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La situación es compleja para Bogotá. Las gráficas estadísticas que reflejan el comportamiento de los contagios del tercer pico de la pandemia muestran una meseta (estabilidad), de la que la Alcaldía cree que saldremos en dos semanas. El problema es que la ocupación de las unidades de cuidados intensivos (UCI) está sobre el 96 %, mientras que la de hospitalización llegó al 87 %, lo que deja poco margen de maniobra al sector de la salud.
A esto se le suman otros inconvenientes en el camino, como que por los bloqueos el personal en clínicas y hospitales no ha podido llegar a tiempo a sus turnos, lo que ha generado que algunos profesionales hayan tenido que doblarse con turnos de 18 horas, lo que aumenta la presión. Pero este no es el único factor que incide en la crisis, pues sobre la mesa hay otras cosas para tener en cuenta.
Lo primero es aclarar qué pasa. Además de la cantidad de personas hospitalizadas, se evidencia un alto número de casos activos (50.566), de los cuales la mayoría están en Suba (5.850), Kennedy (5.281) y Engativá (4.835). Eso sin contar que en al menos uno de cada cinco casos (11.808) no se tiene clara su ubicación. Por otro lado, la transmisión comunitaria, que se mide en cuatro niveles, se mantiene en el punto más alto en Bosa, Kennedy, Suba y Puente Aranda, donde no solo coinciden los puntos donde ha habido mayor confrontación con la Fuerza Pública en el paro nacional, sino donde además ha habido mayor afectación al sistema de transporte y la movilidad.
“Hay muchas razones para preocuparse, no solo las serias circunstancias en el país, sino la evidencia de la presencia de cepas más contagiosas, que se traducen en alta ocupación de UCI y una mayor tasa de muertes”, indica Diego Rosselli, neurólogo del Departamento de Epidemiología Clínica y Bioestadística de la Facultad de Medicina de la U. Javeriana.
En esto coincide Luis Jorge Hernández, experto en salud pública de la Universidad de los Andes, para quien el aumento de las interacciones humanas, como las aglomeraciones en Transmilenio, también cumplen un papel importante. Fuera de esto, considera que las cifras que está dando el Distrito deben leerse de otra forma y complementarse con nuevos datos. “Estamos sobresaturados. Decir que estamos en el 96 % de ocupación en UCI es una especie de contentillo, pues en realidad no se está contando que hay gente con ventilación en zonas no UCI (pasillos, salas de urgencias y reanimación) esperando a que les asignen una habitación, que pueden ser entre 100 y 200.
Es por esto que Fabián Rosas, presidente de la Asociación Colombiana de Especialistas en Medicina de Urgencias y Emergencias (Acem), considera que literalmente estamos “en la inmunda”, no solo porque ya no es noticia que hay 500 muertos diarios por COVID-19, sino porque se han relajado muchas medidas. “Tenemos cifras poco alentadoras que tampoco son reales, porque con las manifestaciones se ha dejado de tomar la cantidad de muestras que venían tomándose, entonces creemos es que en dos semanas no seguiremos en la meseta, sino aumentando los casos”.
Mientras que para Rosas se requiere mayor conciencia ciudadana y nuevos cierres sectorizados, acompañados de rentas básicas para los comerciantes, para Hernández esta última medida ya no funciona, por lo que considera que dadas las circunstancias, se requiere mejorar el PRASS. “No solo es hacer pruebas gratis, es buscar a las poblaciones en una vigilancia más cercana”.
Ante la cantidad de casos, el llamado de la Alcaldía ha sido a encontrarle una pronta solución al paro, mientras los expertos coinciden en que ahora, más que nunca, deben mantenerse las medidas de autocuidado, pues la presión en el sistema de salud ya está, el problema es qué tanto la podrá soportar en las próximas semanas.