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Este jueves 25 de abril, la ONG Poderosas en alianza con la consultora Cifras y Conceptos, lanzaron el informe ‘Índice de Poder de Decisión’. Un instrumento que permitió medir el autoconocimiento, la actitud y la percepción sobre derechos sexuales y reproductivos en cuatro dimensiones: autonomía, autoconocimiento, igualdad de género y diversidad e inclusión.
El objetivo de este lanzamiento fue socializar los primeros resultados de la implementación de este instrumento en programas de educación integral para la sexualidad que lleva a cabo Poderosas en Barú (Cartagena), Soacha (Cundinamarca) y la localidad de Kennedy, en Bogotá. De esta manera, la ONG busca poner en conocimiento la importancia de medir la autonomía y el impacto de intervenciones para fortalecerla, con la posibilidad de garantizar derechos sexuales y reproductivos en estos territorios y el resto del país.
Y es que desde marzo de 2021, la ONG Poderosas ha hecho presencia en 22 comunidades de 8 departamentos de Colombia, impactando a 10.046 jóvenes y adolescentes, donde el 86 % alcanza los objetivos de aprendizaje después de los círculos; además de formar a 184 mentoras y mentores para que repliquen la información en sus comunidades.
¿Cómo fue la metodología?
Kennedy, Soacha y Barú, fueron los tres lugares donde se entregó a los y las jóvenes un cuestionario anónimo de 47 preguntas aplicado al inicio y al final de los círculos de Educación Integral para la Sexualidad (CEIS) impartidos por la ONG Poderosas por al menos 45 horas, dependiendo de las necesidades y el contexto del lugar.
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Con preguntas como “¿En cuál de los siguientes lugares puedes pedir anticonceptivos gratis?”, o marcar verdadero y falso en ejemplos como “Un tampón puede llegar hasta el útero. Las mujeres son mejores para cuidar a los hijos que los hombres. O las personas homosexuales y trans pueden sanarse”, midieron cuantitativamente el progreso de cada participante, en su mayoría mujeres (72 %), relacionado con las cuatro dimensiones evaluadas.
Cada pregunta tuvo un valor porcentual asignado, que se basó en su relevancia para la dimensión respectiva. Las respuestas de cada uno de los cuestionarios, tanto del momento inicial como del final, se codificaron y analizaron por Cifras y Conceptos, con el objetivo de calcular el porcentaje total en cada dimensión, multiplicando así el valor de cada respuesta por el porcentaje asignado a la pregunta.
- Autonomía: Esta dimensión se centra en la capacidad de las y los jóvenes para tomar decisiones informadas sobre su vida sexual y reproductiva (52%).
- Autoconocimiento: Esta dimensión se centra en el conocimiento y la comprensión que las y los jóvenes tienen de su cuerpo, sus derechos y su sexualidad (22%).
- Igualdad de género: Esta dimensión se centra en el reconocimiento y la valoración de la igualdad entre hombres y mujeres, incluyendo la igualdad de oportunidades, derechos y responsabilidades (19%).
- Diversidad e inclusión: Esta dimensión se centra en el respeto y la aceptación de la diversidad sexual y de género, incluyendo la diversidad de identidades, expresiones y orientaciones sexuales (7%).
“En estos tres lugares cubre un total de 270 personas. La medición siempre tiene el reto de encontrar bien los conceptos que necesitan para tener unas definiciones operativas y poder hacerlo de manera adecuada. Pero la importancia de hacerlo, es porque aumenta o no la autonomía de las personas para tomar decisiones”, aseguró César Caballero, gerente de la consultora en evaluación y análisis de datos.
¿Cuáles fueron los resultados?
Uno de los resultados más destacados en su totalidad fue la mejora en los conocimientos sobre derechos sexuales y reproductivos, métodos anticonceptivos y salud sexual, “lo que sugiere que el proceso formativo de Poderosas logró crear conciencia sobre estos temas”, concluyó Cifras y Conceptos.
El estudio también reveló un mayor conocimiento sobre la violencia basada en género —y cómo actuar en caso de sufrirla—, métodos de cuidado menstrual, interrupción del embarazo, al igual que aspectos como identidad de género, diversidad e inclusión. En Kennedy, por ejemplo, al finalizar el estudio, un 2 % de la población consultada se identificó como “otro” género sin haber manifestado esta identidad al inicio del ensayo.
“Encontramos que ahí cambió mucho, después de los círculos de Educación Integral para la Sexualidad (CEIS), la autonomía y el autoconocimiento. Y que la diversidad e inclusión, tenía también mucho por mejorar. En Kennedy hay un flujo importante de migrantes y esa población de acogida también requiere conocer los derechos sexuales y reproductivos para poderlos ejercer e integrarse mejor en la comunidad colombiana”, detalló Mariana Sanz De Santamaría, fundadora y directora de la ONG Poderosas Colombia, en entrevista con El Espectador.
Frente a los resultados por dimensión, en Soacha los indicadores que presentaron una mayor variación fueron el IPD Autonomía, que evalúa la toma de decisiones informadas sobre la vida sexual y reproductiva, pasando de un 56 % de consciencia al inicio del estudio, a un 86% al terminar; y el IPD de Autoconocimiento, pasó de 52% a 82%. Ambas categorías tuvieron 30 puntos porcentuales de diferencia, el incremento más alto de todo el estudio.
En Barú, los IDP Autonomía e Igualdad de Género fueron las dimensiones con mayor crecimiento, pues ambas categorías reportaron un 76 % de consciencia al finalizar el estudio, con 16 y 14 puntos porcentuales de diferencia respectivamente. Por su parte, la localidad de Kennedy, en Bogotá, reportó resultados importantes en los IDP Autoconocimiento y Diversidad e Inclusión. Mientras que la primera dimensión ganó 17 puntos porcentuales, la segunda obtuvo 14 puntos al finalizar los Círculos de Educación Integral para la Sexualidad.
El estudio concluyó que la región que mostró un mejor incremento en el IDP total fue Soacha, con una variación del 24% —pasando de 60% a 84% luego de los ciclos de educación—, mientras que Barú y Soacha reflejaron un crecimiento del 14% por igual.
¿Qué retos quedan en materia de educación sexual?
Según Mariana Sanz De Santamaría, fundadora y directora de la ONG Poderosas Colombia, el estudio permitió ver que “hay mucho que trabajar en autoconocimiento y autocuidado. Porque es lo que empieza más bajo y cambia más con la educación sexual. Asimismo, tenemos que trabajar un montón en términos educativos a nivel de diversidad e igualdad de género, para cambiar normas y estereotipos de género que más se demora, pero se logra mover”.
A futuro, dice, existen retos de continuar midiendo e implementar más proyectos de educación sexual en otros lugares del país para evaluar, a gran escala, “como estamos en términos de poder de decisión en términos nacionales”. “La educación integral para la sexualidad es un derecho que lo ha declarado la Corte IDH, está en nuestro marco legal. Y el Estado todavía no ha podido cumplir con la asignatura pendiente de la educación sexual que nos permite libertad, igualdad y cerrar brechas de desigualdad. Es una deuda”, sentenció De Santamaría para este diario.
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