El mal momento de la Universidad Distrital de Bogotá ¿Qué está pasando?
En este momento la asamblea universitaria se encuentra reunida en sesiones extraordinarias para presentar los proyectos de reforma, que deben ser aprobados por el Consejo Superior. En la sección Bogotá de El Espectador hablamos con el rector de la universidad sobre la situación actual y el futuro de la universidad.
Fernan Fortich
La Universidad Distrital no pasa por su mejor momento. Las protestas cada vez son más frecuentes y los motivos, evidentes. El escándalo de Idexud, por el mal manejo de más de $10.490 millones públicos; la frustrada reforma institucional, y ahora los problemas de infraestructura, la falta de servicios públicos y la falta de pago a los profesores tienen los ánimos caldeados. Todo estuvo reprimido en la pandemia. Ahora, con el regreso a la presencialidad, todo explotó. De ahí, que estudiantes y docentes se estén volcando a las calles para exigir mejoras en la institución.
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La Universidad Distrital no pasa por su mejor momento. Las protestas cada vez son más frecuentes y los motivos, evidentes. El escándalo de Idexud, por el mal manejo de más de $10.490 millones públicos; la frustrada reforma institucional, y ahora los problemas de infraestructura, la falta de servicios públicos y la falta de pago a los profesores tienen los ánimos caldeados. Todo estuvo reprimido en la pandemia. Ahora, con el regreso a la presencialidad, todo explotó. De ahí, que estudiantes y docentes se estén volcando a las calles para exigir mejoras en la institución.
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La última manifestación fue el primero de junio y terminó mal. Producto del choque con la Fuerza Pública, dos jóvenes resultaron gravemente heridos: uno con trauma ocular y el otro con trauma de craneoencefálico. Pese a esto, nada ha aplacado el malestar. Por el contrario, cada situación es un nuevo motivo, como la caída parcial de un cielo raso en la sede de La Macarena, que sirvió para cuestionar la mala calidad de la infraestructura de las sedes de la entidad.
Cambiar el panorama o, al menos, encontrar un camino, estaría en manos de la asamblea universitaria de la Universidad, compuesta por 40 representantes de los docentes, 40 de los estudiantes, 10 de los servidores públicos y 10 de los egresados. Sin embargo, desde 2020, cuando se instaló, han sido pocos los resultados tangibles. Ahora, se declaró en sesiones extraordinarias y tiene 45 días para presentar proyectos, pero tampoco se conocen avances.
Para discutir la situación que atraviesa la universidad, y las medidas que atraviesa el centro académico, El Espectador conversó con el rector de la institución, Giovanny Tarazona que se pronunció sobre la realidad de la Distrital, la cual asegura pasa por una serie de necesidad como cualquier universidad pública de Colombia.
¿Ha habido avances en la reforma institucional de la Universidad?
Esta administración hizo entrega a la asamblea de 11 documentos entre políticas, planes y estatutos para su revisión y concepto, abordando situaciones estructurales como el estatuto presupuestal y la modificación al estatuto de contratación, ente otros, que provienen de la asamblea universitaria, que se instaló en 2020. Estos 11 proyectos de acuerdo se enfocan en factores como la política de género, en violencia sexual, espacios educativos, la reforma a la extensión universitaria. Evidentemente, hay sectores que nos piden mayor celeridad con la reforma, pero nosotros estamos haciendo lo humanamente, financieramente y administrativamente posible en el proceso. Es finalmente la Junta Directiva la que tomará esa decisión.
¿Además de la asamblea, qué otros espacios se han dispuesto para escuchar a los estudiantes y avanzar con la reforma?
Actualmente, se adelantan 15 mesas de trabajo alrededor de la propuesta de reforma presentada por la asamblea y se hizo entrega del concepto legal. Por su parte, está por hacerse entrega del concepto financiero y de viabilidad administrativa. No obstante, reitero que es la Asamblea es quien debe analizar este tema en conjunto con la comisión accidental del CSU. Allí se encuentran las representaciones estudiantiles. También se avanza en una reforma al estatuto general de la Universidad, que facilite la adaptación de la entidad a sus magnitudes reales, lo cual hay que decirlo, es una demanda de la comunidad de más de 20 años.
¿Cómo entiende la reciente ola de protestas en la Universidad Distrital?
Es una situación que tiene una connotación de factores externos. Es un ambiente preelectoral, entonces aquí en todo sirve para una u otra causa. Y eso es respetable, es el libre juego de la democracia. Algo que lamento es que en estas protestas los que participan son estudiantes de los primeros semestres y son menores de edad. Muchos de ellos vienen precisamente de un confinamiento, con una realidad social compleja, que se encuentra en un entorno universitario donde hay mucha libertad y mucha divergencia de pensamiento. Pero hay que aclara algo, los que cometen actos de vandalismo, estoy seguro, que no son estudiantes de la Universidad Distrital, porque así lo han denunciado nuestros propios estudiantes.
¿Ha habido malos manejos en la infraestructura, en particular en la sede tecnológica de La Macarena?
De las 23 sedes que tenemos, muchas tienen infraestructuras antiguas. Desafortunadamente, no sé desarrollaron las actividades de mantenimiento cuando la Universidad estaba en la virtualidad. Con el regreso a la presencialidad llegó una carga de 600 estudiantes y ahí evidentemente empiezan a surgir las fallas. Se desprendió una parte de un cielo raso, pero ya fue intervenido, y no tiene una falla determinante. Como cualquier universidad pública, es necesario mejorar nuestra infraestructura básica. Ya estamos trabajando en ello y se han activado planes de contingencia.
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Algunas de las denuncias también apuntan a la falla de los servicios públicos en varias sedes, ¿qué está haciendo la universidad para remediar esta situación?
En total, en la universidad 18% de las 1.561 unidades sanitarias (retretes, orinales, lavamanos, duchas, etc) presentan fallas, también, por falta de mantenimiento, lo que se suma a una carga presencial más grande. Parte de ellas también han sido dañadas por actos de vandalismo, por personas externas a la universidad. Sin embargo, en ningún momento se ha afectado el suministro de agua por más de unas horas y eso lo podemos demostrar con los consumos que pagamos al acueducto. Aquí lo que hay es una gran exageración de lo que pasa en las sedes de la universidad.
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Parte de las protestas también han señalado retrasos en los pagos a docentes, ¿Por qué ocurrió esto?
A la fecha tenemos 1.095 profesores vinculados a las labores de la Universidad Distrital. De ellos, 648 son docentes de planta, a quiénes se le ha hecho su pago de manera regular. Con los profesores de vinculación especial, precisamente la irregularidad está en que se nos juntaron varios calendarios académicos por la pandemia y el paro en la Universidad. El retraso al inicio del periodo con el pago de los docentes se presentó por la ausencia de un software de liquidación de nómina, para los docentes de vinculación especial. Había una preocupación por la calidad de información, que nos permiten una auditoría adecuada. Así que en la estabilización del sistema de información que teníamos, se generaron algunos retrasos, pero esto ya fue solucionado y se les pagó a los maestros por su trabajo.
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