El Río Bogotá, un afluente que se resiste a morir
Lo que parecía la crónica de una muerte anunciada, ya no será. Hoy es posible navegar zonas del Río Bogotá que se pensaban iban a desaparecer entre la basura y el descuido de toda una población.
Samuel Sosa Velandia
Desde hace siete años, cada 12 mayo, se celebra el Día del Río Bogotá, según lo establecido en el Acuerdo 667 de 2017, expedido por el Concejo de Bogotá. Sin embargo, más que ser una fecha de festejo en el calendario, es un llamado a la consciencia sobre el cuidado y la necesidad de la recuperación del cuerpo de agua que se extiende por la Sabana.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Desde hace siete años, cada 12 mayo, se celebra el Día del Río Bogotá, según lo establecido en el Acuerdo 667 de 2017, expedido por el Concejo de Bogotá. Sin embargo, más que ser una fecha de festejo en el calendario, es un llamado a la consciencia sobre el cuidado y la necesidad de la recuperación del cuerpo de agua que se extiende por la Sabana.
Le recomendamos: Recorrido por región del Sumapaz: apuesta para recuperar la seguridad.
A partir de la presencia de los primeros habitantes en el territorio, han sido las actividades antrópicas las que han determinado el futuro de este afluente, de 380 km de longitud, que nace en el Páramo de Guacheneque, en Villapinzón y que desemboca en el Río Magdalena a la altura del municipio de Girardot.
El Río Funza, como fue bautizado por los Mhuysqas, era un lugar sagrado y protegido por la comunidad, pero tras el proceso de colonización y el rápido desarrollo del proyecto de república, que se gestó durante ese tiempo, la disminución de los activos ambientales y el detrimento del afluente ha sido drástico. Sobre todo, en la cuenca media, que abarca 10 municipios de Cundinamarca y Bogotá.
“Kilómetros más adelante de donde nace el Río Bogotá, ya se empiezan a recibir algunos grados de contaminación, por los agroquímicos que generan los cultivos de papa y por las curtiembres que son muy famosas en este municipio. Luego, en su paso hacia la Sabana, empieza a recibir algunos vertimientos industriales que, si bien afectan el agua, mantienen el río con su calidad. El tema más grave es cuando llega Bogotá”, menciona Amaury Rodríguez, director y asesor del Fondo para las Inversiones Ambientales del Río Bogotá de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR).
Las aguas residuales, los vertimientos industriales y la basura que desembocan por los tres ríos urbanos, Fucha, Tunjuelito y Salitre, han propiciado que el cauce y todo el ecosistema atraviese un grave problema de saneamiento, que además ha provocado la extinción de la fauna y flora.
Lea: ¿El cerro de Monserrate es un volcán? Servicio Geológico Colombiano responde.
La Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB), reveló que diariamente llegan 690 toneladas de carga contaminante al río, y que se retiran 160 mil toneladas de basura (450 toneladas al día) del sistema de alcantarillado, humedales y canales de la capital. Incluso, la misma entidad manifestó que con todos los enseres que se arrojan mes a mes, se podrían amoblar varias casas.
El largo recorrido para recuperar el Río Bogotá
A pesar de que el problema de la contaminación está latente, en 2014, gracias a una sentencia del Consejo de Estado, se creó un marco institucional, jurídico y financiero, que, desde entonces, permitió que se llevará a cabo la descontaminación del afluente.
Según contó Amaury Rodríguez a El Espectador, “lo primero que se realizó fue toda la planeación y atención a la parte más álgida en cuanto a gestión del riesgo, que corresponde al sector de Bogotá, especialmente el sur, donde el río se desbordaba e inundaba barrios completos”. Tras este primer paso, la CAR inició el trabajo de adecuación hidráulica, que consistió en el saneamiento de la cuenca media.
“Primero vino un tramo de 68 km, que comprende toda la cuenca media del río Bogotá, la cual va desde las Compuertas de Alicachín, cerca al Salto del Tequendama, hasta un sector llamado Puente la Virgen, en Cota. Luego, arrancamos con otro tramo de 42 km, que va desde la Vía Suba- Cota, hasta Puente Vargas, que queda entre el límite de Sopó y Cajicá”, comentó.
De acuerdo con el funcionario, a lo largo de 111 kilómetros, se han recogido 12 millones de metros cúbicos de basura, lo que ha permitido la recuperación de espacios que habían sido invadidos o estaban siendo empleados como escombreras o depósitos de residuos.
Gracias al restablecimiento de estas zonas, se posibilitó la renaturalización del río y la recuperación de la biodiversidad. Según reporta la CAR, se han plantado especies vegetales, lo que ha permitido el regreso de algunas de aves como: los Gavilanes bailarines, la Garza Chiflona, el Ibis Afeitado o los Andarríos Solitarios.
La llegada de la avifauna, además de representar el regreso de la vida animal, le devuelve al afluente su función de reservorio y corredor para estas especies, que realizan gran parte de las actividades de su ciclo de vida, en estos espacios naturales. Ahora, también se ha evidenciado la presencia de peces en las zonas ya saneadas.
En la publicación “El Gran Río Bogotá”, se reporta que la CAR ha realizado una inversión superior a los $300.000 millones de pesos para el megaproyecto. Sin embargo, Rodríguez confiesa que hay más actores y esfuerzos puestos sobre la recuperación de una de las fuentes hidráulicas más importante del país.
También puede leer: Obras de “desvalorización”: dolor de cabeza con trabajos que se pagaron y no han terminado.
“También hay acciones de la empresa de Acueducto de Bogotá, del Banco mundial, de la Secretaría Distrital de Ambiente, de todas las alcaldías locales que quedan a lo largo del río. Y por supuesto, el trabajo de todas las veedurías ciudadanas y de los ambientalistas ha sido importante. Hay mucha comunidad en torno a la recuperación”.
De igual manera, la participación de la academia ha sido trascendental. Por ejemplo, fue gracias a estudios de la Universidad Nacional, que se identificó que el río ha recibido grandes cantidades de químicos como sulfuro, mercurio, plomo, arsénico y cromo, todos indispensables para la producción de cuero. Lo que deja entrever el impacto ambiental de la industrialización en la que está sumida Bogotá.
Frente a esta situación, Amaury comenta que junto con las empresas se están generando estrategias para una producción más limpia y programas padrinos, para que estas compañías restauren algunos lugares del afluente, que, en términos de cifras, se estima representa el 31.7% del PIB y el 26% de la producción agrícola nacional, según la ONG Manos Verdes y el Grupo Río Bogotá.
Sin embargo, asegura el funcionario que no bastan las grandes obras de ingeniería, o implementar una red de sistema de tratamiento de agua residuales domésticas a lo largo de su trayecto, si no hay un cambio en la manera como se relaciona el ciudadano con el río.
“Realizamos bicirecorridos, caminatas, navegaciones, charlas pedagógicas, foros y talleres para generar cultura ambiental, para enseñar sobre la producción limpia y el ciclo de reciclaje, que tienen un único propósito, y es generar apropiación ciudadana para con el río Bogotá”.
Le puede interesar: Plan Nacional de Desarrollo: lo positivo y negativo para Bogotá.
Hace tres años, se realizó la primera navegación por la cuenca media del río, y desde entonces, lo que parecía inimaginable, hoy es posible. Evidentemente, cada vez más son las personas que entienden la importancia de salvaguardar el afluente; sin embargo, aún es largo el trayecto que falta atravesar para encontrar un desarrollo sostenible en el que se puedan integrar todos los actores de la ciudad.
Si usted desea navegar por el Río Bogotá y evidenciar toda la vida que gesta en el ecosistema, debe inscribirse en la página de la SidCar. Este es un recorrido completamente gratuito. Sin embargo, por el por el momento, solamente podrán ingresar personas entre los 18 y 65 años.
Los recorridos se hacen en tres días a la semana: jueves, viernes y sábado, a las 8 a. m., 10 a.m. y 12 m. Desde la Sección Bogotá tuvimos la posibilidad de emprender el viaje por lancha y observar el trabajo de saneamiento de este cuerpo de agua.
En el siguiente video puede conocer más sobre nuestra experiencia de navegación por el Río Bogotá.
Para conocer más noticias de la capital y Cundinamarca, visite la sección Bogotá de El Espectador.