El costo de los trancones en Bogotá: esto dicen líderes mundiales en la materia
Baja productividad, vías más peligrosas y desiguales, son algunas de las externalidades de la mala movilidad en la capital del país. Expertos analizan cómo la capital llegó a ser la ciudad con el peor tráfico del mundo y sus implicaciones.
Fernan Fortich
Perder 5,5 días de su vida al año metido en un trancón es una pesadilla de los tiempos modernos y de las urbes, que nadie quisiera enfrentar. Sin embargo, es la realidad que viven millones de capitalinos quienes, según el último estudio del Índice TomTom Tráfico, pierden 132 horas al año durante sus desplazamientos diarios. Por delante de otras metrópolis en India, Perú, Rumania, Brasil y México, entre otras, la capital colombiana es la líder mundial de la congestión vehicular, evidenciando todo lo que falta por mejorar.
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Perder 5,5 días de su vida al año metido en un trancón es una pesadilla de los tiempos modernos y de las urbes, que nadie quisiera enfrentar. Sin embargo, es la realidad que viven millones de capitalinos quienes, según el último estudio del Índice TomTom Tráfico, pierden 132 horas al año durante sus desplazamientos diarios. Por delante de otras metrópolis en India, Perú, Rumania, Brasil y México, entre otras, la capital colombiana es la líder mundial de la congestión vehicular, evidenciando todo lo que falta por mejorar.
Para calcular lo que padecen algunos capitalinos, el estudio se basó en el tiempo que toma, en promedio, movilizarse en vehículo particular (no transporte público) en un recorrido de 10 kilómetros durante las horas pico. Este dato lo comparan con el tiempo del mismo recorrido cuando las vías estás libre de tráfico. Así se calcula el tiempo “perdido”, que es la consecuencia más evidente de la congestión vehicular. Sin embargo, detrás hay externalidades ocultas, que aumentan el dolor de cabeza de movilizarse en Bogotá.
“Hay costos generales e individuales en lo económico, en lo social y en lo ambiental. Unos los cubren el conjunto de la ciudadanía y los otros directamente las personas más modestas, que viven y trabajan más lejos e invierten más tiempo y dinero, que en muchos casos son mujeres”, analiza Ricardo Montezuma, director de la Fundación Ciudad Humana y experto en movilidad.
Baja movilidad, baja productividad
Uno de los principales de los costos de los trancones son sus costos económicos. Según cifras del Departamento Nacional de Planeación (DNP), de cada $100 pesos que facturan las empresas en Colombia, estas destinan en promedio $12,60 a financiar los costos de transporte y logística involucrados en la producción y distribución de sus productos y servicios.
“Hoy en el país, en el ingreso a las ciudades, se pierde en competitividad, por ineficiencias. Se pierden casi $16 billones, porque las vías no están conectadas”, indica María Carolina Castillo, directora de Probogotá.
Aun así, para expertos este enfoque es reduccionista debido a que el impacto real lo sienten los trabajadores, cuya calidad de vida y productividad se ve fuertemente afectada.
“Estamos hablando de personas que tienen que pasar en un tiempo importante en el transporte, y eso tiene implicaciones en su desempeño laboral, porque que no duermen lo suficiente, o tienen tiempo para desconectarse. Creo que también es relevante considerar el impacto cognitivo que esto tiene en ellas”, analiza Andrés Felipe Giraldo, experto en economía de la Universidad Javeriana.
Además de esto, para Giraldo el alto nivel de congestión en las ciudades se debe también a la mala distribución espacial y segregada de la capital del país, en donde personas que habitan en el extremo sur de la ciudad, trabajan en las localidades del Norte, lo que genera alto costo para la ciudad y para los ciudadanos.
“La congestión hace que las personas tengan que madrugar más. Si hacemos el cálculo de las ocho horas de trabajo estructuradas en el país, de las ocho horas de sueño que recomienda la OMS y ocho horas de esparcimiento, es desde estos dos últimos rubricas de tiempo que se pierden, para la primera se mantenga”, expresó Jose Stalin Rojas, experto en movilidad y director del Observatorio de Movilidad de la U. Nacional.
Un transporte desigual y peligroso
El costo de la mala movilidad y la congestión vehicular en las vías de Bogotá no afecta igual a todos los capitalinos, teniendo un impacto particular en las mujeres y en aquellos que se movilizan en transporte público.
“La congestión también afecta más a las mujeres, que por sus labores de cuidado como ir a la guardería, al supermercado, entre otros sitios, tiene movimientos poligonales, a diferencia de sus contrapartes masculinas, que suelen tener una movilidad más pendular, entre su casa y el trabajo, y esto se debe tener en cuenta en el diseño de políticas públicas”, María Fernanda Ramírez, líder movilidad sostenible y segura de la Fundación Despacio.
Por su parte, análisis de la Liga contra la Violencia Vial demuestran que los picos de velocidad relacionados con los trancones y la alta variabilidad de los límites de velocidad. generan siniestros viales más mortales. Asimismo, existen múltiples estudios que indican la congestión vehicular causa un estrés importante en las personas, así como una conducción más violenta por su parte.
Además de esto, la congestión vehicular afecta además a aquellas personas que se movilizan en transporte público en las vías de la capital, en particular los buses zonales que comparten los corredores con los carros particulares.
“Hay algo que tener en cuenta en este tipo de mediciones, y que se basa en la movilidad particular. Así, creo queda una reflexión de porque si el tráfico mixto se mueve tan lento en la ciudad, porque ponemos el transporte público casi el doble, porque los estamos poniendo en carriles mixtos, los ponemos a aguantar el bus zonal, los mismos obstáculos, esto no es viable ni competitivo para la ciudad”, explica Germán Prieto, experto en movilidad y director del programa de Gestión del Transporte de Utadeo.
Una reflexión en torno al trancón
Para expertos, los resultados de esta encuesta debe ser tomada, al menos, con reserva debido a su modo de construcción. En ese sentido, aseguran que el método de estudio privilegia la cantidad kilómetros de vía por habitante; lo cual es injusto si se compara con ciudades de países más industrializados frente a la densa y caótica urbe bogotana.
“Tal vez no sea posible salir de los primeros lugares de los rankings de congestión de carros, pero si se pueden lograr muchas mejoras en acceso de la mayoría, con las grandes inversiones en transporte masivo y con medidas para que la gente no tenga que hacer desplazamientos tan largos: acercar orígenes y destinos. También con medidas Impopulares, pero efectivas como el cobro por congestión al tiempo que mejora calidad y seguridad del transporte público”, indicó Darío Hidalgo, experto en movilidad.
A esto se suma experto en movilidad Germán Prieto, quien indica que” Bogotá no es una ciudad para que se base en carros, que representan solo el 15 % de los viajes en la ciudad. Es necesario hacer una reflexión a como usar ese reducido espacio vial, y como deberíamos priorizar a otro tipo de usuarios, como peatones, ciclistas y usuarios de transporte público, que son más numerosos, y que se mueven de manera sostenible”
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