Las barreras y las complejidades de Bogotá en su lucha contra el trabajo infantil
En el día contra el Trabajo Infantil se sabe que, si bien el índice disminuyó en la capital, los retos para erradicarlo son enormes. En los primeros cuatro meses del 2024, el Distrito rescató, vinculó y atendió a 598 niños, niñas o adolescentes, en las distintas modalidades de atención contra este fenómeno.
Juan Camilo Parra
La escena de un niño pidiendo monedas en las calles de la capital; cantando en el transporte público, o niñas indígenas bailando a las afueras de centros comerciales del norte de Bogotá son imágenes con las que los bogotanos se cruzan a diario. La cantidad de menores que son sometidos al trabajo infantil, si nos ceñimos a los datos oficiales, podrían llenar el Movistar Arena.
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La escena de un niño pidiendo monedas en las calles de la capital; cantando en el transporte público, o niñas indígenas bailando a las afueras de centros comerciales del norte de Bogotá son imágenes con las que los bogotanos se cruzan a diario. La cantidad de menores que son sometidos al trabajo infantil, si nos ceñimos a los datos oficiales, podrían llenar el Movistar Arena.
Combatir este fenómeno se ha convertido en una prioridad para la administración que este miércoles, en plena conmemoración de la lucha contra este fenómeno, lanza la campaña “Déjame Ser”, con la que no solo busca fortalecer su objetivo, sino combatir dos problemas colaterales: la deserción y la inasistencia escolar.
Y razones para enfilar baterías hacia ese propósito hay de sobra. El ministerio del Trabajo considera al trabajo infantil como una violación a los derechos de las niñas, niños y adolescentes. Que un menor trabaje altera su proceso de desarrollo y complica la construcción de proyectos de vida, que terminan estancados en la informalidad o incluso pueden desembocar en explotación sexual.
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El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia -UNICEF- estima que cerca de 160 millones de niñas y niños ejercen el trabajo infantil en el mundo. Su informe de 2023 detalla que en los últimos cuatro años se han sumado 8,4 millones de menores, cuyos derechos se han visto vulnerados. “Varios millones más se encuentran en situación de riesgo, debido a los efectos de la pandemia por COVID-19″, añade el informe.
Radiografía del trabajo infantil en Bogotá
La capital, al ser una urbe con casi ocho millones de habitantes, así como epicentro de la migración venezolana e indígena (que vienen del interior del país), concentra una cantidad considerable de menores que son alejados de su niñez, para ponerse a trabajar. Para enfrentar esta situación, la ciudad cuenta con los ‘Centros Amar’, de la secretaría de Integración Social, a donde pueden llegar los niños, cuyos padres trabajan y no tienen acceso a jardines privados, servicios de cuidado o programas de educación. En este contexto, estos espacios se han dedicado a dar más oportunidades a esta población, para asegurarle una niñez digna.
Pese a esto, las estadísticas siguen preocupando. En el país, el trabajo infantil tuvo un leve aumento, al pasar de 1,2% en 2022 a 1,3% en 2023, según el estudio Pobreza Multidimensional en Cifras 2024, de Probogotá, entidad que reunió los datos del DANE para hacer una radiografía del contexto bogotano. Por su parte, en la capital la tendencia parece positiva, ya que el índice disminuyó de 1,3% a 0,7% en el último año, lo que indica que las estrategias han tenido efecto. Pero al convertir ese dato en cifras crudas, el concepto cambia. Bogotá registra 12.484 menores trabajando, según el reporte de SaluData 2023. La cifra podría ser mayor, debido al subregistro.
El ICBF el año pasado encontró que zonas como Chapinero, en la Zona T y estaciones de Transmilenio de Los Héroes, Calle 76 y Calle 63, son focos de trabajo infantil. Las localidades donde el año pasado la secretaría de Salud identificó a niños o niñas en jornadas de trabajo informal fueron Ciudad Bolívar (1.803), Bosa (1.485), Kennedy (1.424) y Suba (1.058). Casos como lo que sucede en Santa Fe y Los Mártires preocupan por ser zonas en las que, a pesar de ser menos extensas y con menor densidad poblacional, se encontraron 710 y 685 menores en estas condiciones el año pasado.
Los casos, empero, varían según el contexto en el que se desarrollan las actividades laborales que ejercen los menores. Armando Suárez, líder de los vendedores informales del túnel del Ricaurte en Transmilenio, relató algunas de las imágenes que observan a diario en la zona, donde se despliega un “mercado persa”, como lo llaman muchos ciudadanos:
“Por el sistema de Transporte vemos niños trabajando solos; grupos de a cinco menores caminando de un lado a otro, pidiéndonos un paquete de papas o un chicle, mientras ellos mismos venden mercancía o solo piden dinero. La situación se extiende entre familias extranjeras. Hemos sido testigos de madres con tres, cuatro niños viajando en los articulados, pidiendo lo del diario. Hay poco control y la ciudadanía muchas veces termina apoyando estos trabajos, lastimosamente, por pesar”, señaló a este diario.
Quizá la cara más dura de este panorama son las verdades voces que fluyen entre los trabajadores informales: “niños que son alquilados por $20.000, para acompañar a personas en jornadas de “mendigación”, o trabajo. Eso es una realidad que no se reconoce, porque es un negocio que poco se ataca”, añade el vendedor, quien reconoce que esta realidad es difícil de contrarrestar.
Cifras recopiladas por la secretaría de Integración Social dan cuenta de que, en general, dentro de la población de 5 a 17 años que trabaja en el país, 223.000 personas fueron hombres (71,9%) y 87 mil mujeres (28,1 %), respectivamente. En comparación con el mismo periodo del año anterior, los hombres disminuyeron en 34 mil personas y las mujeres en 25 mil personas. “Por rangos de edad, la mayor concentración de niños, niñas y adolescentes que trabajaron, fue en el rango de 15 a 17 años, con 77,0%, mientras que la población de 5 a 14 años representó el 23,0%”.
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Pobreza, educación e informalidad
Eso quiere decir que estamos aún lejos de erradicar este fenómeno por completo. Son varias los factores que conllevan a que el trabajo infantil se enquiste en la ciudad. UNICEF detalla: la pobreza y vulnerabilidad; el desempleo en adultos y trata de personas.
Estos elementos se hacen relevantes y dicientes cuando vemos los índices de educación en la capital, la cual perdió puntos en aspectos clave como la deserción escolar, que aumentó de 1,2 % a 1,4 %, a pesar de que en pandemia llegó a niveles altos de 6 % de deserción. Más grave aún, los retos en educación se acrecientan teniendo en cuenta que las barreras a servicios para cuidado de la primera infancia, tuvo el mayor aumento de indicadores en 2023.
Según el informe de Probogotá Región, “la incidencia de pobreza multidimensional en Bogotá para el 2023 fue del 3,6%, lo que equivale a 283,000 personas en situación de pobreza. Comparado con el 2022, se observa una reducción de -0,2 p.p., lo que implica que 16.000 personas salieron de la pobreza multidimensional en la ciudad”.
El rezago escolar, que es cuando los menores tardan en graduarse más de lo habitual, aumentó también, generando un contexto que hace más latente la posibilidad de que los menores terminen ejerciendo trabajos informales, en edades tempranas: “A pesar de que hubo una recuperación del indicador de rezago escolar después de la COVID-19, en el 2023 aumentó la cantidad de estudiantes rezagados, en 1,2 %”, detalla Probogotá.
Isabel Segovia, secretaria de Educación, reconoce los retos y se une a la campaña que este año busca contener el trabajo infantil desde todos los frentes: “Hoy, en el día contra el trabajo infantil, hacemos un llamado para que las madres, padres y cuidadores permitan que las niñas, niños y adolescentes vivan esta etapa de sus vidas en entornos seguros y protectores, en donde se les respeten sus derechos y se puedan convertir en adultos responsables, creativos, productivos y felices. Hacemos un llamado para acabar con ese trabajo infantil que pone en riesgo a los niños y no les permite desarrollar su potencial”, señaló la funcionaria.
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“Déjame ser”
La campaña de este primer año de administración de Carlos Fernando Galán quiere recordar la importancia de asegurar una niñez por fuera de la vulneración de derechos, como lo es el trabajo en edades tempranas. “Trabajar es un asunto de adultos. Los niños y las niñas tienen derecho a jugar y a explorar el mundo con una educación que responda a sus necesidades”, es una de las frases con las que abre la campaña, impulsada por los sectores de Integración Social y Educación.
Desde la subdirección para la Infancia de la secretaría Distrital de Integración Social, los espacios estructurados y programas que tienen una continuidad con esta administración, buscan dar respuesta oportuna y eficaz a la situación de trabajo infantil. Por ejemplo, el servicio que brindan los ‘Centros Amar’ de la secretaría de Integración, funciona a través de 13 Unidades operativas, las cuales tiene la capacidad de atender a 1.120 niñas, niños y adolescentes que se encuentra en riesgo. En lo que va corrido del año los Centros Amar han atendido a 1.532 niñas, niños y adolescentes (con corte al 30 de abril del 2024). De igual manera, la secretaría tiene un ‘Centro Abrazar’, ubicado en el sector de Las Cruces (Los Mártires) para la población migrante.
También resalta la ‘Estrategia Móvil’ para la prevención y Erradicación del Trabajo Infantil Ampliado -EMPETIA-. “Los equipos territoriales EMPETIA, de forma permanente, atienden las situaciones de riesgo o vulneración que se presentan en 19 localidades del distrito”, indica la entidad. Por su parte, en lo corrido del año se han vinculado y atendido formalmente 598 niños, niñas o adolescentes en las distintas modalidades de atención. (PUA del 1 de enero al 30 de abril del 2024).
Otros servicios de Integración Social que atacan directamente la problemática son: los Jardines Infantiles (299 jardines infantiles diurnos y 49 nocturnos en Bogotá); las doce ‘Casas de Pensamiento’; y finalmente, las Estrategias y Programas transversales (’Atrapasueños’, ‘Entre Pares’, ‘Creciendo Juntos’), que atienden a las niñas, niños y adolescentes residentes en la capital.
¿Cómo denunciar trabajo infantil?
La denuncia continúa siendo importante en la erradicación del trabajo infantil. Cualquier persona que observe alguna de las escenas mencionadas anteriormente puede fácilmente reportarlo ante las autoridades competentes. Para reportar alguno de estos casos, puede comunicarlo a la línea de WhatsApp, 310 8792428. También puede denunciar estos casos a la línea 141.
“Desde la Secretaría de Educación trabajaremos para que la garantía al derecho a la educación sea una realidad y todas las niñas y los niños tengan una educación de la más alta calidad, empezando por la atención integral en la primera infancia y continuando con los aprendizajes fundamentales que necesitan para lograr consolidar su proyecto de vida. Una educación que te responde rechaza categóricamente el trabajo infantil y se compromete a trabajar para lograr el desarrollo integral de todas las niñas, niños y jóvenes de Bogotá”, concluyó la secretaria de Educación.
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