“El dolor que sentí es indescriptible”, pasajera de accidente en Av. Circunvalar
El Espectador conoció unos de los testimonios de una de las pasajeras del taxi que fue embestido por un camión de carga el pasado 2 de marzo. De acuerdo con la comunidad, el caso refleja los problemas de movilidad en el sector.
Entre las seis personas heridas que dejó el accidente que se registró el pasado miércoles, 2 de marzo, en la Avenida Circunvalar, se encuentra Luisa Fernanda Sasa, quien tras el siniestro está bajo observación médica por una fractura en la cadera y una posible fisura de columna.
A dos días del accidente, Luisa recuerda aún con angustia los hechos y decisiones que la pusieron en el sitio del accidente. Ese día salió de su trabajo en el Colegio Nueva Inglaterra, en el norte de Bogotá, donde trabaja como auxiliar de preescolar.
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Sobre la Carrera 72, con la Avenida Caracas, se despidió de una compañera de trabajo y esperó por cerca de una hora un bus del Sistema Integrado de Transporte Público (SITP) que recorre la vía La Calera. El mismo que es utilizado por los habitantes que residen después de La Capilla (4 Km), en barrios como San Luis, en donde vive Luisa.
“Seguí esperando el bus cuando pasó un vecino en el taxi y ofreció llevarnos, por lo cual lo acepte, ya que el transporte ha estado muy malo y la mayoría de buses que pasaban ya estaban llenos”, dice Luisa Fernanda Sasa, recordando los momentos previos al accidente.
Debido al trancón que había esa noche sobre la Carrera Séptima, tomaron la Circunvalar hasta llegar al semáforo de la Calle 84, donde empieza la subida a La Calera. De lo que ocurrió después, Luisa recuerda haber escuchado un golpe y cuando se rompieron los vidrios del taxi, que salió disparado y dio varias vueltas.
“Lo único que hice fue empezar a orar y tan pronto el taxi quedó quieto, junto con Luigi, uno de los muchachos que iba a mi lado, empezamos a gritar por ayuda. Yo sentía que me estaba ahogando. En ese momento la gente volteó el taxi y pude respirar mejor”, describió Sasa.
Y agregó: “el dolor que sentía en mi cuerpo es indescriptible, solo ansiaba la hora de salir. El muchacho que estaba al lado mío me ayudó mucho, solo pedíamos que nos sacaran rápido. Los otros dos muchachos no respondían, yo estaba llena de sangre del conductor.”
Momento después, Luisa fue sacada del vehículo por equipos de socorro junto con los pasajeros. Allí, fue trasladada a un centro asistencial en donde se recupera y está pendiente del dictamen médico sobre el estado de su columna.
En total, este accidente dejó un saldo de seis heridos y dos personas fallecidas, ambos ocupantes de la parte delantera del taxi. Por el momento, se mantiene la hipótesis de una falla mecánica como causante del accidente.
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Por su parte líderes del sector de La Calera señalan que, aunque no fue un causa directa del accidente, la falta de opciones de movilidad que tuvo Luisa esa noche, y que la puso en ese sitio, refleja la dificultad de los habitantes del sector para salir y regresar a su hogares.
“No fue un accidente porque sí, son personas de acá, del barrio que están sufriendo el problema del transporte. Hay que reconocer que estas personas tuvieron que subirse al taxi, porque me contaron que esperaron más de una hora el bus del SITP que nunca apareció”, indicó Paola Ávila, lideresa de la UPZ 89, donde se encuentra el barrio San Luis.
De esta manera, la comunidad exige que Transmilenio y los consorcios mejoren el servicio en la zona, que según han conocido, solo tienen 33 buses disponibles para casi 23 mil potenciales usuarios que residen en esta zona.
Para conocer más noticias de la capital y Cundinamarca, visite la sección Bogotá de El Espectador.
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A dos días del accidente, Luisa recuerda aún con angustia los hechos y decisiones que la pusieron en el sitio del accidente. Ese día salió de su trabajo en el Colegio Nueva Inglaterra, en el norte de Bogotá, donde trabaja como auxiliar de preescolar.
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“Seguí esperando el bus cuando pasó un vecino en el taxi y ofreció llevarnos, por lo cual lo acepte, ya que el transporte ha estado muy malo y la mayoría de buses que pasaban ya estaban llenos”, dice Luisa Fernanda Sasa, recordando los momentos previos al accidente.
Debido al trancón que había esa noche sobre la Carrera Séptima, tomaron la Circunvalar hasta llegar al semáforo de la Calle 84, donde empieza la subida a La Calera. De lo que ocurrió después, Luisa recuerda haber escuchado un golpe y cuando se rompieron los vidrios del taxi, que salió disparado y dio varias vueltas.
“Lo único que hice fue empezar a orar y tan pronto el taxi quedó quieto, junto con Luigi, uno de los muchachos que iba a mi lado, empezamos a gritar por ayuda. Yo sentía que me estaba ahogando. En ese momento la gente volteó el taxi y pude respirar mejor”, describió Sasa.
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Momento después, Luisa fue sacada del vehículo por equipos de socorro junto con los pasajeros. Allí, fue trasladada a un centro asistencial en donde se recupera y está pendiente del dictamen médico sobre el estado de su columna.
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De esta manera, la comunidad exige que Transmilenio y los consorcios mejoren el servicio en la zona, que según han conocido, solo tienen 33 buses disponibles para casi 23 mil potenciales usuarios que residen en esta zona.
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