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Empatía y corresponsabilidad: el liderazgo como camino para llegar a acuerdos

¿Cuáles son los caminos de diálogo, que se deberían explorar para mejorar la estabilidad del país? Nathalie Méndez Méndez, Profesora de la Escuela de Gobierno Alberto Lleras Camargo, escribe sobre su visión.

Nathalie Méndez Méndez
19 de julio de 2024 - 09:00 p. m.
Nathalie Méndez
Nathalie Méndez
Foto: Archivo particular

Aquellos que tuvimos el privilegio de escribir estas columnas nos vimos en la tarea de pensar (y repensar) cuál es el camino para llegar a acuerdos que permitan el avance de nuestro país. Quisiera plantear, desde mi experiencia en liderazgo público y haber tenido diferentes roles en lo público, lo privado y ahora en la academia, tres elementos para reflexionar sobre el tema:

1. No hay un solo camino para llegar a consensos, hay muchos caminos. Muchos de ellos más empedrados que otros. Muchos más transitados que otros. Como defensora de las mejoras incrementales en las organizaciones y las políticas públicas, creo firmemente en el valor de aprender a través del ensayo y error. Si no funciona un camino, se intentará el otro, pero siempre con la convicción firme de que se defienden los valores democráticos en los que uno cree.

2. Ahí conecto con mi segundo punto y es que para llegar a esos puntos de diálogo tenemos que reconocer el valor de las voces de otros y de múltiples formas de liderazgo. El panorama actual del país y el mundo, nos han sumido en la creencia de que necesitamos líderes fuertes, que hablen duro, que digan siempre lo que piensan y que no reconozcan sus errores porque pueden ser percibidos como líderes débiles.

Es decir, el presente está lleno de líderes mesiánicos con ínfulas de seres todopoderosos. Ya lo decía bien la famosa investigadora Brene Brown y es que reconocernos como vulnerables, nos hará fuertes porque reconoceremos que necesitar al otro y trabajar con él es más productivo (y realista) que actuar como lobos solitarios.

3. En el liderazgo colaborativo como forma de ejercer el liderazgo no solo basados en el líder visible sino en todo el entramado de relaciones de interdependencia, confianza y trabajo en equipo, podemos encontrar nuevas formas de dialogar y reconocer a otros.

Dos claves para lograr esto de manera sostenida: empatía y corresponsabilidad. Empatía para conectar con el ser de la contraparte, no viéndolo en su rol o como adversario sino como un ser humano con logros, frustraciones, sueños y errores. Corresponsabilidad para entender que nadie salva al mundo solo, y comprender que, así como soy parte del problema también soy parte de la solución. Al final es ver el inmenso valor que tiene transformar desde lo cotidiano.

Así es, si, usted el que lee esta columna lo puede hacer hablando con su mamá, pareja, vecino, amiga, e incluso aquel pariente que tiene una posición política distinta. Solo con empatía y haciéndonos corresponsables de nuestro destino como colombianos y colombianas, trascenderemos un imaginario colectivo de miedo, desconfianza y desinterés hacia las instituciones y lo público.

Que este 20 de julio sea una oportunidad para hacer una llamada o enviar un mensaje de texto como pretexto para entablar una conversación cómoda o incómoda. Bien dijo Gandhi que para “cambiar el mundo hay que cambiarse a uno mismo”, entonces tomemos el reto de movilizarnos y movilizar a ese pequeño (o gran) círculo en el que vivimos.

Por Nathalie Méndez Méndez

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