Empezó el movimiento en el corazón del metro de Bogotá
Arrancó la adecuación del patio-taller, eje de la primera línea y se suma a los avances de las troncales alimentadoras, por lo que el proyecto está de forma oficial en obra. Sacar los planes de manejo de tráfico será la gran necesidad.
Bogotá inició oficialmente la misión de hacer en los próximos 20 años lo que no se pudo hacer en más de medio siglo: el metro. La tarea, que empezó la alcaldía de Enrique Peñalosa y continuó en la administración de Claudia López, plantea que en 2040 la capital tendrá cuatro líneas y que al menos dos de esas estén operando.
Por décadas los capitalinos han venido escuchando de plazos, prórrogas, fechas de inicio, estudios y diseños, así que era momento de ser testigos, por fin, de un paso visible en la construcción de la primera línea del metro. Ahora lo que viene para la ciudad son años de obras, con todo lo que eso implica, para que la capital se actualice en términos de movilidad férrea.
> Más noticias del metro de Bogotá aquí
Ayer se dio uno de los pasos más esperados para que la primera línea sea una realidad. En un enorme predio ubicado en el sector de El Corzo, en la localidad de Bosa, una máquina retroexcavadora retiró el primer montón de tierra de los 940.000 m3 de capa superficial de suelo, que tendrán que remover. Esta tarea, que se asemeja a poner la primera piedra de una construcción, es el comienzo de un proceso que se completará con el relleno de 2 millones de m3 de materiales especiales, que tendrá el patio-taller, que es, sin duda el pilar de la megaobra de movilidad.
Y es la piedra angular del proyecto, más que el viaducto o el deprimido de la calle 72 con Avenida Caracas (que se empezará a construir en un mes), pues el patio-taller es el lugar donde pernoctarán y saldrán listos desde el punto de vista mecánico, eléctrico, de seguridad y limpieza los 30 trenes que harán parte de la primera línea del sistema. Si no hay más contratiempos el patio-taller estará listo en agosto de 2027, con lo que se podrá cumplir el anhelo de que en marzo de 2028 el metro entre en operación.
>LEA: ¿Qué pasará con los escombros del metro?
Profundamente emocionado, Leonidas Narváez, gerente de la Empresa Metro de Bogotá (EMB), explicó la importancia del paso que se dio en el predio de más de 38 hectáreas y lo que viene en el lugar. “Iniciaremos con el cerramiento y adecuación de la vía. Los primeros tres o cuatro meses serán de actividades preliminares y construcción de canales perimetrales, para asegurar la evacuación de aguas lluvias”.
Luego de esto se acelerará el retiro de material vegetal y descapote del terreno, para después poner una capa de material de 50 centímetros, que sirva de plataforma a los equipos pesados. Estos llegarán al terreno, que para hacer un símil, tiene un tamaño aproximado a 50 canchas de fútbol, a finales de este año, momento en el que empezará la instalación de unos pilotes de 25 metros de profundidad y 30 centímetros de diámetro, rellenos de concreto, para darle mayor soporte al suelo donde se va construir un terraplén de 4,50 metros de altura.
>VEA: Así arrancó la construcción de la primera línea del Metro de Bogotá
En total, todo este proceso implicará el movimiento de casi 3 millones de m3 de material, lo que se traduce en cerca de 300.000 viajes de volqueta. Eso hacía necesario contar con vías óptimas para el traslado a sitios establecidos y ese fue uno de los primeros inconvenientes que hubo para no haber iniciado en mayo, como estaba previsto inicialmente.
Según comentó la alcaldesa López durante el evento de la “primera remoción”, las vías no estaban adecuadas para esos traslados y eso no se contempló en los Planes de Manejo de Tráfico (PMT). Por lo tanto, tocó “rehacer las vías” para garantizar que los vehículos de carga pudieran transitar sin causar muchos traumatismo a los vecinos de ese sector del sur de la ciudad.
>LEA: Metro de Bogotá: han saqueado 200 de los predios adquiridos para la primera línea
De la construcción del “corazón del metro” harán parte nueve empresas. Tres de esas se encargarán del mejoramiento del suelo, otras tres harán los rellenos y dos se dedicarán al proceso descapote. La restante será la encargada de hacer el levantamiento topográfico. Además de esas tareas, entre las que están incluídas el traslado de redes, edificaciones y montaje de líneas férreas, la administración destacó el avance de las otras dos obras que hacen parte de la construcción de la primera línea de metro.
Se trata de las dos troncales de Transmilenio (TM) en las avenidas 68, que ya está en marcha, y Ciudad de Cali, que también iniciará en septiembre. Es decir, a partir de este momento la ciudad entra en una etapa de obras profundas, que cada vez se sentirán con mayor rigor en especial en el tráfico de la ciudad por lo que, como vienen advirtiendo los expertos en temas de movilidad, es momento de empezar a cambiar las dinámicas de movilidad e incluso darle más protagonismo al teletrabajo en una ciudad que cada vez tendrá más frentes de obra. Para intentar reducir el impacto, el gerente de la EMB destacó que la construcción del viaducto se hará en seis tramos, con lo que se espera que la obra fluya mucho mejor.
Así las cosas, el primer campanazo para que la ciudad no colapse es que el manejo del tráfico esté totalmente garantizado. La presidenta del Concejo, María Fernanda Rojas (Alianza Verde), alertó que “Bogotá necesita robustecer y coordinar los Planes de Manejo de Tráfico de las obras. La planta actual de la Secretaría de Movilidad no está preparada para esa labor y se requiere un robustecimiento urgente”.
>LEA: Más prórrogas al metro de Bogotá, ¿por qué?
Además de ese llamado de atención, que busca evitar que no se repliquen los problemas y demoras que hubo para iniciar las obras en el patio-taller, hay otros temas que el Distrito empezará a discutir. Son, si se quiere, deudas que hay con el proyecto y que deben quedar saldadas en esta administración, pues se corre el riesgo que la próxima alcaldía llegue con sus propios planes e inicie de nuevo esa desconexión que derivó en que por más de 50 años el tema del metro fuera el centro de las campañas hacia el Palacio Liévano. Una de esas es la extensión de la primera línea hasta la calle 100 con Autopista Norte, pues según la alcaldesa se “queda corto” hasta la calle 72. El otro es cómo será la tercera línea del sistema, que partiría desde Usme o Soacha.
No deja de ser una muy buena noticia que, con todos los retos, las obras del metro ya estén en marcha. No obstante, que la ciudad inicie un proceso de obras profundas exige la celeridad de las estrategias para evitar que el caos se apodere de las calles. Por varios meses los ojos estuvieron sobre la EMB, pero ahora se posarán sobre la Secretaría de Movilidad, que será responsable del éxito o fracaso de la gestión de tráfico en medio de tantas obras.
Bogotá inició oficialmente la misión de hacer en los próximos 20 años lo que no se pudo hacer en más de medio siglo: el metro. La tarea, que empezó la alcaldía de Enrique Peñalosa y continuó en la administración de Claudia López, plantea que en 2040 la capital tendrá cuatro líneas y que al menos dos de esas estén operando.
Por décadas los capitalinos han venido escuchando de plazos, prórrogas, fechas de inicio, estudios y diseños, así que era momento de ser testigos, por fin, de un paso visible en la construcción de la primera línea del metro. Ahora lo que viene para la ciudad son años de obras, con todo lo que eso implica, para que la capital se actualice en términos de movilidad férrea.
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Ayer se dio uno de los pasos más esperados para que la primera línea sea una realidad. En un enorme predio ubicado en el sector de El Corzo, en la localidad de Bosa, una máquina retroexcavadora retiró el primer montón de tierra de los 940.000 m3 de capa superficial de suelo, que tendrán que remover. Esta tarea, que se asemeja a poner la primera piedra de una construcción, es el comienzo de un proceso que se completará con el relleno de 2 millones de m3 de materiales especiales, que tendrá el patio-taller, que es, sin duda el pilar de la megaobra de movilidad.
Y es la piedra angular del proyecto, más que el viaducto o el deprimido de la calle 72 con Avenida Caracas (que se empezará a construir en un mes), pues el patio-taller es el lugar donde pernoctarán y saldrán listos desde el punto de vista mecánico, eléctrico, de seguridad y limpieza los 30 trenes que harán parte de la primera línea del sistema. Si no hay más contratiempos el patio-taller estará listo en agosto de 2027, con lo que se podrá cumplir el anhelo de que en marzo de 2028 el metro entre en operación.
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Profundamente emocionado, Leonidas Narváez, gerente de la Empresa Metro de Bogotá (EMB), explicó la importancia del paso que se dio en el predio de más de 38 hectáreas y lo que viene en el lugar. “Iniciaremos con el cerramiento y adecuación de la vía. Los primeros tres o cuatro meses serán de actividades preliminares y construcción de canales perimetrales, para asegurar la evacuación de aguas lluvias”.
Luego de esto se acelerará el retiro de material vegetal y descapote del terreno, para después poner una capa de material de 50 centímetros, que sirva de plataforma a los equipos pesados. Estos llegarán al terreno, que para hacer un símil, tiene un tamaño aproximado a 50 canchas de fútbol, a finales de este año, momento en el que empezará la instalación de unos pilotes de 25 metros de profundidad y 30 centímetros de diámetro, rellenos de concreto, para darle mayor soporte al suelo donde se va construir un terraplén de 4,50 metros de altura.
>VEA: Así arrancó la construcción de la primera línea del Metro de Bogotá
En total, todo este proceso implicará el movimiento de casi 3 millones de m3 de material, lo que se traduce en cerca de 300.000 viajes de volqueta. Eso hacía necesario contar con vías óptimas para el traslado a sitios establecidos y ese fue uno de los primeros inconvenientes que hubo para no haber iniciado en mayo, como estaba previsto inicialmente.
Según comentó la alcaldesa López durante el evento de la “primera remoción”, las vías no estaban adecuadas para esos traslados y eso no se contempló en los Planes de Manejo de Tráfico (PMT). Por lo tanto, tocó “rehacer las vías” para garantizar que los vehículos de carga pudieran transitar sin causar muchos traumatismo a los vecinos de ese sector del sur de la ciudad.
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De la construcción del “corazón del metro” harán parte nueve empresas. Tres de esas se encargarán del mejoramiento del suelo, otras tres harán los rellenos y dos se dedicarán al proceso descapote. La restante será la encargada de hacer el levantamiento topográfico. Además de esas tareas, entre las que están incluídas el traslado de redes, edificaciones y montaje de líneas férreas, la administración destacó el avance de las otras dos obras que hacen parte de la construcción de la primera línea de metro.
Se trata de las dos troncales de Transmilenio (TM) en las avenidas 68, que ya está en marcha, y Ciudad de Cali, que también iniciará en septiembre. Es decir, a partir de este momento la ciudad entra en una etapa de obras profundas, que cada vez se sentirán con mayor rigor en especial en el tráfico de la ciudad por lo que, como vienen advirtiendo los expertos en temas de movilidad, es momento de empezar a cambiar las dinámicas de movilidad e incluso darle más protagonismo al teletrabajo en una ciudad que cada vez tendrá más frentes de obra. Para intentar reducir el impacto, el gerente de la EMB destacó que la construcción del viaducto se hará en seis tramos, con lo que se espera que la obra fluya mucho mejor.
Así las cosas, el primer campanazo para que la ciudad no colapse es que el manejo del tráfico esté totalmente garantizado. La presidenta del Concejo, María Fernanda Rojas (Alianza Verde), alertó que “Bogotá necesita robustecer y coordinar los Planes de Manejo de Tráfico de las obras. La planta actual de la Secretaría de Movilidad no está preparada para esa labor y se requiere un robustecimiento urgente”.
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Además de ese llamado de atención, que busca evitar que no se repliquen los problemas y demoras que hubo para iniciar las obras en el patio-taller, hay otros temas que el Distrito empezará a discutir. Son, si se quiere, deudas que hay con el proyecto y que deben quedar saldadas en esta administración, pues se corre el riesgo que la próxima alcaldía llegue con sus propios planes e inicie de nuevo esa desconexión que derivó en que por más de 50 años el tema del metro fuera el centro de las campañas hacia el Palacio Liévano. Una de esas es la extensión de la primera línea hasta la calle 100 con Autopista Norte, pues según la alcaldesa se “queda corto” hasta la calle 72. El otro es cómo será la tercera línea del sistema, que partiría desde Usme o Soacha.
No deja de ser una muy buena noticia que, con todos los retos, las obras del metro ya estén en marcha. No obstante, que la ciudad inicie un proceso de obras profundas exige la celeridad de las estrategias para evitar que el caos se apodere de las calles. Por varios meses los ojos estuvieron sobre la EMB, pero ahora se posarán sobre la Secretaría de Movilidad, que será responsable del éxito o fracaso de la gestión de tráfico en medio de tantas obras.