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Cada vez que el alcalde Gustavo Petro defiende su decisión de haber cambiado el modelo de recolección de residuos en la ciudad –que lo llevó a ser destituido por la Procuraduría–, esgrime un gran argumento: que la Corte Constitucional ordenó incluir a los recicladores en el esquema. Hoy, 13.757 de ellos son reconocidos por el Distrito como tales, pero sólo unos pocos se animan a llevar el icopor a las bodegas de material reciclable.
Cualquiera pensaría que es su obligación recoger ese material para reutilizarlo. Y aunque sí lo es, la mayoría de ellos lo mezcla con la basura no reciclable que va a parar al relleno de Doña Juana. ¿La razón? No es rentable. De las 1.500 bodegas registradas en Bogotá por la Uaesp para el pesaje del material reciclable, sólo dos les compran icopor a los recicladores: una planta ubicada en Usaquén y la otra, en Puente Aranda.
El icopor, en estricto sentido, es un material que se llama poliestireno expandido, pero en Colombia recibe ese nombre por las siglas del primer fabricante que hubo en el país. Y su problema es que una tonelada de éste vale exactamente lo mismo que una tonelada de tapas de botellas ‘pet’ (de plástico); sin embargo, el esfuerzo y la inversión que implica la recolección de cada uno de ellos son diametralmente opuestos.
Así lo explica Nohora Padilla, la representante de los recicladores en Bogotá (ver video): "Una familia de recicladores de cuatro personas puede obtener entre $80 mil y $100 mil por el material que recogió en el día, que puede ser cartón, botellas, plásticos y otros materiales. Pero si esa misma familia hubiera recolectado sólo icopor, ese día no hubiera sacado $80 mil sino sólo $2.500".
Germán Segura, director de Verdenatura –casi la única empresa colombiana que se dedica de lleno al reciclaje del icopor–, advierte que una de las raíces del problema, que convierte este material en un estorbo para los recicladores y para el Distrito, está en la legislación: "No se puede seguir midiendo la basura por kilogramos y en el relleno, por capacidad de volumen".
Segura añade que una tonelada de icopor equivale a 100 toneladas en volumen de otros materiales, ocupando un excesivo espacio en el relleno sanitario de Doña Juana. El icopor, además es un gran contaminante, pues, según la Universidad Nacional, tarda más de mil años en biodegradarse. Y si se tiene en cuenta lo cotidiano que es su uso (para proteger electrodomésticos, empacar alimentos o tomar tinto), se entiende el porqué de la importancia y la urgencia de reutilizarlo.
El empresario expresa que es necesario crear alianzas público privadas, pues el problema está, en gran parte, en el transporte del material. Esa misma tesis es corroborada por Nohora Padilla, quien señala que a un reciclador no le conviene recoger icopor porque se gastaría unos dos meses recolectando el equivalente a una tonelada, que es el peso mínimo para obtener una remuneración decente.
De acuerdo con Segura, una de las soluciones está en que el productor de icopor pague el transporte hacia las bodegas de material reciclable, tal como lo hacen países como Brasil y Estados Unidos: “Mover un camión cuesta entre $80 y $100 mil. Mientras que en uno de ellos se pueden movilizar unas cuatro toneladas de cartón, en el mismo camión sólo se podrían transportar 120 kilogramos de icopor. Es por esa razón, principalmente, que para los recicladores resulta poco rentable en términos de tiempo y ganancias trabajar con el icopor, por ser un material que no tiene salida comercial”.
En las plantas de la Uaesp en Bogotá se recogen aproximadamente, al mes, unas 12 mil toneladas de icopor. Por lo general, este material es derretido y convertido en resina de poliestileno para uso industrial. Sin embargo, "es necesario que se hagan cambios estructurales, tanto en la legislación ambiental, como en el actual modelo de basuras para que este tipo de materiales sea bien aprovechado", concluyó Segura.