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Entre las imponentes paredes de ladrillo de la Plaza La Santamaría hay 93 años de historia, que empiezan a dar un giro. Construida para las corridas de toros, expresión que para sus seguidores es cultura y para sus detractores un espectáculo cruel, este edificio ahora se destinará a cualquier tipo de evento alejado del maltrato animal. Esto, por cuenta de la ley que expidió el Congreso, que prohíbe los espectáculos taurinos en el país. Sin embargo, surgió una pregunta ¿qué sucederá ahora con la emblemática plaza?
La tradicional Plaza de Toros de Santamaría ahora tiene nuevo nombre. La Alcaldía de Bogotá la rebautizó Plaza Cultural La Santamaría, decisión que recibieron con alegría los animalistas y grupos sociales, que por años lucharon por este cambio, y el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, expresó el nuevo para este recinto: “Este lugar lo que queremos resignificar y transformar para el disfrute de toda la ciudad. La plaza acogerá actividades del Festival de Verano, torneos deportivos, el Petronio y muchos más”.
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Asimismo, el mandatario subrayó el propósito de darle un enfoque deportivo a la plaza: “Como ciudad queremos resignificar este sitio especial de la historia de nuestra ciudad. Resignificarlo para volverlo un espacio de vida, de cultura, de deporte”, comentó. En respuesta a esta visión, y en el marco del Festival de Verano, el Distrito organizó el primer evento deportivo en la Plaza, luego de la prohibición de las corridas.
Se trató de un torneo internacional de balón mano, que durante dos días brindó a la ciudadanía la oportunidad de presenciar un espectáculo deportivo diferente. Este cambio de uso es un primer paso hacia la transformación del espacio en un centro cultural y deportivo, que albergará una amplia variedad de eventos en el futuro. El torneo contó con la participación de equipos internacionales provenientes de Puerto Rico y Ecuador, así como equipos locales de San Andrés, Atlántico y Bogotá. Aunque se esperaba una mayor asistencia, el evento fue una prueba de que la plaza no quedará en el abandono y será un espacio cultural y deportivo para los habitantes de la ciudad.
Al llegar, las grandes puertas metálicas de la plaza estaban abiertas, permitiendo el libre acceso al recinto. Desde el exterior, se escuchaban los gritos de los jugadores pidiendo la pelota o las instrucciones de sus entrenadores. Una vez dentro, las graderías, donde se encontraban unas 200 personas que se quedaban por breves periodos antes de explorar otros sectores del lugar o retirarse, mostraban un ambiente distinto.
Ya no abundaban las camisas blancas con sombreros y pañoletas rojas; en cambio, se veía un público diverso, vestido de manera casual y sin gritar el tradicional “olé” de las corridas. En la estructura de la plaza aún se podían ver los broches y portones utilizados para el ingreso de los animales, momentos antes de las corridas, aunque ahora estos elementos estaban en parte ocultos por la arena y los arcos colocados en cada costado, de la parte inferior del lugar, para permitir la competencia de balonmano.
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Un residente del conjunto Torres del Parque, que tiene vista a la plaza, comentó sobre el cambio: “Me parece una actividad impresionante. Esto se viene haciendo también con voleibol algunos días entre semana. Hacen como partidos amistosos o no sé si es una academia, pero me parece algo muy bonito”. Y recordó: “Por varios años, mis padres preferían no estar en la casa los domingos para no tener que escuchar los gritos de quienes apoyaban ese maltrato o ver el mal llamado espectáculo de los toreros en la plaza”.
En contraste, aficionados a la tauromaquia y hasta algunos toreros se manifestaron en los alrededores de la plaza durante semanas, con pancartas y letreros, pidiendo que se reconsiderara la situación, fueron ignorados tanto por el gobierno local como por el nacional. El torneo de balonmano, que duró dos días, concluyó con la victoria del equipo bogotano, el domingo 11 de agosto, alrededor de las nueve de la noche.
Aunque no se han anunciado más eventos en la plaza para lo que queda del año, se espera que este espacio cultural tome un nuevo rumbo, lleno de espectáculos que logren superar el legado de maltrato que durante décadas marcó este emblemático lugar.
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