El sector cultural de Bogotá vive una nueva etapa con el cambio de administración. Si bien, la idea es construir sobre lo construido, la apuesta apunta a programas protagonizados por los ciudadanos. Santiago Trujillo, secretario de Cultura, habla de los retos, planes y metas en la capital.
¿Cómo recibió la Secretaría?
Llegamos con una orientación clara: construir sobre lo construido. Si hay un sector que reconoce las luchas artísticas y creativas y entiende que los procesos sociales son de largo aliento, es este. Por eso, no hay espacio para el adanismo. Reconocemos el legado de quienes tuvieron esta responsabilidad antes, pero también identificamos agendas no solo de la ciudad cultural, sino de toda Bogotá, que necesitan nuevos enfoques: construir confianza, generar orgullo y fortalecer los canales de comunicación con la ciudadanía y el sector cultural son tareas donde debemos hacer mayores esfuerzos.
¿Qué rescatarán de pasadas administraciones?
Vamos a fortalecer el programa “Es Cultura Local”, gran acierto de la administración de Claudia López; recibimos el Centro de Felicidad Chapinero, que inició Enrique Peñalosa, y seguro será un hito cultural y arquitectónico, y de la alcaldía de Gustavo Petro recibimos un sistema de formación artística en los colegios, que fortaleceremos presupuestalmente un 29 %. Este, en particular, es muy importante para mí porque, como director de Idartes en esa administración, lideré su creación y puesta en marcha.
Trabajó con la Bogotá Humana, de Gustavo Petro, y ahora con el Nuevo Liberalismo, de Carlos Fernando Galán. ¿Hay diferencias?
Es importante que las distintas fuerzas políticas entiendan que la cultura transforma positivamente a la sociedad. Cuando trabajé en la administración Petro creamos Idartes, de la que tuve el honor de ser su primer director, y los Centros de Formación Artística para la Niñez y la Juventud, una de las políticas más sólidas para la construcción de ciudadanía cultural. Hoy no solo me siento honrado, sino feliz de que el alcalde Galán me haya invitado a liderar la cartera de Cultura. Me identifico con su propuesta y su liderazgo concertador.
¿Qué destaca de esta alcaldía?
Hay un proyecto serio y cumplible, con apuestas visionarias, en donde la cultura ocupa un lugar significativo. Tenemos un Plan de Desarrollo que lee las necesidades de la ciudad y traza un camino sensato. Hay un clima de escucha, con un estilo de administración equilibrada, sólida en lo técnico y que es capaz de llegar a acuerdos. Esta manera de hacer las cosas es, en mi concepto, lo que hoy necesita nuestra sociedad.
Una nueva apuesta es la estrategia de Barrios Vivos. ¿Cuál es la idea?
Necesitamos un modelo innovador de gestión cultural comunitaria, para trabajar en proximidad con distintos procesos y liderazgos, que nos permita recuperar la confianza de la ciudadanía en la institucionalidad cultural. Trabajaremos en dos líneas: una, para potenciar las oportunidades creativas y culturales en los barrios, que necesiten impulso para convertirse en hitos. Otra, para gestionar soluciones a problemáticas locales, que se puedan tramitar a través de instrumentos culturales y dinamicen la transformación comportamental y el cambio social.
¿Cuál es la metodología?
Barrios Vivos propone una metodología de laboratorios de cocreación a partir de la conversación, la construcción de confianza y la acción conjunta de la comunidad y la institucionalidad alrededor de un propósito común. Iniciamos en barrios de Rafael Uribe Uribe, Ciudad Bolívar, La Candelaria y Usme, y este segundo semestre llegaremos a 50 barrios más, con una inversión de $6.000 millones. Esta inversión llegará al 2027 a más de $97.000 millones, donde participarán, además, Idartes, el IDRD, el IDPC, la FUGA, la OFB y el Canal Capital.
Apuntan a barrios con problemas de inseguridad, ¿cómo ayudan los laboratorios de cocreación?
Se cuida lo que se quiere, lo que se conoce, lo que ha sido puesto en común. Mejorar la seguridad, más allá del despliegue de actores de seguridad, es también afirmar lazos de confianza y colaboración entre vecinos. Tendremos recursos financieros, humanos y logísticos para agenciar transformaciones sociales, a través de una mirada focalizada de la cultura ciudadana. En los laboratorios de cocreación trataremos de identificar problemas y soluciones, no de manera vertical, sino desde la experiencia de las colectividades. Esto implica desplazarse de lo meramente racional a una dinámica relacional. En el fondo, opera como una suerte de creación comunitaria, que presupone articularse con líderes e instituciones, formales e informales.
Bogotá se conoce como la ciudad que recibe a todos, ¿cree que esto genera falta de pertenencia?
Bogotá presenta un hecho incontrovertible: aloja muchos mundos, experiencias y culturas, y ese hecho es fundamental para celebrar la vida desde la diversidad. Estamos frente a identidades más plurales, a modos de pertenencia más deslocalizados. Aun así, pensar que la diversidad que habita Bogotá es lo que promueve que no haya un sentido de pertenencia es el eufemismo por superar, pues es justamente esa diversidad, y no a pesar de ella, sobre la que debemos recuperar el orgullo y el sentido de pertenencia por nuestra ciudad.
¿Cómo cambió la pandemia al sector cultural de Bogotá?
El sector de la cultura y el entretenimiento en Bogotá fue uno de los más afectados. Fueron los primeros en suspender actividades y los últimos en volver a operar. El proceso de reapertura de espacios con grandes aforos fue paulatino, así como ha sido progresiva la reconquista de las audiencias. Por fortuna, la gente hoy está dispuesta a vivir grandes experiencias y desde nuestras entidades del sector tenemos el propósito de servirles de plataforma de cultura, recreación y deporte. La mejor noticia es que en los próximos meses Bogotá será sede de 70 eventos de primer nivel, algunos de los cuales hacen ya parte de nuestra identidad como sociedad.
¿Cómo están apoyando a los artistas locales y emergentes?
A comienzos de la administración lanzamos la primera fase del portafolio del Programa Distrital de Estímulos 2024, con una oferta de $17.400 millones y 944 estímulos, en becas, premios, residencias y pasantías, en líneas como la creación, circulación, apropiación y formación para artistas locales y emergentes. En esta oferta les dimos cabida a 22 convocatorias, para fortalecer nuevos fenómenos culturales, como los k-pop, que promuevan las narrativas barriales que antes no tenían visibilidad. Ahora estamos comprometidos a incorporar una nueva oferta de fomento para procesos comunitarios y colaborativos. Trabajamoso en un enfoque que no solo promueva un fomento vertical y competitivo, dirigido a premiar proyectos, sino también un fomento en red, horizontal y colaborativo, dirigido a apoyar procesos en su totalidad, para lograr mayor impacto. Esto lo haremos a través de laboratorios de cocreación barrial y con acuerdos sectoriales entre distintos grupos creativos, cuyas propuestas están hasta ahora en etapa de consolidación.
¿En la revitalización del centro se concibe recuperar el espacio público sin actividades económicas?
En esto hay muchas entidades involucradas. Lo que sí puedo decir es que la ocupación de un corredor turístico tan importante como la séptima debía ser de índole cultural y no una cacharrería a cielo abierto. Consideramos que el manejo del espacio público es clave para promover una convivencia armoniosa y respetuosa entre quienes habitamos esta ciudad. A través de nuestras campañas de cultura ciudadana y de la estrategia de El Centro Vive buscamos modificar comportamientos. para que la ciudadanía valore y cuide las amplias áreas que compartimos.
¿Qué significa para usted tener una ciudad bonita?
Lo bonito es una categoría válida, pero insuficiente, tanto en el arte como en la vida. Usualmente hablamos de ciudades bonitas, pero no se trata solo de algo cosmético. De hecho, activar la ciudad, con el programa Barrios Vivos, apunta a otras cosas: a manejar conflictos, señalar problemas, abrir canales de solución y facilitar el deseo y la fuerza expresiva de las colectividades. Una ciudad que acepta y celebra la diversidad acoge distintas estéticas de lo que creemos bello. En Bogotá, lo monocromático difícilmente será lo bonito, menos aún cuando en cada esquina emerge la diversidad de colores. Aun así, podemos aspirar a tener una ciudad bella, limpia y organizada. Es una aspiración legítima y necesaria, y estamos trabajando, por ejemplo, con el programa El Centro Vive en recuperar fachadas, monumentos y calles del Centro Histórico.
¿Por qué hay una diferencia de casi $6.000 millones entre el plan de estímulos del año pasado y este?
En relación con el número de estímulos, la disminución de un año a otro no obedece necesariamente a una disminución de recursos, también puede estar relacionada con una ampliación de montos. Esta situación se puede evidenciar por la similitud en recursos entre la SCRD e Idartes en la oferta de 2024 frente a la diferencia en número de estímulos, que obedece a la política de la SCRD de dar montos más altos para fortalecer la sostenibilidad de los agentes culturales y creativos y fortalecer la calidad de las propuestas ganadoras.
Bogotá tiene muchos retos para ser una ciudad 24 horas, ¿cómo se está avanzando para lograrlo?
Cultura 24 horas (C24) es una apuesta que busca crear un ambiente seguro y favorable, para fortalecer el ecosistema cultural y creativo; ampliar la disponibilidad de lugares, eventos y servicios artísticos y culturales que tienen lugar en la noche, e impulsar el crecimiento de artistas emergentes. A través de alianzas con empresas locales y organizaciones culturales, y el trabajo articulado de la administración, C24 Bogotá está construyendo puentes entre la creatividad y el comercio, demostrando que la cultura no solo enriquece nuestras vidas, sino que reconoce la ciudad como referente cultural. Desde bares y restaurantes hasta tiendas de diseño y espacios de coworking, todos se benefician de la energía positiva y el ambiente festivo que trae una noche llena de cultura y creatividad.
¿Cómo impacta económicamente los Festivales al Parque a la ciudad?
Los Festivales al Parque han trascendido las agendas políticas y se han convertido en un legado cultural, pues se pueden equiparar con los carnavales en otras ciudades. De hecho, son celebraciones emblemáticas que cumplen una función vital en la preservación y promoción de la identidad cultural y del patrimonio común de la sociedad. En tres décadas se han constituido en hitos identitarios, espacios para la promoción de encuentros ciudadanos, creación de tejido social, de multiculturalismo e inclusión, que generan orgullo y crean oportunidades únicas para la expresión, el disfrute y el conocimiento colectivo de la música.
¿Se apostará para que Bogotá siga siendo epicentro de festivales privados como Estéreo Picnic?
Con el fortalecimiento de cada cuadra, de cada barrio, la ciudad se prepara para mostrarse como ejemplo para las comunidades internacionales. Está lista para ser referente universal, pues Bogotá es una ventana al mundo, al convertirse en el escenario óptimo para la circulación de obras, bienes, servicios culturales y creativos. Además, es anfitriona de multitudinarios eventos artísticos y deportivos, y está en plena capacidad de exportar sus talentos. En el caso del Estéreo Picnic este año, los empresarios hicieron una inversión cercana a los $80.000 millones para realizar su encuentro musical, en un escenario como el Parque Simón Bolívar. Se generaron cerca de 14.000 empleos directos, 52.990 indirectos y 60.000 inducidos. Solo en el impacto turístico, obtuvimos beneficios cercanos a $74.000 millones para el sector.
Así se fortalece el aprendizaje en los colegios en el ámbito cultural
Según el secretario de Cultura, Santiago Trujillo, la educación tradicional se ha inclinado a modelos de carácter racional que imponen los mismos resultados a todos por igual. No obstante, sin desconocer su importancia, considera clave fortalecer una educación sensible, abierta a generar comprensiones afectivas del mundo; respetuosas de la singularidad, y dando cabida a otros modos de experiencia y expresión.
“Hay realidades que solo pueden expresarse desde los sonidos, desde el cuerpo, desde las imágenes o desde la escritura narrativa y poética. Son aquellas realidades intensas e indecibles, un dolor o una alegría extrema desafían el habla habitual e inquietan la palabra. Todas esas formas de expresión nos permiten experimentar, conocer y expresar la intensidad de la vida. Eso es justamente lo que viene haciendo la ciudad con el Programa Crea y las Escuelas Deportivas en los colegios, que no solo vamos a mantener, sino que vamos a fortalecer”.
Para conocer más noticias de la capital y Cundinamarca, visite la sección Bogotá de El Espectador.