha pasado de su etapa experimental, de manera que la forma de enfrentar esta temporada seca es con prevención y con anticipación”, mencionó el ministro.
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¿Qué otros países han adoptado esta medida?
A nivel internacional, países como Venezuela, Estados Unidos y España han implementado esta práctica con resultados satisfactorios durante períodos de escasez de agua. En México, un operativo similar desplegado en 2023 en regiones cómo Sinaloa o Monterrey, se logró aumentar significativamente la caída de lluvia en áreas afectadas por la sequía. Este ha logrado un aumento de caída de lluvia de entre 35 % y 60 % en las áreas en donde se ha aplicado.
China, el país con el mayor sistema de siembra de nubes del mundo, ha implementado esta técnica con el objetivo de poder aumentar la cantidad de lluvia en regiones áridas como lo es su capital, Pekín. Utilizando así cohetes cargados con yoduro de plata. Estos disparan hacia el cielo donde se desea la lluvia, desencadenando así la precipitación. Sin embargo, esta práctica ha generado fuertes conflictos políticos con regiones vecinas, las cuales acusan a China de “robar la lluvia” mediante la siembra de nubes.
Durante los Juegos Olímpicos de 2008, China utilizó la siembra de nubes en Pekín como parte de sus esfuerzos para limpiar el aire de contaminación, aunque ha habido disputas sobre la eficacia de esta medida. En febrero de 2009, China recurrió nuevamente a la siembra de nubes para inducir nevadas artificiales después de una prolongada sequía, lo que resultó en la primera nevada en Pekín desde 1987.
En Estados Unidos, la siembra de nubes se emplea para diversos fines, como aumentar las precipitaciones en zonas de sequía, reducir el tamaño del granizo en tormentas y disminuir la cantidad de niebla en y alrededor de los aeropuertos. Esta técnica también se utiliza en centros de esquí para inducir nevadas. Once estados del oeste y una provincia de Canadá tienen programas de modificación del clima en marcha, mientras que varias empresas comerciales ofrecen servicios de siembra de nubes.
En Australia, la Organización de Investigación Científica e Industrial del Commonwealth (CSIRO) llevó a cabo exitosos experimentos de siembra de nubes en Tasmania en la década de 1960. Estos experimentos lograron aumentar las precipitaciones en la Meseta Central hasta en un 30% durante el otoño. Los éxitos en Tasmania han llevado a la realización periódica de experimentos de siembra de nubes en otras zonas montañosas del estado.
A pesar de los informes alentadores, investigadores del campo de las ciencias atmosféricas aún no han encontrado evidencia contundente de la efectividad a largo plazo de esta técnica. El debate sobre la viabilidad y los riesgos asociados con la manipulación climática continúa en medio de la creciente preocupación por la escasez de agua en Bogotá.
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