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En los últimos días, las calles de Bogotá han sido escenario de manifestaciones. Este jueves no fue la excepción y la capital fue epicentro de las protestas que también se vivieron en todo el país. Estudiantes, docentes, trabajadores, sindicalistas, pensionados, trabajadores de la Rama Judicial y transportadores salieron a demostrar su descontento. Si bien los motivos de protesta no eran los mismos, los gremios se unieron y apoyaron el paro nacional. El éxito de la convocatoria contrastó con los daños al gran perjudicado de la jornada: el transporte.
Desde antes del mediodía, importantes corredores viales se vieron afectados por el paso o bloqueo de los manifestantes. Las carreras Décima y Séptima y las avenidas Caracas, El Dorado, Autonorte y NQS fueron las vías más congestionadas debido a las manifestaciones. Esto ocasionó el cierre de varias estaciones de Transmilenio y retrasos de hasta media hora en los servicios.
Los usuarios que estaban dentro de las estaciones no fueron los únicos perjudicados. Quienes intentaban tomar transporte, sobre todo desde el centro, tuvieron que caminar hasta la Circunvalar, donde se registraron varias aglomeraciones.
La jornada de ayer se sumó a la vivida el miércoles, con los disturbios que protagonizaron comerciantes de San Victorino en rechazo a los operativos de la DIAN. El saldo: calles llenas de piedras, cinco buses de TM con vidrios rotos y 15 puertas del sistema afectadas. Las autoridades anunciaron sanciones para los violentos.
¿Por qué salieron estudiantes, trabajadores y transportadores?
La marcha de los trabajadores fue encabezada por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y la Federación de Trabajadores de la Educación (Fecode). Su motivo para salir a las calles fue rechazar la reforma tributaria impulsada por el Gobierno bajo el nombre de “Ley de Financiamiento”, que gravaría con IVA casi la totalidad de productos de la canasta familiar. La propuesta de estas organizaciones para reactivar la economía es garantizar una mejora en la capacidad adquisitiva de la ciudadanía con alzas generales de salario. Según dicen, así se mejorará el consumo y, por ende, la producción y el recaudo.
Los transportadores, aunque intentaron protestar a bordo de sus vehículos, los trabajadores de transporte especial y escolar tuvieron que bajarse de ellos y hacer su manifestación a pie para no generar mayor congestión. Su motivación para sumarse al paro nacional fue rechazar el Decreto 431 de 2017, que obliga a los vehículos que prestan transportes especiales a asociarse con una empresa autorizada por el Ministerio de Transporte. Este es un primer paso para regular la prestación de servicios como Uber y Cabify, pues es en estos vehículos que generalmente se prestan dichos servicios ilegales.
La marcha de los pensionados fue organizada por la Confederación Democrática de Pensionados, que tampoco ve con buenos ojos la propuesta del presidente Iván Duque de una nueva reforma tributaria. Y es que si el plan es aprobado por el Congreso, quienes reciben una mesada superior a $4,8 millones tendrían que empezar a tributar. Hoy estas pensiones no tienen impuesto alguno. No obstante, de acuerdo con el Gobierno, apenas un 4 % de los pensionados del país recibe una renta que supera dicha cifra. El porcentaje restante, que recibe entre uno y seis salarios mínimos, quedaría exento.
La comunidad educativa es la gran protagonista de esta oleada de manifestaciones en la ciudad. Desde hace un mes, la Asociación de Representantes Estudiantiles de la Educación Superior (Acrees) organiza a los universitarios para que reclamen su derecho a una educación de calidad. Aunque ya están sentados en una mesa de negociación, una de las exigencias que le hicieron al Gobierno, los estudiantes salieron a las calles para exigir recursos que sanen las finanzas de las universidades públicas de todo el país. Por ahora, el único logro de las protestas ha sido establecer las reglas de juego de la negociación.