El costo oculto detrás de los problemas de movilidad de Bogotá
Contaminación, accidentes y millonarias pérdidas en competitividad hacen parte del costo de los trancones en la ciudad. Expertos y funcionarios de la administración discuten el precio oculto de tener vías insuficientes en Bogotá.
Fernan Fortich
Durante décadas, la capital del país ha sido infame por sus problemas de movilidad. Con altos puestos en los escalafones de las ciudades con el peor tráfico, el constante descontento de los capitalinos al movilizarse en sus vías y, ahora, con más de 500 frentes de obras para ingresar y salir de la ciudad parece más difícil que nunca.
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Durante décadas, la capital del país ha sido infame por sus problemas de movilidad. Con altos puestos en los escalafones de las ciudades con el peor tráfico, el constante descontento de los capitalinos al movilizarse en sus vías y, ahora, con más de 500 frentes de obras para ingresar y salir de la ciudad parece más difícil que nunca.
Bogotá, como muchas capitales en países en vía de desarrollo, enfrenta desafíos considerables en movilidad, en particular en términos de infraestructura. Esto se debe, señalan expertos, a que esta última fue diseñada y planificada para una población que es la mitad, o inclusive menos, de lo que es hoy en día. Para ponerlo en cifras, el número de habitantes en Bogotá paso de ser 325 mil, en 1937, a cerca de 8 millones en 2022, de acuerdo con datos de la Secretaría de Planeación.
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De esta manera, con un parque automotor de más de 2,4 millones de vehículos (que sigue en aumento), corredores viales como avenida Boyacá, calle 13, calle 80 y las autopistas Sur y Norte enfrentan el paradigma económico de un exceso de demanda con una oferta limitada. Lo que hace que estas vías, en horas pico, tengan en ocasiones más el aspecto de parqueaderos que de autopistas de alta velocidad.
Según el informe “Pulso de bienestar urbano”, desarrollado por el Centro de Pensamiento Futuros Urbanos, en donde se consultó a expertos en varias áreas; la movilidad es uno de los ítems peor calificados en la ciudad.
“Movilidad fue uno de los sectores con menor calificación y aunque en ambos se reconoce que las acciones ayudan de alguna manera, estas son limitadas y no resuelven la complejidad de los problemas de cada sector”, afirma Ómar Oróstegui Restrepo, director del centro de pensamiento.
No obstante, más allá de la experiencia negativa de andar en carro, moto, bus o bicicleta en Bogotá, hay una consecuencia oculta en los problemas de movilidad: sus costos económicos y ambientales.
Como concuerdan expertos y estudios de movilidad, la congestión en el tráfico de Bogotá es costosa, tanto para sus habitantes como las administraciones que invierten billones en la construcción y mantenimiento de vías. Pero, ¿qué tan grande es el problema de movilidad en la ciudad, y cuánto le cuesta a los bogotanos?
Baja competitividad y calidad de vida
La movilidad en la ciudad es un elemento fundamental para la productividad y la calidad de vida de las personas que viven y trabajan en las urbes. En esto último, a pesar de avances importantes, Bogotá tiene aún un largo camino por delante.
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Según cifras de la Alcaldía Mayor de Bogotá, un viaje promedio, de ida y venida, entre Bogotá y Cundinamarca toma alrededor de 3 horas y 30 minutos; una cifra que, aunque conservadora para algunos, es alarmante por varios factores para la administración actual.
“Hay problemas de transporte público entre Bogotá y los municipios aledaños. Falta un sistema de seguridad que permita disminuir el crimen en los límites con los municipios, esa es una deuda con los campesinos”, señala Felipe Jiménez, secretario de Gobierno de Bogotá.
Unos de los principales sectores que reclaman las insuficiencias en las vías de la ciudad son los empresarios y productores. De acuerdo con algunos dueños de empresas de transporte de mercancía, diariamente se pierden una o dos horas de trabajo en trancones como resultados de los trancones en Bogotá.
Con esto parece concordar María Carolina Castillo, directora de ProBogotá, quien señala que la poca conexión en las vías de entrada y salida de la ciudad afectan seriamente el crecimiento económico, la dignidad humana e incluso la seguridad alimentaria de la región.
“Hoy en el país, en el ingreso a las ciudades, se pierde en competitividad por ineficiencias. Se pierden casi $16 billones, porque las vías no están conectadas. En la ciudad hacen falta vías y transporte adecuados e integrados, que permitan sacar los alimentos al mercado más grande del país. Hay que decir que por la ineficiencia de las vías cada año se pierden toneladas alimentos que se dañan en las vías de Bogotá”, indicó Castillo.
Por su parte, para el experto de movilidad y director del Observatorio de Movilidad de la Universidad Nacional, José Stalin Rojas, a pesar de que las empresas señalan ser las mayores afectadas de este problema, son finalmente las familias de la capital las que terminan pagando el mayor precio.
“Sin duda hay unos costos para las empresas por los trancones; sin embargo, estos los terminan asumiendo son las familias. Los padres y sus hijos, por el estado de las vías, tienen que levantarse a las 5 de la mañana para estar listos para la pasada de las rutas una hora después. Entonces estos costos se trasladan antes a las familias, que a las empresas”, manifestó Rojas.
Ante este panorama, cabe señalar que en la ciudad ha habido avances. Según estudios de la Cámara de Comercio de Bogotá, la rapidez con la que se desplazan los capitalinos no solo ha aumentado en los últimos años, sino que es la más alta en los últimos tres años.
El costo ambiental
La contaminación del aire y la circulación de vehículos a combustión están directamente ligadas. De acuerdo con un estudio del año pasado de la ONG Greenpeace, los vehículos particulares, a pesar de representar el 11 % de los viajes en Bogotá, son responsables de entre el 40 y 70 % de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). De esto, se calcula que el 80 % de las partículas PM 2,5 son generadas por vehículos particulares.
Cabe señalar que a pesar de medidas como la extensión del Pico y Placa, que busca reducir la emisión de GEI, en los últimos años, la calidad del aire en la capital se ha mantenido estable.
A esto se suma el panorama del crecimiento sostenido de los vehículos en las calles y parqueaderos de la capital. A junio de este año, en Bogotá se matricularon 4.171 vehículos nuevos, sin contar que muchos de los carros de municipios aledaños también transitan por la capital.
En este caso, es importante señalar que en municipios como Chía o Funza, por ejemplo, la inscripción de nuevos carros creció 52 y 36,1 %, respectivamente. Así, aunque hay menos carros en las calles, sigue creciendo el número de automotores a la espera para salir a circular por unas vías ya saturadas.
“De acuerdo con estudios recientes dentro de los costos de la congestión del tráfico, hay que tener en cuenta también la pérdida gasolina y el aumento de la contaminación. Además de esto, los niveles excesivos de tráfico generan costos sociales como el ruido, accidentes, entre otros, que se vuelven asuntos cruciales para la movilidad en Bogotá”, indica un estudio reciente del Banco de Desarrollo Latinoamericano.
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Las promesas en movilidad
Actualmente, la administración de Claudia López tiene un plan de inversión de movilidad de cerca $27 billones de pesos, en obras como el Metro de Bogotá, las ampliaciones de la calle 13 y la Autopista Norte, entre otras.
“Bogotá va a mejorar, va a salir del atraso en la infraestructura, pero vamos a estar en obra 10 años. Tenemos que hacer en 20 años, lo que no hicimos en casi 100″, aseguró públicamente Claudia López, alcaldesa de Bogotá.
Así las cosas, por el momento, los bogotanos tendrán que poner a prueba su paciencia al volante, con la promesa que las obras que se realizan en la ciudad minimicen los altos costos de una mala movilidad.
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