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¿Elevado o subterráneo? Esta es la duda principal que gira en torno a la Primera Línea del Metro de Bogotá. En la tarde este miércoles 25 de enero, la administración distrital y el Gobierno Nacional anunciaron una reunión para conocer las alternativas, que podrían definir el futuro del principal proyecto de movilidad de la capital del país.
Esta reunión es clave para el destino del proyecto, debido a que en el cronograma de fechas clave para el proyecto Metro de Bogotá. Una de ellas se cumple la primera semana de febrero de 2023, en la que se determinará si el contrato se modifica, según los conceptos emitidos por el consorcio chino, o permanece como fue contratado a finales de 2017.
El objetivo de dicho encuentro es concluir la incertidumbre que existe sobre el destino de la primera línea, pues desde su posesión, Petro ha dejado ver las intenciones de que sea subterránea y no elevada en el tramo final sobre la avenida Caracas, como está previsto.
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Sin embargo, no ha sido un proceso libre de críticas. Según la Comisión Accidental del Metro de Bogotá, conformada por concejales y congresistas de la ciudad, las posibles modificaciones del contrato de concesión podrían acarrear posibles líos jurídicos, así como en importantes sobrecostos.
Los miembros de la comisión se refirieron a que los cambios en el contrato público podrían constituir un posible conflicto de interés para el consorcio chino, el cual es el encargado de emitir un concepto de viabilidad a las modificaciones del trazado y que podría verse beneficiado por esta determinación.
Aun así, el Gobierno Nacional parece preparase para estas implicaciones legales. En las últimas semanas, se conoció que el Departamento Administrativo de la Presidencia de la República contrató a una firma de abogados para analizar los posibles cambios en el diseño y en el contrato de concesión, para la construcción de la primera línea del Metro de Bogotá.
“Entre las obligaciones del contratista se encuentra elaborar un concepto sobre la viabilidad jurídica de modificar el contrato de concesión de la primera línea del metro de Bogotá, que comprenderá la naturaleza del contrato de concesión; las potestades unilaterales de la administración pública en el marco de un contrato estatal, y la viabilidad de modificar el trazado del metro de Bogotá para construir un tramo subterráneo, en el marco del contrato de concesión”, indica el contrato que fue firmado el pasado 16 de enero.
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Al margen de la controversia, la Empresa Metro de Bogotá (EMB) asegura que las obras contratadas avanzan según el cronograma. El principal avance se sitúa en el patio taller, en la localidad de Bosa, donde se controlará la operación y se despacharán los trenes.
Por el momento, la EMB reporta un avance real del proyecto del 18%, con avances en la adecuación del Patio Taller (68,37 %), Traslado y Adecuación de Redes (TAR) (95.07%), estudios y diseños (86%) e intercambiador vial calle 72 (7,27 %).
Estos son los avances en la construcción de la Línea 1 del Metro de Bogotá:
Por ahora, se mantiene la incertidumbre. Se espera en que en las próximas semanas se sepa si Bogotá tendrá metro antes de 2030 o, si definifivamente, seguirá siendo un sueño aplazado.
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