El legado artístico de Gonzalo Torres y el enigma de su muerte en Teusaquillo
Gonzalo Torres Castro contribuyó a la escena teatral en Bogotá y el país, en obras del teatro alternativo. A una semana del estreno de su proyecto Penélope, lo hallaron sin vida en su estudio, en el barrio Armenia. Sus amigos tienen dudas sobre los hechos detrás de su muerte.
Juan Camilo Parra
Gonzalo Torres Castro se alistaba para estrenar su obra Penélope, proyecto basado en La Odisea, que subiría el telón este 14 de julio. Y como era costumbre, le gustaba salir semanas antes a tomarse unas copas. En la noche del 5 de julio, una amiga actriz lo vio en un local de Teusaquillo, lo saludó, compartió un trago y lo dejó. Ella fue la última persona cercana en verlo con vida.
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Gonzalo Torres Castro se alistaba para estrenar su obra Penélope, proyecto basado en La Odisea, que subiría el telón este 14 de julio. Y como era costumbre, le gustaba salir semanas antes a tomarse unas copas. En la noche del 5 de julio, una amiga actriz lo vio en un local de Teusaquillo, lo saludó, compartió un trago y lo dejó. Ella fue la última persona cercana en verlo con vida.
Al día siguiente se supo la fatal noticia: un colaborador encontró a Torres sin vida en su estudio, en el Barrio Armenia (en la calle 29 con carrera 17), atado de pies y manos, y con un golpe en la cabeza. Este caleño, de 60 años y con una trayectoria de más de 30 aportando al desarrollo del teatro colombiano, le quitaron la vida en la madrugada del 6 de julio. Su partida estremeció la escena del teatro y las artes escénicas capitalinas.
Gonzalo fue un artista que estuvo siempre detrás de los telones del teatro independiente de Bogotá. Trabajó en el Teatro de La Candelaria con artistas como su directora Patricia Ariza, también exministra de cultura; el icónico maestro y director Santiago García; el actor Álvaro Rodríguez, entre otras figuras. A medida que pasan los días y el caso de su muerte sigue causando intriga entre sus familiares y amigos, su legado sigue intacto en la escena bogotana, pues Gonzalo dejó la escenografía de obras que siguen circulando en la ciudad.
Un “loco” tras bambalinas
Álvaro Rodríguez, recordado actor de películas como La gente de la Universal (1991) o La historio del baúl rosado (2005) y actual director del grupo Teatro Estudio Alcarabán, lo recuerda como “un tipo genial y generoso, que siempre trabajó con los grupos de teatro, que nunca tenían billete. Cuando lo conocí, en el año 2005, él nos donó un vestido hermoso, diseñado por él, que ya llevamos usando por casi 20 años, en más de 200 montajes”, relató el actor a El Espectador.
A pesar del poco registro de su trabajo, en la memoria de los artistas bogotanos retumba su nombre. Dentro de sus trabajos destacados se encuentra la escenografía de las obras Contrafáz o La Brújula y La Caída, del grupo Alcarabán; El Quijote, de Santiago García, para el Teatro de La Candelaria, y el proyecto de danza contemporánea Romeo y Julieta. Recientemente, hizo el trabajo artístico para la obra Uhuro, viaje al origen, de la directora y escritora Patricia Guarnizo, y Fin de Partida, una adaptación de Samuel Beckett.
“Gonzalo le apostó a ser el escenógrafo de grupos de teatro emergentes, no de grandes marcas. Él entendía que, al tener un grupo como nosotros y un teatro como el nuestro, podía convertir una caja negra en un escenario artístico. Le daba fuerza a todo lo que hacíamos. En Uhuro, una obra que relata la historia de africanos esclavizados en zonas azucareras del Valle, fabricó unas máscaras que rescataban la tradición”, contó a este diario Patricia Guarnizo.
Ella lo recuerda como “un hombre muy complejo y que necesitaba de su trabajo, para que sus demonios no salieran a tope. Lo hacía a través de sus máscaras, sus vestuarios, sus comparsas, sus escenografías. Decía que había que hacer una escenografía para un teatro, que por lo menos intentara cambiar algo”.
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Otro de los proyectos en el que demostró un talento sin igual fue una obra que realizó para la Secretaría Distrital de Salud en 2021, sobre la donación de sangre y la cual desarrolló con el grupo de teatro del actor Álvaro Rodríguez. “Ahí nos ratificó lo que pensamos: ese loco era el único que podía hacer lucir algo como los glóbulos rojos, en un arte hermoso. Tenía esa capacidad de pasar de lo institucional a lo under”, señala el actor de Un tal alonso Quijano (2020).
Su último trabajo fue la obra Campus Stellae, presentada en el Teatro Ensueño, ganadora de la beca Se Abre El Telon, de la Secretaría de Cultura. “También se iba a estrenar en el teatro Colsubsidio, pero llegó la pandemia. Entonces, Gonzalo y yo nos encerramos durante tres meses y la convertimos en un stop motion”, contó Hugo Alberto Rodríguez, artista y colega de Gonzalo durante los últimos 22 años.
“Como todo loco y artista, él prefería hacer escenografías que pagarle a un psiquiatra”, dice Patricia Guarnizo sobre Torres. Sus amigos añaden que su vida era un poco sombría: nunca tuvo hijos, gustaba del buen cigarro, el buen licor y tenía su pareja sentimental, un músico, en la ciudad de Medellín. De resto, su vida era dedicada al arte plástico, a la pintura y a “estar metido en cuanta obra podía”.
Las dudas sobre su muerte ¿un hurto?
Sobre su muerte todavía quedan dudas. De acuerdo con sus allegados, la noche antes de su muerte, Gonzalo había estado departiendo con sus amigos, entre ellos la actriz Lina Londoño. “Siempre tan sentimental. Esa noche nos motivó, como siempre, a seguir innovando. Tuvimos una tertulia sobre arte y estaba muy motivado por la obra que iba a estrenar”, mencionó la actriz, en conversación con este diario.
Con un poco de hermetismo, la Policía de Bogotá habló con El Espectador. Según ellos “el hombre, el día anterior, había estado departiendo con amigos, fue visto con normalidad por sus colegas de trabajo. Al otro día recibimos el llamado de uno de ellos, sobre el hallazgo de su cuerpo”.
Agregaron que los investigadores están analizando los videos de las cámaras de seguridad y que “los hechos siguen siendo materia de investigación. Se está a la espera del dictamen de medicina legal”. Sin embargo, no se atreven a reconocer que se pudo tratar de un homicidio.
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El colaborador que encontró a Gonzalo dijo haberlo visto con un golpe en la cabeza. Otra persona allegada al artista comentó que “en las cámaras se observa cómo Gonzalo entra a su estudio con dos hombres. Es todo lo que se sabe hasta el momento”.
Por su parte, Maribel, prima de Gonzalo, manifestó ante este diario su temor a que la muerte del artista quede impune. “No puede ser que el caso quede así, luego de años de aporte a la cultura. Nosotros como familia no estamos enterados de qué fue lo que realmente pasó. Seguimos a la espera del dictamen de medicina legal”, dijo.
Justo al frente de su estudio, se estrena este viernes 14 de julio su última obra: Penélope, en el edificio Ulises. “Es un circuito que le pidió una pareja a Gonzalo. Se realizará en una casa de cuatro pisos. Cada piso tiene un montaje y está pensado para que el público lo recorra a modo de La Odisea. Trabajamos mucho tiempo y él estaba muy emocionado al respecto”, indicó David Bojacá, licenciado en artes y colaborador con Torres en esta puesta en escena.
El legado de Gonzalo Torres queda en las obras que escenificó, muchas de las cuales todavía usan sus colegas. Su muerte, por más sombría, no opacará lo que fue este gran artista, pero sí deja en tela de juicio la situación de inseguridad que se vive en la capital del país. Por ahora, sus allegados lo recordarán por su alegría, pues a su lado todos decían “¡Quien lo vive, es quien lo Gonza!”.
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