El futuro de la Línea 1 del metro de Bogotá no se define en China

Para que el presidente Gustavo Petro logre la modificación de la primera línea del metro de Bogotá tendrían que alinearse una suma de fuerzas difíciles de concertar a una semana de elecciones locales y con una obra que ya reporta un 25,2% de avance. Pese a ello, persiste y se juega unas cartas con su visita al mandatario Xi Jinping, en China, la cual anunció hace un año. Petro ha insistido en su intención de buscar en el gobierno chino un aval que le permita seguir con su idea de soterrar un tramo de la primera línea, pero, ¿qué tanto puede lograr?

Para que el presidente Gustavo Petro logre la modificación de la primera línea del metro de Bogotá tendrían que alinearse una suma de fuerzas difíciles de concertar a una semana de elecciones locales y con una obra que ya reporta un 25,2% de avance. Pese a ello, persiste y se juega unas cartas con su visita al mandatario Xi Jinping, en China, la cual anunció hace un año. Petro ha insistido en su intención de buscar en el gobierno chino un aval que le permita seguir con su idea de soterrar un tramo de la primera línea, pero, ¿qué tanto puede lograr?

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El camino que recorre el presidente, a los ojos de expertos, es empedrado. Si bien el contrato de la primera línea lo ganó el concesionario Metro Línea 1 S. A. S., integrado por las compañías chinas Harbour Engineering Company Limited (85 %) y XI’AN Rail Transportation Group (15 %), en los que podría tener influencia el mandatario asiático, las rúbricas que reposan en el documento son las del gerente de la Empresa Metro y el representante del consorcio, únicos que podrían acordar cambios.

“Quienes podrían avalar una modificación son el gerente de la Empresa Metro, Leonidas Narváez, y la alcaldesa Claudia López, o el próximo alcalde, vislumbrando el panorama el otro año. Esta no es una decisión del presidente o el ministro de Transporte”, dijo una fuente cercana a la Empresa Metro.

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La aclaración la hace ante la gran expectativa que generó Petro sobre su viaje. “Veremos qué dice el jefe de Estado chino y si nos puede ayudar a darle una mano a la transformación del transporte en Colombia hacia lo férreo y lo eléctrico”, afirmó el presidente en septiembre. La alcaldesa Claudia López, por su parte, ha aplacado esa expectativa al señalar que “el futuro de la Línea 1 no se define en China, sino en Bogotá, el 29 de octubre en las urnas”, durante la apertura de la licitación de la Línea 2 del metro.

Escenarios

Los noticieros de China contaban ayer el arribo de Petro bajo una narrativa en la que el país asiático se proyecta como colaborador de Colombia en temas de infraestructura vial. Camilo Defelipe, docente de la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la U. Javeriana, apuntó que el metro no será asunto propio que trate el mandatario chino con el presidente colombiano, pero seguramente habrá delegados que lo hagan, tal como se vio la noche de este 24 de octubre en la que la Cancillería de Colombia confirmó que Petro ya sostuvo una reunión con China Harbour Engineering Company, una de las empresas chinas que conforma el consorcio que tiene a cargo la construcción de la primera línea del metro de Bogotá.

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“Xi Jinping hablará en términos generales de la conectividad. Los temas específicos serán parte del programa de delegados de su gobierno e incluso podría participar el consorcio de la obra. China copió el mensaje de Petro y, considerando que va con el embajador chino de la mano, va a intentar que el metro se conecte con una agenda más amplia”, analiza Defelipe.

El punto más lejano al que podría llegar Petro con su homólogo sería encontrar el camino financiero y técnico para intentar cambiar el contrato, explican algunos especialistas. Fernando Rojas, experto en urbanismo y movilidad, piensa que se podría concretar un acuerdo en el que China apoye las intenciones del presidente, pero no sería suficiente. “Incluso podrían hablar de la Ley de Contratación, que permite una adición de hasta el 50 % del valor y tiempos del contrato. Eso lo pueden hablar, pero esto tiene que pasar por el ajuste del contrato, que tiene otras implicaciones”.

Alejandro Bernal, también experto en movilidad, opina que emprender el tramo subterráneo generaría sobrecostos que sobrepasarían los $12 billones y los procesos técnicos se verían truncados. “Pensar en meter máquinas que no estaban contempladas y cambiar el método de hincado de pilotes es una posición intransigente”, señaló. Ante una eventual modificación del objeto del contrato, aclara una fuente cercana a la Empresa Metro, que quien lo haga enfrentaría serias investigaciones. “La ley prohíbe una modificación sustancial al contrato por una razón: la empresa que ganó aportó experiencia en metros elevados, no en subterráneos”.

Petro baraja otras cartas para su cometido. Entre ellas, el estudio que la ANI contrató con la Sociedad Colombiana de Ingenieros (SCI) y cuyos resultados estarán listos en noviembre (ya no en octubre). Sobre este estudio, El Espectador conoció que los resultados preliminares no arrojan buen panorama. Adicional, el presidente tiene otra carta: que su candidato Gustavo Bolívar gane la Alcaldía para tener la influencia que hoy tiene la alcaldesa Claudia López sobre la junta directiva de la Empresa Metro. No obstante, esta carta parece en entredicho, tras conocerse que Bolívar firmó un acta en la que prometió no detener el metro.

Subterráneo, ¿un sueño a olvidar?

Expertos coinciden en que, para este punto, el metro debe continuar como se contrató: elevado. “En realidad, por más que el subterráneo era la mejor opción y muchos abogamos porque fuera así, ya se nos pasó el tiempo”, señaló Rojas. Por otro lado, el consorcio Metro Línea 1 apunta que las empresas en China ya avanzan en la construcción de rieles y vagones para la obra elevada, y en la capital, la de los pilotes.

La pretensión de Petro es ambiciosa y difícil de materializar, o al menos sus caminos se truncan cada vez más. Su apuesta será hoy en China, donde el gobierno escuchará su plan. Sin embargo, a pesar de lo que pueda lograr, aquello de que pueda cambiar el contrato en ese país, por ahora, no es más que “cuento chino”.

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