El esquema de aseo por el que destituyeron a Petro
En su última rendición de cuentas sobre este tema, la Alcaldía anunció que los operadores privados ganaron 37% menos en 2013 en comparación con 2012 por cuenta del cambio de esquema de recolección de basuras en Bogotá.
Santiago Valenzuela
El alcalde Gustavo Petro denunció mafias en el negocio de las basuras, tarifas exageradas y contaminación ambiental. Intentó, en diciembre de 2012, darle la vuelta al sistema quitándole poder a los operadores privados, implementando el programa Basura Cero e incluyendo a los recicladores. Aterrizar lo que estaba en el papel, sin embargo, fue lo que derivó en una Bogotá llena de residuos por tres días. Por la implementación de este nuevo esquema que, según la Procuraduría, se trató de una crisis ambiental, el pasado lunes esta entidad lo destituyó e inhabilitó por 15 años.
Las fallas, según el Ministerio Público, tienen que ver con la “la grave emergencia que afrontó la ciudad para los días 18, 19 y 20 de diciembre de 2012; la deliberada improvisación en la compra y alquiler de compactadores nuevos y usados con evidentes detrimentos al patrimonio público”. También, aduce la Procuraduría, el alcalde habría violado los principios de libre competencia (al expedir el Decreto 564 de 2012) y, durante la crisis, “se dejaron de recoger entre 6.000 y 9.000 toneladas de basura en la ciudad”.
La crisis, para la administración distrital, habría podido ser peor. Después de implementar el esquema público de aseo 18 de diciembre de 2012, el Distrito se vio obligado a subcontratar por cuatro meses más a los operadores privados: Aseo Capital, Lime, Ciudad Limpia y Atesa. Sin embargo, ante las dificultades que se presentaron para que Aguas de Bogotá asumiera recolección de basuras en toda la ciudad, los contratos con Lime, Ciudad Limpia y Aseo Capital se prorrogaron en marzo de 2013. El Distrito asumió el 52% del servicio de aseo y el 48% restante quedó en manos de los operadores privados.
¿En qué está el esquema hoy?
En la actualidad, según la medición por localidades que hizo la Uaesp (Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos), la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) cubre el 63,15% de la ciudad y los operadores privados el porcentaje restante: Lime, 10,53%); Ciudad Limpia, 10,53% y Aseo Capital, 15,89%. Atesa, empresa de William Vélez, salió del negocio. La nueva modalidad de contratación permitió la inclusión de la población recicladora dentro del sistema de recolección, obedeciendo la orden de la Corte Constitucional en el Auto 275 de 2011. Los contratos con los operadores privados se realizaron bajo la figura de operación, y no de concesión, como se venía realizando anteriormente. Es decir, ahora son contratistas.
El cambio en el modelo de contratación fue significativo en la medida en que cambió el esquema de remuneración. Anteriormente los operadores privados ganaban de acuerdo a un porcentaje de lo que se recaudaba vía tarifa; con el nuevo esquema empezaron a ganar un pago fijo mensual. Aseo Capital: $3.400 millones. Ciudad Limpia y Lime: $3.900 millones. En agosto de 2012, la Contraloría General de la República advirtió un sobrecosto de $76 mil millones en lo que recaudaron los operadores privados el año anterior. La auditoría que realizó el ente de control señala que los contratos con los operadores privados le representaban a Bogotá un costo extra, que equivale al 20,9% de la tarifa de aseo. Según el Distrito, en el antiguo esquema de recolección de basura los operadores privados que prestaban el servicio se quedaban con un gran margen de utilidad, del 23,43%, y el valor de la tarifa estaba inflado en un 20%.
A la fecha, 4.079 recicladores se han visto beneficiados del nuevo esquema de recolección, según la Uaesp. A la espera están 13.757 recicladores que hay en la ciudad. La entidad ha pagado, hasta ahora, $3 mil millones a los recicladores por “por la recolección y transporte de material reciclable”.
Otro de los avances, según la Uaesp, es la disminución de la tarifa de aseo en la ciudad. De acuerdo con la Unidad, “en junio de 2013 la Junta Directiva de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado presentó la propuesta para el cálculo de la tarifa, lo que conlleva a una disminución del 27%”. Sin embargo, aclara la Uaesp,“a partir de julio de 2013 se incorporó en la tarifa el componente de aprovechamiento (reciclaje), por lo cual, a partir de ese mes se refleja un incremento fijo del 5.63% en los estratos subsidiados (1, 2,3); del 5.73% en el estrato 4; en el estrato 5 5.88% e y 6.45% en el estrato 6.
Durante una rendición de cuentas en octubre de 2013, el alcalde Gustavo Petro dijo que “las cifras demuestran que el servicio de aseo disminuyó su costo. A 10 de octubre se facturaron $235 mil millones en toda Bogotá, mientras que el año pasado, para este mismo periodo, la cifra alcanzó $370 mil millones”. Es decir, 37% menos. De acuerdo con una investigación realizada por La Silla Vacía, con el nuevo esquema tarifario los operadores privados dejarían de recibir $7 mil millones anuales (pasando de $113 mil a $106 mil millones). Según el Distrito, estos operadores dejarían de recibir $27 mil millones anuales.
Aguas de Bogotá está en el ojo del huracán desde que la Superintendencia Financiera advirtió que la empresa presentaba pérdidas por $33.521 millones. Voceros de la empresa pública de aseo, sin embargo, le respondieron a este diario que “al principio, como sucede con toda empresa que arranca, se tuvieron dificultades de iniciación, pero ya hay un superávit de caja”. De acuerdo con los documentos presentado por la entidad, los ingresos actuales por el proyecto de aseo son de $10.600 millones mensuales, y el costo de la operación es de $9 mil millones, lo que deja una ganancia de $1.600 millones: “Con estos recursos se están pagando $1.400 millones por el uso de la flota al Acueducto, que a su vez usa este dinero para el pago de los vehículos. También hemos pagado el 80% del anticipo de los $18 mil millones que giró el Acueducto para el arranque del proyecto”.
Desde que la EDIS (Empresa Distrital de Servicios Públicos) desapareció en 1993, la ciudad empezó a contratar empresas privadas para la recolección de basuras. Lo hizo a través del sistema de Áreas de Servicio Exclusivo (ASE), asignando zonas específicas para cada operador de aseo. En 2002, el Distrito firmó un contrato de concesión por ocho años con Ciudad Limpia, Lime, Atesa y Aseo Capital. En ese lapso los operadores privados ganaron, aproximadamente, $500 mil millones de más, según un informe de la Controlaría. En 2010, año en que debió abrirse una nueva licitación, la Corte Constitucional señaló que ésta debía incluir a la población de recicladores de la ciudad.
Cuando Gustavo Petro presentó en junio de 2012 un estudio previo de licitación ante la Comisión Reguladora de Agua (CRA), la entidad lo devolvió aludiendo que no estipulaba un modelo financiero sostenible. La continuidad de los operadores privados dependerá, otra vez, de la licitación que presente la Uaesp ante la CRA en julio de 2014.
El alcalde Gustavo Petro denunció mafias en el negocio de las basuras, tarifas exageradas y contaminación ambiental. Intentó, en diciembre de 2012, darle la vuelta al sistema quitándole poder a los operadores privados, implementando el programa Basura Cero e incluyendo a los recicladores. Aterrizar lo que estaba en el papel, sin embargo, fue lo que derivó en una Bogotá llena de residuos por tres días. Por la implementación de este nuevo esquema que, según la Procuraduría, se trató de una crisis ambiental, el pasado lunes esta entidad lo destituyó e inhabilitó por 15 años.
Las fallas, según el Ministerio Público, tienen que ver con la “la grave emergencia que afrontó la ciudad para los días 18, 19 y 20 de diciembre de 2012; la deliberada improvisación en la compra y alquiler de compactadores nuevos y usados con evidentes detrimentos al patrimonio público”. También, aduce la Procuraduría, el alcalde habría violado los principios de libre competencia (al expedir el Decreto 564 de 2012) y, durante la crisis, “se dejaron de recoger entre 6.000 y 9.000 toneladas de basura en la ciudad”.
La crisis, para la administración distrital, habría podido ser peor. Después de implementar el esquema público de aseo 18 de diciembre de 2012, el Distrito se vio obligado a subcontratar por cuatro meses más a los operadores privados: Aseo Capital, Lime, Ciudad Limpia y Atesa. Sin embargo, ante las dificultades que se presentaron para que Aguas de Bogotá asumiera recolección de basuras en toda la ciudad, los contratos con Lime, Ciudad Limpia y Aseo Capital se prorrogaron en marzo de 2013. El Distrito asumió el 52% del servicio de aseo y el 48% restante quedó en manos de los operadores privados.
¿En qué está el esquema hoy?
En la actualidad, según la medición por localidades que hizo la Uaesp (Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos), la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) cubre el 63,15% de la ciudad y los operadores privados el porcentaje restante: Lime, 10,53%); Ciudad Limpia, 10,53% y Aseo Capital, 15,89%. Atesa, empresa de William Vélez, salió del negocio. La nueva modalidad de contratación permitió la inclusión de la población recicladora dentro del sistema de recolección, obedeciendo la orden de la Corte Constitucional en el Auto 275 de 2011. Los contratos con los operadores privados se realizaron bajo la figura de operación, y no de concesión, como se venía realizando anteriormente. Es decir, ahora son contratistas.
El cambio en el modelo de contratación fue significativo en la medida en que cambió el esquema de remuneración. Anteriormente los operadores privados ganaban de acuerdo a un porcentaje de lo que se recaudaba vía tarifa; con el nuevo esquema empezaron a ganar un pago fijo mensual. Aseo Capital: $3.400 millones. Ciudad Limpia y Lime: $3.900 millones. En agosto de 2012, la Contraloría General de la República advirtió un sobrecosto de $76 mil millones en lo que recaudaron los operadores privados el año anterior. La auditoría que realizó el ente de control señala que los contratos con los operadores privados le representaban a Bogotá un costo extra, que equivale al 20,9% de la tarifa de aseo. Según el Distrito, en el antiguo esquema de recolección de basura los operadores privados que prestaban el servicio se quedaban con un gran margen de utilidad, del 23,43%, y el valor de la tarifa estaba inflado en un 20%.
A la fecha, 4.079 recicladores se han visto beneficiados del nuevo esquema de recolección, según la Uaesp. A la espera están 13.757 recicladores que hay en la ciudad. La entidad ha pagado, hasta ahora, $3 mil millones a los recicladores por “por la recolección y transporte de material reciclable”.
Otro de los avances, según la Uaesp, es la disminución de la tarifa de aseo en la ciudad. De acuerdo con la Unidad, “en junio de 2013 la Junta Directiva de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado presentó la propuesta para el cálculo de la tarifa, lo que conlleva a una disminución del 27%”. Sin embargo, aclara la Uaesp,“a partir de julio de 2013 se incorporó en la tarifa el componente de aprovechamiento (reciclaje), por lo cual, a partir de ese mes se refleja un incremento fijo del 5.63% en los estratos subsidiados (1, 2,3); del 5.73% en el estrato 4; en el estrato 5 5.88% e y 6.45% en el estrato 6.
Durante una rendición de cuentas en octubre de 2013, el alcalde Gustavo Petro dijo que “las cifras demuestran que el servicio de aseo disminuyó su costo. A 10 de octubre se facturaron $235 mil millones en toda Bogotá, mientras que el año pasado, para este mismo periodo, la cifra alcanzó $370 mil millones”. Es decir, 37% menos. De acuerdo con una investigación realizada por La Silla Vacía, con el nuevo esquema tarifario los operadores privados dejarían de recibir $7 mil millones anuales (pasando de $113 mil a $106 mil millones). Según el Distrito, estos operadores dejarían de recibir $27 mil millones anuales.
Aguas de Bogotá está en el ojo del huracán desde que la Superintendencia Financiera advirtió que la empresa presentaba pérdidas por $33.521 millones. Voceros de la empresa pública de aseo, sin embargo, le respondieron a este diario que “al principio, como sucede con toda empresa que arranca, se tuvieron dificultades de iniciación, pero ya hay un superávit de caja”. De acuerdo con los documentos presentado por la entidad, los ingresos actuales por el proyecto de aseo son de $10.600 millones mensuales, y el costo de la operación es de $9 mil millones, lo que deja una ganancia de $1.600 millones: “Con estos recursos se están pagando $1.400 millones por el uso de la flota al Acueducto, que a su vez usa este dinero para el pago de los vehículos. También hemos pagado el 80% del anticipo de los $18 mil millones que giró el Acueducto para el arranque del proyecto”.
Desde que la EDIS (Empresa Distrital de Servicios Públicos) desapareció en 1993, la ciudad empezó a contratar empresas privadas para la recolección de basuras. Lo hizo a través del sistema de Áreas de Servicio Exclusivo (ASE), asignando zonas específicas para cada operador de aseo. En 2002, el Distrito firmó un contrato de concesión por ocho años con Ciudad Limpia, Lime, Atesa y Aseo Capital. En ese lapso los operadores privados ganaron, aproximadamente, $500 mil millones de más, según un informe de la Controlaría. En 2010, año en que debió abrirse una nueva licitación, la Corte Constitucional señaló que ésta debía incluir a la población de recicladores de la ciudad.
Cuando Gustavo Petro presentó en junio de 2012 un estudio previo de licitación ante la Comisión Reguladora de Agua (CRA), la entidad lo devolvió aludiendo que no estipulaba un modelo financiero sostenible. La continuidad de los operadores privados dependerá, otra vez, de la licitación que presente la Uaesp ante la CRA en julio de 2014.