El proyecto Villas de Samanta tiene a 800 personas viviendo actualmente en los apartamentos.
Foto: Jorge Londoño
No hay una sola de las destapadas calles de la Ciudadela Sucre sin vestigios de violencia, precariedad y dolor. Este sector, compuesto por siete barrios, es la fiel muestra del crecimiento urbano en las periferias, el cual, a su vez, se ha alimentado del desplazamiento forzado y la nefasta enfermedad urbana de los tierreros. Desde su fundación, en 1983, como asentamiento irregular, los cerca de 70.000 habitantes que llegaron hasta esta fracción de tierra han liderado numerosas luchas por el derecho a la vivienda digna.
Por Miguel Ángel Vivas Tróchez
Periodista egresado de la Universidad Externado de Colombia interesado en Economía, política y coyuntura internacional.juvenalurbino97 mvivas@elespectador.com