Emprendimientos femeninos: un camino complejo en Bogotá
De las empresas activas registradas en la capital, solo el 22 % de las pequeñas son lideradas por mujeres; en el caso de las medianas la cifra se reduce al 18 % y en las grandes corresponde al 24 %.
Cristian Camilo Perico Mariño
Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), de los casi 50 millones de colombianos, el 51,2 % son mujeres, cifra que se replica en la capital. A pesar de que son mayoría, siguen siendo uno de los grupos poblacionales más afectados para la vinculación laboral.
Los datos de la última Gran Encuesta Integrada de Hogares revelan que para el trimestre mayo-julio 2022 la tasa de desempleo para ellas fue de 13,9 % versus 8,8 % para ellos. Diferencia de 5,1 puntos que vislumbra una brecha de género que persiste en la actualidad.
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A este panorama hay que sumarle que en el país existe una tasa de 46 % de ocupación en trabajo informal y que tres de cada cuatro mujeres que laboran de esta manera tienen ingresos inferiores a $219.000 al mes, tal como reveló un estudio de la Universidad Nacional. Con estas desalentadoras cifras, la alternativa de muchas es emprender con pequeñas y medianas empresas.
Como el caso de Yerbateras, uno de los emprendimientos femeninos que han surgido en Bogotá. Es un micronegocio de infusiones de plantas y aceites tópicos, que apunta a recuperar los saberes ancestrales en torno al uso de flora con fines medicinales. Se reconocen como una colectiva feminista creada en 2016 y fundada por cuatro mujeres, cuyas vidas han estado atravesadas por las plantas medicinales y el trabajo comunitario.
“Le apuntamos a reconocer y a usar los conocimientos desde lo popular, acercándonos desde la ciudad a las plazas de mercado como la Samper Mendoza (en la localidad de Los Mártires), que es donde nos abastecemos para la preparación de nuestros productos”, describe Teff Piñeros, una de sus fundadoras y quien menciona que entre su catálogo ofrecen aceites infusionados, pomadas y gotas canábicas, almohadillas herbales, copas menstruales e, incluso, brebajes energéticos.
Sin embargo, también reconoce que, a pesar de llevar 8 años, han tenido que mantenerse con las uñas porque, tal como lo ve, emprender no es sencillo y menos para ellas: “Visibilizar nuestras ideas de negocio no es fácil y más al reconocernos abiertamente lesbianas. Hay mucha lesbofobia y mucha discriminación por género, nos han sacado incluso de lugares como la Feria de Usaquén”, afirma.
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Cifras de la capital
Según el registro mercantil de la Cámara de Comercio de Bogotá, en el último año el 44 % de las empresas registradas las lideran mujeres. No obstante, su participación se reduce a medida que avanza el desarrollo empresarial: solo el 22 % de las empresas pequeñas tienen liderazgo femenino; en el caso de las medianas la cifra se reduce al 18 % y en las grandes corresponde al 24 %.
“Esto refleja un panorama de exclusión, en el que es importante destacar que reciben menos utilidades en comparación con los hombres. Solo el 62 % de las empresas lideradas por ellas ganan hasta $10 millones al año, 7 puntos por debajo de las lideradas por el sexo masculino. Cuando hablamos de ganancias de hasta $50 millones, la brecha aumenta: el 32 % de las dirigidas por hombres lo logran, vs. el 16 % con cabeza femenina”, puntualizó Nicolás Uribe Rueda, presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio de Bogotá (CCB), en el foro “Emprendimiento para mujeres: Un negocio que multiplica su valor”.
Problemática que también enuncia el Monitor de Emprendimiento Global, el cual menciona que en Colombia la tasa de emprendimiento es de 31 % y que de cada tres personas que lo hacen, solo una es mujer. Aspecto que se ve agudizado, de acuerdo con ONU Mujeres, debido a que cerca del 50 % de mujeres en el mundo no tienen acceso a cuentas bancarias o servicios financieros propios.
Con este escenario, desde la CCB, por ejemplo, se creó el programa de aceleración Mujeres TECH, que busca lograr un crecimiento acelerado y concretar la ampliación de mercados de emprendimientos de alto impacto liderados por mujeres, a través de mentorías. Sin embargo, entre los requisitos están que sean iniciativas con mínimo dos y máximo siete años de operación continua; que hayan reportado ventas superiores a $250 millones en 2021; demuestren crecimiento en el tiempo de operación y que cuenten con un equipo de trabajo que incluya responsables en áreas como tecnología, mercadeo, administración y finanzas.
Conociendo las características del común denominador de los emprendimientos femeninos, los cuales no cumplen dichas condiciones, entre las mismas mujeres se reunieron para crear el Fondo Lunaria, que moviliza recursos para apoyar a organizaciones de mujeres jóvenes que trabajan para el ejercicio pleno de su ciudadanía. Desde esta fundación se busca apoyar la creación de proyectos comunitarios que posibiliten su autonomía y libertad financiera.
“La mayoría de programas piden una organización que en realidad no se tiene, porque apenas se está empezando. Por ello, desde el Fondo queremos recaudar $100 millones a partir de donaciones, para ponerles el plante a cinco organizaciones de mujeres que quieren salir adelante y aportar también a la economía de sus familias”, comenta Cristina González, vocera de la fundación, que en sus doce años de trabajo ha logrado beneficiar a 239 organizaciones en el territorio colombiano.
Por su parte, desde Yerbateras siguen apostándole al crecimiento de su marca, para llegar a más personas y lograr también la contratación de más mujeres. Su apuesta saltará de las redes sociales a un local físico, que abrirán el próximo sábado 24 de septiembre en el barrio La Soledad (sobre la carrera 26 con calle 39). Las integrantes de este emprendimiento feminista afirman que seguirán trabajando para reducir la brecha de género tan latente en las cifras oficiales.
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Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), de los casi 50 millones de colombianos, el 51,2 % son mujeres, cifra que se replica en la capital. A pesar de que son mayoría, siguen siendo uno de los grupos poblacionales más afectados para la vinculación laboral.
Los datos de la última Gran Encuesta Integrada de Hogares revelan que para el trimestre mayo-julio 2022 la tasa de desempleo para ellas fue de 13,9 % versus 8,8 % para ellos. Diferencia de 5,1 puntos que vislumbra una brecha de género que persiste en la actualidad.
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A este panorama hay que sumarle que en el país existe una tasa de 46 % de ocupación en trabajo informal y que tres de cada cuatro mujeres que laboran de esta manera tienen ingresos inferiores a $219.000 al mes, tal como reveló un estudio de la Universidad Nacional. Con estas desalentadoras cifras, la alternativa de muchas es emprender con pequeñas y medianas empresas.
Como el caso de Yerbateras, uno de los emprendimientos femeninos que han surgido en Bogotá. Es un micronegocio de infusiones de plantas y aceites tópicos, que apunta a recuperar los saberes ancestrales en torno al uso de flora con fines medicinales. Se reconocen como una colectiva feminista creada en 2016 y fundada por cuatro mujeres, cuyas vidas han estado atravesadas por las plantas medicinales y el trabajo comunitario.
“Le apuntamos a reconocer y a usar los conocimientos desde lo popular, acercándonos desde la ciudad a las plazas de mercado como la Samper Mendoza (en la localidad de Los Mártires), que es donde nos abastecemos para la preparación de nuestros productos”, describe Teff Piñeros, una de sus fundadoras y quien menciona que entre su catálogo ofrecen aceites infusionados, pomadas y gotas canábicas, almohadillas herbales, copas menstruales e, incluso, brebajes energéticos.
Sin embargo, también reconoce que, a pesar de llevar 8 años, han tenido que mantenerse con las uñas porque, tal como lo ve, emprender no es sencillo y menos para ellas: “Visibilizar nuestras ideas de negocio no es fácil y más al reconocernos abiertamente lesbianas. Hay mucha lesbofobia y mucha discriminación por género, nos han sacado incluso de lugares como la Feria de Usaquén”, afirma.
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Cifras de la capital
Según el registro mercantil de la Cámara de Comercio de Bogotá, en el último año el 44 % de las empresas registradas las lideran mujeres. No obstante, su participación se reduce a medida que avanza el desarrollo empresarial: solo el 22 % de las empresas pequeñas tienen liderazgo femenino; en el caso de las medianas la cifra se reduce al 18 % y en las grandes corresponde al 24 %.
“Esto refleja un panorama de exclusión, en el que es importante destacar que reciben menos utilidades en comparación con los hombres. Solo el 62 % de las empresas lideradas por ellas ganan hasta $10 millones al año, 7 puntos por debajo de las lideradas por el sexo masculino. Cuando hablamos de ganancias de hasta $50 millones, la brecha aumenta: el 32 % de las dirigidas por hombres lo logran, vs. el 16 % con cabeza femenina”, puntualizó Nicolás Uribe Rueda, presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio de Bogotá (CCB), en el foro “Emprendimiento para mujeres: Un negocio que multiplica su valor”.
Problemática que también enuncia el Monitor de Emprendimiento Global, el cual menciona que en Colombia la tasa de emprendimiento es de 31 % y que de cada tres personas que lo hacen, solo una es mujer. Aspecto que se ve agudizado, de acuerdo con ONU Mujeres, debido a que cerca del 50 % de mujeres en el mundo no tienen acceso a cuentas bancarias o servicios financieros propios.
Con este escenario, desde la CCB, por ejemplo, se creó el programa de aceleración Mujeres TECH, que busca lograr un crecimiento acelerado y concretar la ampliación de mercados de emprendimientos de alto impacto liderados por mujeres, a través de mentorías. Sin embargo, entre los requisitos están que sean iniciativas con mínimo dos y máximo siete años de operación continua; que hayan reportado ventas superiores a $250 millones en 2021; demuestren crecimiento en el tiempo de operación y que cuenten con un equipo de trabajo que incluya responsables en áreas como tecnología, mercadeo, administración y finanzas.
Conociendo las características del común denominador de los emprendimientos femeninos, los cuales no cumplen dichas condiciones, entre las mismas mujeres se reunieron para crear el Fondo Lunaria, que moviliza recursos para apoyar a organizaciones de mujeres jóvenes que trabajan para el ejercicio pleno de su ciudadanía. Desde esta fundación se busca apoyar la creación de proyectos comunitarios que posibiliten su autonomía y libertad financiera.
“La mayoría de programas piden una organización que en realidad no se tiene, porque apenas se está empezando. Por ello, desde el Fondo queremos recaudar $100 millones a partir de donaciones, para ponerles el plante a cinco organizaciones de mujeres que quieren salir adelante y aportar también a la economía de sus familias”, comenta Cristina González, vocera de la fundación, que en sus doce años de trabajo ha logrado beneficiar a 239 organizaciones en el territorio colombiano.
Por su parte, desde Yerbateras siguen apostándole al crecimiento de su marca, para llegar a más personas y lograr también la contratación de más mujeres. Su apuesta saltará de las redes sociales a un local físico, que abrirán el próximo sábado 24 de septiembre en el barrio La Soledad (sobre la carrera 26 con calle 39). Las integrantes de este emprendimiento feminista afirman que seguirán trabajando para reducir la brecha de género tan latente en las cifras oficiales.
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