El Espectador le explica lo que está pasando en Bogotá con la seguridad
Cadáveres embolsados, bandas transnacionales operando en la capital, guerra por el control de las calles y el microtráfico, en medio de esta realidad.
Edwin Bohórquez Aya
Es miércoles, día de El Espectador le explica. Intranquilidad. Esa fue la palabra que usó el brigadier general Carlos Triana, nuevo comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, cuando Miguel Castellanos lo entrevistó esta semana para preguntarle sobre cómo leía a la ciudad que recibía, que ahora tiene la misión de proteger, que él mismo describe como una metrópoli en donde se concentra todo el poder público y que, cuando se aterriza entre quienes no viajamos en carro blindado ni con escoltas, requiere de un trabajo policial efectivo, inteligente y estratégico porque “cada una de las localidades tiene diferentes problemáticas” por enfrentar. Nos agobian las noticias de robos cada día, ya no son pocas las familias que tuvieron que enfrentar algún hecho violento de este tipo, también vemos videos en donde hombres con pistolas atracan a personas que van en sus carros particulares, no paran los casos de robos a quienes salen con sumas importantes de dinero de los bancos o casas de cambio y cuando las cosa no podría ser peor, empezamos a leer sobre el hallazgo de cuerpos embolsados en la capital de los colombianos. Así que este boletín está dedicado a explicar qué es lo que está pasando en Bogotá y por qué, más allá de la tan llamada percepción, se necesitan acciones contundentes para que quienes habitamos la ciudad más grande de Colombia, que más foráneos nacionales y extranjeros recibe, recupere la confianza de la ciudadanía. Dejaremos una serie de enlaces a los que recomendamos entrar para que se pueda entender mejor cada una de las aristas. Comencemos.
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Es miércoles, día de El Espectador le explica. Intranquilidad. Esa fue la palabra que usó el brigadier general Carlos Triana, nuevo comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, cuando Miguel Castellanos lo entrevistó esta semana para preguntarle sobre cómo leía a la ciudad que recibía, que ahora tiene la misión de proteger, que él mismo describe como una metrópoli en donde se concentra todo el poder público y que, cuando se aterriza entre quienes no viajamos en carro blindado ni con escoltas, requiere de un trabajo policial efectivo, inteligente y estratégico porque “cada una de las localidades tiene diferentes problemáticas” por enfrentar. Nos agobian las noticias de robos cada día, ya no son pocas las familias que tuvieron que enfrentar algún hecho violento de este tipo, también vemos videos en donde hombres con pistolas atracan a personas que van en sus carros particulares, no paran los casos de robos a quienes salen con sumas importantes de dinero de los bancos o casas de cambio y cuando las cosa no podría ser peor, empezamos a leer sobre el hallazgo de cuerpos embolsados en la capital de los colombianos. Así que este boletín está dedicado a explicar qué es lo que está pasando en Bogotá y por qué, más allá de la tan llamada percepción, se necesitan acciones contundentes para que quienes habitamos la ciudad más grande de Colombia, que más foráneos nacionales y extranjeros recibe, recupere la confianza de la ciudadanía. Dejaremos una serie de enlaces a los que recomendamos entrar para que se pueda entender mejor cada una de las aristas. Comencemos.
Kennedy: 12 homicidios en 31 días. Así tituló Miguel Castellanos un texto del 26 de septiembre de 2021 cuando retrataba una violenta realidad que se vivía en Bogotá. Una variable, tanto en ese momento como hoy, aparecía de manera constante cada vez que se registraban este tipo de hechos: tráfico de estupefacientes. Se venía hablando del Plan de Intervención y Acompañamiento a Bogotá, con el que la autoridad distrital, un mes atrás, buscaba impactar a seis localidades, incluyendo a esa, Kennedy. Y en medio de esta difícil situación, ya se nos había advertido como ciudadanía de una alerta temprana de la Defensoría del Pueblo cuando se habló de presencia de grupos ilegales en diez localidades de la capital. ¿Cuáles? Autodefensas Gaitanistas, un frente urbano del Eln, disidentes de las extintas Farc, Águilas Negras, Los Paisas y Los Boyacos. ¿Dedicadas a qué? Homicidio, extorsión y restricciones de movilidad entre la ciudadanía (fronteras invisibles), detallaba en su informe periodístico la sección Bogotá de El Espectador.
Se fueron tomando muchas medidas como la de la prohibición del parrillero en ciertas franjas horarias o la de la permanencia en parques públicos después de las 10 de la noche. Incluso se creó el Comando Contra el Atraco tras un marzo muy violento en Ciudad Bolívar. “Parece una radiografía. Lo sucedido la noche de este sábado 26 de marzo fue muy parecido al atentado del pasado 5 de marzo. Eran un poco más de las 7:30 p.m. cuando un artefacto explosivo detonó cerca del CAI del barrio Arborizadora, en la localidad de Ciudad Bolívar, lo mismo que sucedió hace 21 días, pero esa vez fue en cercanías a la estación de Policía de Sierra Morena”, escribió Miguel Castellanos, quien se ha dedicado, en la calle, a seguir esta dura realidad que se vive en Bogotá. Incluso esgrimió una pregunta que ya muchos se estaban haciendo: ¿Está Ciudad Bolívar sitiada por la criminalidad? Era preciso recordar que en el atentado terrorista donde murieron dos menores de edad y se contaron 35 heridos.
Ya, en abril de este año, la cosa no cambiaba. El primer día de ese mes una alerta de explosivo en el centro terminó en con el hallazgo de un cadáver. El paquete estaba debajo de una caneca de la basura, primero fue el CTI quien verificó, se usó un robot y un canino para confirmar la existencia del explosivo, pero todo resultó en un cuerpo sin vida. Estaba amarrado y con signos de tortura. Era evidente que la política de seguridad de Bogotá tenía que pasar por revisión, fortalecerse, porque la criminalidad seguía haciendo lo suyo. Veinte días pasaron y se hizo pública la encuesta de la Cámara de Comercio de Bogotá y, sin dar mucha vuelta, revelaba que el índice de percepción de inseguridad en el 2021 había llegado al 88 %. ¿Qué decía la data de la Secretaría de Seguridad? Que el homicidio y el hurto fueron los indicadores que marcaron tendencia el año pasado. “Las estadísticas indican que el año pasado el homicidio aumentó 10 %, con respecto al 2020, registrando 1.142 casos. En el caso del hurto a personas, la cantidad de denuncias creció 30,9 %, llegando a casi 26.000″. Pero, claro, en el 2020 fue la pandemia, estuvimos, muchos, en casa por miedo al coronavirus. Sin embargo, cuando se compara con cifras del 2019, “siete de los 16 delitos de alto impacto, los que más tocan a la ciudadanía, también se incrementaron. Estos son extorsión, homicidio, hurto a automotores, bicicletas y motocicletas, lesiones en atracos y lesiones personales”, nos contaba Miguel en este nuevo texto donde analizaba la situación de la capital.
¿Qué reportes seguíamos haciendo sobre lo que sucedía en Bogotá? ¿Qué decían las autoridades sobre el nivel de violencia en los cuerpos encontrados por la Policía? ¿Qué hipótesis surgían en medio de toda esta escalada de miedo y muerte?
Bogotá
Preocupante incremento del hallazgo de cadáveres en Bogotá
Bogotá
Alcaldesa Claudia López asegura que no existen casas de pique en Bogotá
Bogotá
Los Mártires, una guerra por el microtráfico y el crimen organizado
Bogotá
Hallan dos cuerpos sin vida al interior de una carreta en la localidad de Kennedy
El nivel de sevicia en muchos de estos casos no tiene registro alguno. Entre mediados de abril y comienzos de mayo se contaban seis cuerpos envueltos en bolsas. Uno de ellos llamó particularmente la atención: “El cadáver, que tenía 161 puñaladas (algunas en los ojos) y marcas de asfixia mecánica, lo abandonaron en una calle de la localidad de Antonio Nariño. El traslado desde el sitio del crimen estuvo a cargo de dos hombres, que están en prisión. Los vincularon como responsables de intentar ocultar el cadáver y de ser parte de la banda que comanda las acciones ilegales en la zona. Del centro de “tortura” también se tendrían reportes de agresiones físicas contra otras personas. Por lo menos, así lo dejó claro el jefe de la Unidad de Homicidios de la Policía”, nos contaba Miguel Castellanos, tras evidenciar, con información de la Fiscalía, la existencia de la “casa de los masajes”, un centro de tortura y ajuste de cuentas.
Así funciona el negocio del microtráfico en las calles:
· La “caja” es la una habitación o “pieza” que arriendan casi a diario y que sirve como bodega para la droga.
· El “avión” es aquella persona que llega con una cantidad grande de marihuana, perico, bazuco a esa “caja”.
· Los “taquilleros” son los encargados de vender las dosis de bazuco o los cigarrillos de marihuana en esa “caja”.
· Los estupefacientes pasan a manos de pequeños vendedores encargados de mover la droga en mínimas cantidades por los barrios aledaños.
· Para los vendedores hay un sueldo, pero hay unos que compran y revenden.
· En los puntos la venden a $3.000. En las calles principales del centro, a $4.000.
· La plata de las ventas sale de la misma forma que entra la droga: no hay horario.
· “Los seguros” son las personas que cuidan toda la operación. Tienen rangos y cargos. “Evitan que entre otro y les quite la línea de microtráfico”, dijo una fuente a El Espectador.
Supimos que se había empezado a hablar del regreso de una banda de microtráfico conocida como Gancho Mosco, que tiene sus orígenes en El Cartucho, y también nos contaron sobre las similitudes de la violencia entre la localidad de Kennedy y Los Mártires, donde la lucha a muerte es por las líneas de microtráfico. Los cuerpos embolsados, de acuerdo con indagaciones de los investigadores, respondería a asesinatos de un grupo delincuencial contra otro para enviarles mensajes de poder. Se dice, por ejemplo, que entre quienes han aparecido muertos están “taquilleros” de distintas bandas delincuenciales. De ahí el nivel de sevicia.
El 27 de mayo, una vez más, la Policía confirmaba el hallazgo de dos cuerpos en el centro y sur de la capital. Sobre uno de ellos, nos explicaron, “no portaba ningún documento de identificación, además, presentó un impacto por proyectil de arma de fuego a la altura de la cabeza”, dijo teniente coronel Salvador Meza. El hombre asesinado era conocido como ‘Stiven’ y fuentes de la Policía indicaron que era expendedor de droga.
Dos días pasaron y otra variable empezó a sumar en todo esto: los migrantes de Venezuela. “Al menos seis de los 13 cuerpos hallados en bolsas en los últimos meses serían ciudadanos venezolanos. Los migrantes también fueron las principales víctimas de la guerra que se libró en 2021 en Kennedy. Esto reflejaría cómo el crimen organizado instrumentaliza a esta población”, relató Miguel Castellanos en una nueva entrega.
Entre enero de 2017 y abril de este año han sido asesinados 415 ciudadanos venezolanos en Bogotá. Son muertes violentas, con arma blanca o de fuego; en riñas u otras condiciones, que relacionan agravantes como la sevicia con la que fueron atacados.
Debíamos entrevistar al entonces comandante de la Policía Metropolita de Bogotá, el general Eliécer Camacho, para que diera respuestas a todos los colombianos sobre todo lo que estaba sucediendo. “Para 2020 desarticulamos 140 grupos delincuenciales de crimen organizado, capturamos 744 personas y se hicieron 570 allanamientos. En 2021 se lograron desarticular 133 organizaciones, conformadas por 640 personas. Además, para ese año identificamos que 37 de esas bandas estaban involucradas con tráfico de estupefacientes. En lo corrido del año hemos desarticulado 30 estructuras”, advirtió el pasado 1 de junio de 2022. Las cifras, aterradoras, estuvieron acompañadas de una declaración que dejó un sinsabor: “El delincuente le perdió el miedo a la justicia”.
Entramos a julio de este año y tuvimos que volver a registrar más asesinatos, apareció el nombre de una banda criminal de Venezuela que estaría operando aquí en Colombia y estaría detrás de algunos de estos actos violentos y publicamos la captura de alias ‘Alfredito’ y ‘El Capi’, los dos vinculados con uno de los cuerpos hallados en bolsas en la localidad de Kennedy:
Bogotá
Hallan cadáver de una mujer dentro de bolsas plásticas, en el centro de Bogotá
Bogotá
El Tren de Aragua: la organización criminal detrás de los homicidios en Kennedy
Bogotá
Bogotá: capturaron a dos hombres que estarían relacionados con los cuerpos embolsados
Bogotá
La localidad de Kennedy completa diez días sin homicidios
Tras publicar la noticia de un incendio en donde se vieron afectadas 14 viviendas en la parte alta de San Cristóbal Norte, salió a relucir el que sería un enfrentamiento entre bandas organizadas que buscan, como ya hemos visto en otros casos y otras localidades, control sobre el territorio para cometer sus delitos libremente. Una balacera, integrantes de una familia dividida por la violencia y la muerte (Los Pascuales), sucesores de Los Paisas y hasta supuestos vínculos con las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Agc) y Los Boyacos, han salido a relucir en medio de la reportería que ha hecho este diario en esa zona de la ciudad.
Para el 19 de agosto otra macabra noticia despertó a los bogotanos: cuatro personas asesinadas y cuyos cuerpos fueron dejados en la parte trasera de una camioneta empacados en bolsas negras de basura y con disparos de arma de fuego en su cuerpo. Según las autoridades, las víctimas fueron asesinadas fuera de la ciudad y luego fueron trasladadas hasta la Autopista Norte. Eran tres hombres y una mujer, y una de las víctimas era un ciudadano venezolano que tenía detención domiciliaria: Juan Carlos Useche, Leonardo Sanabria, su escolta; Leidy Alejandra Betancourt, compañera sentimental de Useche, y Élder José Perosso Zabala, otro de sus escoltas. Useche fue miembro de la Policía hasta 2006 y estaba involucrado en actividades de narcotráfico y lavado de activos. Además, había estado detenido en dos oportunidades y “tendría una vida en el crimen desde hace varios años”, dijo la alcaldesa de Bogotá.
Tan solo pasaron tres días y la Policía encontró otros tres cuerpos en el barrio El Amparo, en Kennedy. Una vez más, ¿qué decían las autoridades? Que en dicha zona operan dos bandas delincuenciales conocidas como ‘El Tren de Aragua’ y ‘Los Chontaduro’, y que estarían en una guerra por el control territorial. Justo fue el secretario de Seguridad de Bogotá, Aníbal Fernández, el que advirtió que el 45 % de los homicidios en la capital obedecen a enfrentamientos entre grupos delincuenciales. Y ese mismo día ofrecieron $50 millones de recompensa por quien diera información que ayudara a encontrar a los autores del crimen. Ya íbamos en que en los últimos cinco meses han sido hallados 18 cuerpos en bolsas de basura y con signos de tortura.
Entonces se llevó a cabo el primer Consejo de Seguridad Distrital con la nueva cúpula de la Policía Metropolitana de Bogotá: “Quiero agradecerle a la Policía y a la Fiscalía que, como siempre, están haciendo un trabajo muy riguroso de investigación profesional, para establecer los responsables, las causas, los motivos y cómo vamos a judicializar de manera efectiva a estas vendettas y disputas entre organizaciones criminales, que desafortunadamente producen hechos escabrosos, como los que hemos registrado en nuestra ciudad recientemente”, dijo la alcaldesa Claudia López.
Y en esta que parece una novela de terror, nuevamente aparecieron cuerpos sin vida en la ciudad, ahora también en la localidad de Puente Aranda. También entregaron resultados sobre los que habían sido hallados en la autopista norte:
Bogotá
Hallan otro cadáver en Bogotá: estaba en un cambuche, con heridas de arma de fuego
Bogotá
Con heridas de bala fueron encontrados dos cadáveres en distintos puntos de Bogotá
Bogotá
Revelan detalles de presunta casa de tortura que operaba en Bogotá
Bogotá
Bogotá: se conocen nuevos detalles del crimen en la camioneta Toyota en Autonorte
Nuestro colega, Miguel Castellanos, fue concreto con la situación vivida en el noveno mes del año: “Tras el pico criminal de agosto, Distrito y Gobierno programaron un consejo de seguridad para evaluar las estrategias con las que se piensa debilitar a la delincuencia. Centros de segundas oportunidades y mano dura para la judicialización, algunos de los temas que se plantearán”, escribió el 30 de agosto. Casi en paralelo, Al día siguiente las noticias corrían por el lado de la identificación de los tres cuerpos encontrados en El Amparo: “Corresponden a tres hombres de 35, 45 y 57 años de edad y eran provenientes de la costa caribe colombiana”, eran Carlos José Vanegas Romero, Brandon Enrique Flórez Tejedor y Jonathan Smith Martínez Villalobos, los dos últimos con antecedentes penales. ¿Y qué resultados había dejado el consejo de seguridad donde no solo estuvo la alcaldesa sino el presidente Gustavo Petro y el ministro de Defensa con todos los generales y comandantes? El mismo Miguel Castellanos, reportero que sigue el paso a paso de esta violenta oleada de inseguridad que estamos viviendo, lo resumió así: “A pesar de que el hurto a personas, los delitos sexuales, la violencia intrafamiliar y las lesiones personales aumentaron, la reunión entre Distrito y Gobierno no dejó medidas que permitieran contrarrestar estos delitos. Tampoco se habló de anuncios para cercar el accionar criminal que acecha a la capital”.
El 5 de septiembre volvió la noticia recurrente: otra vez la Policía confirma el hallazgo de cuerpos embolsados, ahora dos en Engativá y uno en Suba. Y la crueldad tampoco para: “fueron desmembrados y repartidos en tres bolsas plásticas”. El mismo día cayó la banda de los ´No copeo´, seis hombres que semanalmente, amenazando con armas de fuego y cortopunzantes, le pendían $ 20.000 a los conductores de bicitaxis. También se supo de la revelación de Noticias Uno, donde indicaba, citando a la Fiscalía, que en el caso de los cuatro cuerpos encontrados en un vehículo Toyota el pasado 18 de agosto, al norte de Bogotá, habría un hermano de un congresista involucrado. Se trata de Yerson Triana Rincón, hermano del representante a la Cámara de Boyacá por el Centro Democrático, Eduar Triana. Todos los detalles aparecen en este enlace.
Y así llegamos a la entrevista con la que iniciamos este boletín, con el general Carlos Triana, quien acaba de llegar a la comandancia de la Policía Metropolitana. Su reto, nada menor, es lograr que la gente recupere la confianza de salir a la calle sin temor a ser atracado, de no tener que seguir viendo cómo asesinan a personas en la ciudad por lo que parece evidente es una guerra por la calles para vender droga. Dijo que en “en diciembre vincularemos a 1.500 policías” y que “así quiera poner a un policía en cada cuadra, va a ser imposible, pero sí queremos acertar y reformular el servicio, ubicando estratégicamente hombres y mujeres en donde no los hay. Así, si se presenta un delito, podremos impactar en un tiempo de respuesta adecuado. Y donde ya estamos, queremos que los ciudadanos nos vean y les dé tranquilidad. Además, trabajaremos de la mano con la administración en todos sus programas. La seguridad humana es el eje central. Apoyaremos con las capacidades institucionales esos procesos. Queremos que vean al policía como un amigo, alguien cercano, y eso lo logramos estando con la gente y entendiendo sus inconformidades”.
Todos confiamos en el accionar de la fuerza pública, por supuesto, y lo necesitamos, pero no habíamos salido de las declaraciones positivas del general cuando justo esta semana sucedió otro hecho difícil de creer: robaron la copa sagrada de la Catedral Primada de Bogotá. Aunque ya iniciaron las investigaciones, “debido al modus operandi del crimen, las autoridades destacaron que no fue un hecho premeditado”, relató la sección Bogotá en este artículo. Y ayer, cuando la Policía entregó detalles de sus investigaciones, supimos del carro en el que se movilizaron los cuerpos que fueron encontrados en Suba y Engativá, también se reportó la captura de funcionarios corruptos vinculados a la Policía, la alcaldesa de Bogotá aseguró que son nueve las bandas delincuenciales dedicadas al narcotráfico en la capital y tres de esas están ubicadas no solo en Colombia sino en Venezuela y otros países y, por esa razón, se creó un grupo de 34 funcionarios de investigación criminal, 10 especialistas en inteligencia y otros 10 en contrainteligencia para perseguir a estos grupos dedicadas al narcotráfico en la capital:
Bogotá
En este carro transportaron cuerpos desmembrados que dejaron en Suba y Engativá
Bogotá
Capturan a cinco policías, que tendrían nexos con bandas de microtráfico en Bogotá
Bogotá
Tres bandas trasnacionales están en guerra en Bogotá: Claudia López
Bogotá
Seguridad: este es el equipo especial contra el multicrimen que trabajará en Bogotá
Estamos, como capitalinos, en medio de la angustia. Hay temor. Y es apenas lógico. Las autoridades ya hablaron de mayor cooperación judicial internacional, del despliegue de equipos de contrainteligencia y de la llegada de más pie de fuerza, todo con el fin de mejorar la seguridad en la ciudad. En números, se puede decir que en seis meses se han encontrado 23 cuerpos en bolsas en varias localidades de la ciudad y que bandas delincuenciales de otros países están en guerra para ganar territorio, como si este país ni estuviera hasta el cuello de grupos ilegales, ladrones, delincuentes de todo tipo. Ahora resulta que Héctor Rusthenford Guerrero Flores, desde una cárcel en Venezuela, es quien lidera de temida banda criminal del Tren de Aragua. Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, los países donde operan. “Guerrero no fundó esta mafia, pues esto habría sido obra de José Álvarez Rojas y Johan José Romero, dos criminales que operaban en Bolívar, Venezuela. Sin embargo, fue el “niño” Guerrero quien expandió sus redes al punto de tener cerca de 4.000 hombres a su servicio, según la asociación Transparencia Internacional. Otras organizaciones estiman que Guerrero maneja a 7.000 personas, y que los negocios de su banda producen más de US$1 millón al año. Ahora se está consolidando fuera de las fronteras venezolanas”, escribieron los colegas de la sección Internacional en este artículo, donde perfilaron al delincuente.
El reclamo de una ciudad segura no es nuevo, es, más bien, una constante. Tampoco es nuevo estar viviendo en medio de una capital en donde roban a mano armada y hasta disparan por hacerse a un teléfono celular o a un perro costoso, es verdad, pero no nos debemos acostumbrar. Ahora, lo que la mayoría de los bogotanos y de los colombianos desconocen es la guerra que se vive en las calles de su capital protagonizada por todas estas bandas criminales que viven del microtráfico y de las extorsiones. No podemos seguir así, contando delitos y muertos, como si fuera un indicado de tantos que vamos leyendo cada día como si no fuera con nosotros. Debemos exigirles más a las autoridades, si, pero también debemos ayudar a combatir toda esta realidad, al menos, informando de movimientos sospechosos en nuestros barrios. Claro, no es lo mismo vivir en Ciudad Bolívar y vivir bajo la angustia del terror que imponen las bandas ilegales, o desde alguno de los barrios con altos índices de violencia en Kennedy, frente a la realidad que se vive desde los barrios más exclusivos en donde se pagan redes privadas de vigilancia, es verdad, no hay comparación, pero está en todos apoyar la denuncia, hacerla, documentarla. Debemos recuperar a la ciudad entre todos porque de lo contrario, seremos todos los afectados. Seguiremos de la mano de nuestro colega Miguel Castellanos documentando todo lo que está pasando en la ciudad y cómo las autoridades logran conseguir ese anhelado sueño de todos que es vivir en medio de la tranquilidad.