El transporte 'pirata' está por toda Bogotá
La Confederación Nacional de Transporte Urbano, Conaltur, calcula que en la capital hay por lo menos 150 paraderos desde donde se despachan mototaxis, bicitaxis y camionetas particulares a distintos destinos dentro de la ciudad.
Alejandra Rodríguez
En diferentes puntos de la ciudad algunos parqueaderos o paraderos improvisados se convierten en el centro de operaciones de vehículos clandestinos pero bien organizados, que inclusive expiden tiquetes que los identifican y que compiten con el transporte legal con tarifas de entre $1.500 y $2.000.
Aunque los cálculos iniciales dicen que el número de mototaxis y bicitaxis que recorren la ciudad llega a 500, los cierto es que pueden ser muchos más, pues la única manera de identificar a los mototaxistas es porque en las horas pico llevan siempre un chaleco y un casco de más. Para el caso de las bicicletas es más fácil, pues tienen tres ruedas y llevan atrás una especie de carrocería para los pasajeros.
Los expertos y las autoriades dicen que aunque el número aún es bajo, lo realmente preocupante es que esta práctica ya se esté viendo en la Capital de la República.
En lo que va corrido del año, las autoridades han inmovilizado más de 1.600 carros piratas y cerca de 20 motos dedicadas a este negocio. Según el comandante de la Policía de Tránsito de Bogotá, coronel Jaime Moreno, este es un fenómeno que se presenta por la falta de transporte para la periferia.
"Muchas personas que viven muy lejos, donde no llega un taxi ni un bus, tienen que optar por este tipo de servicios", dice.
Sin embargo, asegura que pese a esto, los operativos de las autoridades continúan porque este es un ejercicio ilegal.
El presidente de Conaltur, César González, dice que el problema es que las personas que optan por este tipo de servicio no cuentan con las garantías de seguridad. "Ser pasajero de una moto o un bicitaxi es algo muy peligroso".
Según las cifras entregadas por la Policía de Tránsito en los primeros siete meses de este año se han registrado 1.791 accidentes de motos, en los cuales 40 personas murieron y 1.143 resultaron con heridas.
Los mototaxistas se quejan, por su parte, del control policial pues dicen que el costo de las infracciones "es muy alto" y el negocio no resulta rentable, algo lógico si de frenar esa activiad se trata.
"El vehículo incurre en una infracción que cuesta $461.500 por cambiar de servicio el vehículo, además de su respectiva inmovilización. De ser reincidente el caso, la moto puede ser retenida por más de un mes", explica el coronel Moreno.
"El fin de semana una niña que iba de pasajera en una bicitaxi, perdió los dedos de su mano derecha, porque este vehículo se estrelló con una buseta", relata una vecina del Barrio el Tintal, en el sur de la ciudad, sector donde más se presenta este fenómeno.
Allí las bicicletas, adaptadas con carpa y asiento para los pasajeros, cobran entre $500 y $600 por llevar a las personas hasta el interior de los conjuntos cerrados de la zona. Sin embargo, el peligro radica en que tienen que transitar por calles muy congestionadas, como la avenida Ciudad de Cali.
No obstante, los conductores de estos vehículos se defienden de la persecución de las autoridades. "Esto es un trabajo honrado, prestamos un servicio. Nosotros tenemos una agremiación que está luchando para que este medio de transporte se convierta en un trabajo formal", dice Álvaro Díaz, conductor de un bicitaxi.
Él asegura que no entiende por qué el Distrito no legaliza esta modalidad, que "le brinda un servicio económico a las personas que necesitan transporte para trayectos pequeños".
"La Policía nos quita el medio de trabajo, se lleva las ciclas para Álamos y tenemos que pagar más de $100.000 para poder sacarlas de allí, cuando en un día no recogemos más de $25.000", explica.
Entre tanto, el mototaxismo toma fuerza en otro sector de la capital. En los barrios Lisboa y Spring de Suba, las motos esperan pacientes, generalmente en las horas pico, para recoger alguna carrera.
No se agolpan en ninguna esquina, simplemente rondan y rondan hasta que ven algún pasajero que necesite un servicio. "La gente ya sabe cuáles son los muchachos que hacen las carreras. Entonces los esperan, le sacan la mano como a un taxi y ya", relata uno de los usuarios de este transporte.
Varios usuarios de Suba aseguran que el transporte en la localidad es muy deficiente, que los alimentadores de Transmilenio no tienen una cobertura alta y que por esta razón, acuden a este tipo de servicios.
Además, dicen que algunas calles son muy estrechas por lo que arman monumentales trancones en la vía, por lo que utilizar una mototaxi, reduce el tiempo de viaje.
Bicitaxismo y mototaxismo apenas comienzan a expandirse, pero en algunas zonas comparten la calles con la piratería vehicular, a cargo de taxis y camionetas que prestan servicio colectivo.
En algunos puntos como la calle 18 con carrera novena, se puede ver al caer la tarde una fila de vehículos particulares ofreciendo y prestando este tipo de servicio informal. La mayoría anuncian expresos hasta Bosa y Soacha.
En la calle 94 con carrera 13, en la calle 74 con carrera séptima, en la carrera 54C con calle 154 y en la calle 24 con carrera 29 -frente a la clínica San-Pedro Claver- también se presenta el fenómeno.
El presidente de Conaltur asegura que aprovechará la presencia del Presidente de la República, Álvaro Uribe, en el Congreso de Conaltur para entregarle el diagnóstico de esta preocupante situación del transporte en la ciudad.
"Esto claramente ha afectado a los transportadores legales. Queremos buscar soluciones con el Estado, no sólo para acabar con estos vehículos, sino también para ofrecer alternativas a las personas y una mejor cobertura", señala González.
Por su parte, la Secretaría de la Movilidad aseguró que sigue trabajando en la actualidad en el Sistema Integrado de Transporte - SITP- el cual tiene como objeto diseñar y estructurar el sistema de transporte de la ciudad, jerarquizando los corredores, y garantizando la integración del sistema de transporte público de la ciudad en cuanto a operación, tarifas, recaudo y complementariedad, conectividad, cobertura y accesibilidad para toda la población de Bogotá.
Los operativos en este sentido, están siendo liderados directamente por la Policía de Tránsito de Bogotá.
En diferentes puntos de la ciudad algunos parqueaderos o paraderos improvisados se convierten en el centro de operaciones de vehículos clandestinos pero bien organizados, que inclusive expiden tiquetes que los identifican y que compiten con el transporte legal con tarifas de entre $1.500 y $2.000.
Aunque los cálculos iniciales dicen que el número de mototaxis y bicitaxis que recorren la ciudad llega a 500, los cierto es que pueden ser muchos más, pues la única manera de identificar a los mototaxistas es porque en las horas pico llevan siempre un chaleco y un casco de más. Para el caso de las bicicletas es más fácil, pues tienen tres ruedas y llevan atrás una especie de carrocería para los pasajeros.
Los expertos y las autoriades dicen que aunque el número aún es bajo, lo realmente preocupante es que esta práctica ya se esté viendo en la Capital de la República.
En lo que va corrido del año, las autoridades han inmovilizado más de 1.600 carros piratas y cerca de 20 motos dedicadas a este negocio. Según el comandante de la Policía de Tránsito de Bogotá, coronel Jaime Moreno, este es un fenómeno que se presenta por la falta de transporte para la periferia.
"Muchas personas que viven muy lejos, donde no llega un taxi ni un bus, tienen que optar por este tipo de servicios", dice.
Sin embargo, asegura que pese a esto, los operativos de las autoridades continúan porque este es un ejercicio ilegal.
El presidente de Conaltur, César González, dice que el problema es que las personas que optan por este tipo de servicio no cuentan con las garantías de seguridad. "Ser pasajero de una moto o un bicitaxi es algo muy peligroso".
Según las cifras entregadas por la Policía de Tránsito en los primeros siete meses de este año se han registrado 1.791 accidentes de motos, en los cuales 40 personas murieron y 1.143 resultaron con heridas.
Los mototaxistas se quejan, por su parte, del control policial pues dicen que el costo de las infracciones "es muy alto" y el negocio no resulta rentable, algo lógico si de frenar esa activiad se trata.
"El vehículo incurre en una infracción que cuesta $461.500 por cambiar de servicio el vehículo, además de su respectiva inmovilización. De ser reincidente el caso, la moto puede ser retenida por más de un mes", explica el coronel Moreno.
"El fin de semana una niña que iba de pasajera en una bicitaxi, perdió los dedos de su mano derecha, porque este vehículo se estrelló con una buseta", relata una vecina del Barrio el Tintal, en el sur de la ciudad, sector donde más se presenta este fenómeno.
Allí las bicicletas, adaptadas con carpa y asiento para los pasajeros, cobran entre $500 y $600 por llevar a las personas hasta el interior de los conjuntos cerrados de la zona. Sin embargo, el peligro radica en que tienen que transitar por calles muy congestionadas, como la avenida Ciudad de Cali.
No obstante, los conductores de estos vehículos se defienden de la persecución de las autoridades. "Esto es un trabajo honrado, prestamos un servicio. Nosotros tenemos una agremiación que está luchando para que este medio de transporte se convierta en un trabajo formal", dice Álvaro Díaz, conductor de un bicitaxi.
Él asegura que no entiende por qué el Distrito no legaliza esta modalidad, que "le brinda un servicio económico a las personas que necesitan transporte para trayectos pequeños".
"La Policía nos quita el medio de trabajo, se lleva las ciclas para Álamos y tenemos que pagar más de $100.000 para poder sacarlas de allí, cuando en un día no recogemos más de $25.000", explica.
Entre tanto, el mototaxismo toma fuerza en otro sector de la capital. En los barrios Lisboa y Spring de Suba, las motos esperan pacientes, generalmente en las horas pico, para recoger alguna carrera.
No se agolpan en ninguna esquina, simplemente rondan y rondan hasta que ven algún pasajero que necesite un servicio. "La gente ya sabe cuáles son los muchachos que hacen las carreras. Entonces los esperan, le sacan la mano como a un taxi y ya", relata uno de los usuarios de este transporte.
Varios usuarios de Suba aseguran que el transporte en la localidad es muy deficiente, que los alimentadores de Transmilenio no tienen una cobertura alta y que por esta razón, acuden a este tipo de servicios.
Además, dicen que algunas calles son muy estrechas por lo que arman monumentales trancones en la vía, por lo que utilizar una mototaxi, reduce el tiempo de viaje.
Bicitaxismo y mototaxismo apenas comienzan a expandirse, pero en algunas zonas comparten la calles con la piratería vehicular, a cargo de taxis y camionetas que prestan servicio colectivo.
En algunos puntos como la calle 18 con carrera novena, se puede ver al caer la tarde una fila de vehículos particulares ofreciendo y prestando este tipo de servicio informal. La mayoría anuncian expresos hasta Bosa y Soacha.
En la calle 94 con carrera 13, en la calle 74 con carrera séptima, en la carrera 54C con calle 154 y en la calle 24 con carrera 29 -frente a la clínica San-Pedro Claver- también se presenta el fenómeno.
El presidente de Conaltur asegura que aprovechará la presencia del Presidente de la República, Álvaro Uribe, en el Congreso de Conaltur para entregarle el diagnóstico de esta preocupante situación del transporte en la ciudad.
"Esto claramente ha afectado a los transportadores legales. Queremos buscar soluciones con el Estado, no sólo para acabar con estos vehículos, sino también para ofrecer alternativas a las personas y una mejor cobertura", señala González.
Por su parte, la Secretaría de la Movilidad aseguró que sigue trabajando en la actualidad en el Sistema Integrado de Transporte - SITP- el cual tiene como objeto diseñar y estructurar el sistema de transporte de la ciudad, jerarquizando los corredores, y garantizando la integración del sistema de transporte público de la ciudad en cuanto a operación, tarifas, recaudo y complementariedad, conectividad, cobertura y accesibilidad para toda la población de Bogotá.
Los operativos en este sentido, están siendo liderados directamente por la Policía de Tránsito de Bogotá.