En Bogotá hubo más recortes de personal que nuevas contrataciones
La reciente encuesta de Probogotá e Invamer dio luces sobre algunos flagelos del tejido laboral y los sectores más afectados del capital y alrededores. La situación económica y deficiencias en la preparación de los empleados, dos de los factores a tener en cuenta.
Miguel Ángel Vivas Tróchez
Bogotá no logró consolidar la cifra de un solo dígito en materia de desempleo. Los últimos tres meses del año pasado terminaron por ahogar un leve suspiro que la capital tuvo en octubre, cuando este indicador se encontraba en el 9,2 % y totalmente a la vanguardia del trémulo comportamiento laboral del país.
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Bogotá no logró consolidar la cifra de un solo dígito en materia de desempleo. Los últimos tres meses del año pasado terminaron por ahogar un leve suspiro que la capital tuvo en octubre, cuando este indicador se encontraba en el 9,2 % y totalmente a la vanguardia del trémulo comportamiento laboral del país.
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Según el último informe del DANE publicado a finales de enero, la capital del país registró una tasa de desempleo total del 10, 4 % para 2023. La cifra, se ubicó dos puntos básicos sobre la media nacional (10, 2 %) y de otras ciudades que sí lograron consolidar el desempleo a un solo dígito, como el caso de Medellín (9,4 %) y Bucaramanga (7,9 %).
Ya en la minucia del panorama general que da la entidad, una encuesta reciente de Probogotá e Invamer trajo consigo los pormenores de lo que no está funcionando en el tejido laboral de la capital. La muestra demoscópica “Presente y Futuro del Empleo en Bogotá Región 2023″, que además del área metropolitana de Bogotá, analizó la situación ocupacional de los municipios aledaños: (Soacha, Sibaté, Chía, Cajicá, Tocancipá, Zipaquirá y Sopó).
Después de entrevistar a 1.102 empleados y 360 empleadores de sectores como manufactura, construcción, comercio, servicios financieros, alojamiento y restaurantes, así como actividades culturales y de entretenimiento, los resultados del sondeo arrojaron el siguiente dato: los recortes de personal fueron 12 % más altos que las contrataciones en 2023. En relación con 2022, este indicador incrementó 5 puntos porcentuales.
La estadística, explica el Jesús Dulce, director de Futuro del Empleo de Probogotá, debe ser leída como la brecha que incrementó entre ambos procesos laborales. Esto, valga aclarar, dentro de la muestra encuestada.
“Los argumentos principales de los empleadores residen, primero, en la situación económica del país. En segundo lugar, los empleadores justifican los recortes en la reducción de costos. Finalmente, en tercer lugar, está el cambio en el modelo de negocio: puede ser que el personal no sea apto para el cargo o no esté bien capacitado”, aseveró Dulce. En este sentido, dadas las magnitudes económicas que abarcan la mayoría de las razones, las pequeñas empresas fueron las más obligadas a despedir personal: aglutinaron el 47 % de los recortes.
En cuanto a la variable etaria presente en los despidos, hay una tendencia de desocupación abrupta que se enseñó con los más jóvenes. El 46 % de los empleados que perdieron su empleo por un recorte de personal, eran personas entre los 18 y los 28 años. Esto, más sin embargo, no es una variable que se justifique en sí misma.
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Si bien, las personas con menos rango de edad, y por ende con menos experiencia, son las propensas a estar desempleadas, hay una variable relacionada con las capacidades de este segmento población que explica gran parte del problema. Más de la mitad de los empresarios, 58 %, expresa que los jóvenes llegan a los trabajos con destrezas regulares o malas, lo cual representa un aumento de 3 p.p. frente al 2022. Se evidencia una carencia significativa en habilidades blandas y técnicas, especialmente en áreas como el compromiso, el conocimiento y la capacitación.
De este indicador se desprende, por ejemplo, la necesidad de que las instituciones educativas articulen esfuerzos con el empresariado. “Hay un reto muy fuerte todavía en la ciudad y en los municipios cercanos. Necesitamos que la educación y el sector empresarial efectúen sinergias para propender por una formación más integral y pertinente”, explicó Dulce.
Entre las carencias que más se evidenciaron en la formación de los jóvenes, se encuentran las habilidades blandas y técnicas. En ese sentido, Víctor Saavedra, director general de Atenea, resaltó la necesidad de trabajar en una apuesta desde la ciudad de Bogotá, fortaleciendo habilidades digitales mucho más granularmente. No necesitamos solamente programadores, necesitamos personas que sean expertas en inteligencia artificial, datos en la nube y en inglés”.
Vísperas de reactivación
La nueva secretaría de Desarrollo Económico, María del Pilar López, tiene el reto de voltear las tornas y cambiar este panorama. Para ello, la jefe de cartera le apostará a mejorar la formación para el trabajo a la que están accediendo los bogotanos. “Hay problemas serios en la articulación entre la oferta y la demanda. Las personas se están formando en unos sectores que el mercado laboral que no está demandando. Entonces hay que redirigir esta oferta a lo que se está necesitando, y que no está relacionado, necesariamente, a títulos profesionales”, comentó López a este diario.
A partir de este eje axiomático, en la construcción del Plan Distrital de Desarrollo quedarán diseñadas estrategias de política pública, dirigidas a involucrar al sector empresarial y a conectar, a través de pasantías y otros convenios, a las empresas con la nueva fuerza laboral. En este punto coinciden los expertos de Probogotá y la nueva administración.
El lenguaje frío y exacto de los datos invita a soluciones directas. En efecto, todo apunta hacia una reactivación económica que le urge no solo a la capital, sino a todo el país. La palabra, repetida por economistas y nuevos funcionarios del Distrito, abre un campo de posibilidades en el futuro para generar más y mejores oportunidades de empleo. Lo cierto es que, más allá de un término ambiguo y usado, en ocasiones, para evitar lo diáfano de las acciones concretas, se debe convertir en una estrategia con resultados medibles al corto y al mediano plazo.
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