Endeudarse para avanzar: ¿cómo está la capacidad de pago de Bogotá?
Por Ley, las entidades territoriales deben ser evaluadas en cuánto a su capacidad de pago, para solicitar créditos y financiar inversiones. Según una firma estadounidense, desde 2005, Bogotá ha mantenido la calificación más alta, pero la disminución de liquidez, la pone en riesgo.
María Angélica García Puerto
Bogotá tiene buena reputación cuando de pagar sus obligaciones financieras se trata. Así lo indica la Sociedad Calificadora de Valores estadounidense S&P Global S.A, que recientemente presentó un nuevo reporte, en el que ratificó que a la capital se le puede prestar plata con confianza, prestigio que sostiene desde 2005. Sin embargo, la actual falta de liquidez, producto del endeudamiento adquirido para grandes proyectos de infraestructura, podría cambiar el panorama.
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Bogotá tiene buena reputación cuando de pagar sus obligaciones financieras se trata. Así lo indica la Sociedad Calificadora de Valores estadounidense S&P Global S.A, que recientemente presentó un nuevo reporte, en el que ratificó que a la capital se le puede prestar plata con confianza, prestigio que sostiene desde 2005. Sin embargo, la actual falta de liquidez, producto del endeudamiento adquirido para grandes proyectos de infraestructura, podría cambiar el panorama.
Según la agencia, la actual calificación de Bogotá es AAA, gracias a la fortaleza de la economía y robustez institucional, que se refleja en una tendencia creciente en el recaudo de impuestos (como el de Industria y Comercio, predial y vehículos), con un promedio anual de 21,7%, entre 2021 y 2023 tributos que totalizaron el 88,6% de los ingresos de Bogotá en 2023. María Soledad Mosquera, directora de la agencia, señala que “la capital ha mostrado buen comportamiento de pago y por eso la Banca Colombiana, que no está creciendo mucho, prefiere tener deudores como Bogotá”.
Sin embargo, S&P Global S.A pronosticó que la tendencia podría desacelerarse en los próximos tres años, “dado el ambiente macroeconómico retador, que podría impactar la capacidad de pago de los contribuyentes”. Es decir, “la inversión fija en Colombia ha venido disminuyendo durante los últimos 18 meses. Entonces, en Bogotá, si no hay un crecimiento robusto de los hogares y empresas, podría llegar a afectar en un momento ese recaudo”, explica Mosquera.
Principales deudas de Bogotá
Según la agencia S&P Global S.A, con corte a mayo de 2024, el 43,5% de la deuda de la capital corresponde a banca comercial y el 43,1% a dos emisiones de bonos de mercado (obtener recursos en el mercado de capitales), que se vencen en octubre de 2024 y febrero de 2025 y representan una deuda de $300 mil millones y $240 mil millones respectivamente, “los cuales saldarán de manera oportuna, con recursos líquidos o las distintas alternativas de fondeo que posee”, aseguró la firma.
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A esto, se sumaría otra deuda, en caso de que el Concejo le apruebe a la Alcaldía un nuevo cupo de endeudamiento, que tramita por $8,6 billones para financiar su Plan de Desarrollo, que cuesta aproximadamente $142 billones. “Aunque Bogotá cuenta con capacidad de pago, el Concejo tiene que actuar con sigilo, porque se comprometería el 90 % de la capacidad de endeudamiento”, advierte Henry Amorocho Moreno, profesor de hacienda y tributación, de la Universidad del Rosario.
La advertencia que hace el profesor, tiene relación con el indicador de sostenibilidad de la deuda de Bogotá, el cual, en caso de aprobarse el nuevo cupo, pasaría de 56,2 % a 79 % en 2027, cifra que acercaría a la ciudad al tope máximo del marco fiscal, que limita el endeudamiento hasta el 100 %. Según la agencia, esto afectaría a las siguientes administraciones, limitando su flexibilidad financiera. En especial, teniendo en cuenta los antecedentes, que menciona S&P Global S.A, como el deterioro de liquidez del Distrito entre 2021 y 2024, a causa de una mayor ejecución de gasto durante el último año de gobierno de Claudia López.
Ante esto, y a pesar de la buena calificación que tiene la capital, la calificadora resalta que actualmente se evidencia una desmejora en las métricas financieras, porque en los últimos años, el Distrito ha gastado más de lo que ha ingresado. “Por eso hablamos de disminución de liquidez, lo cual pasa, generalmente, en los cambios de Gobierno, cuando se acelera la ejecución presupuestal”, explica Mosquera.
Transmilenio y el jaque a la ciudad
Otra de las presiones económicas a la ciudad es el sistema de transporte. Para julio, la Alcaldía indicó que Transmilenio (TM) tenía un déficit en el Fondo de Estabilización Tarifaría (FET) cercano a $3,07 billones y para buscar soluciones, el alcalde Carlos Fernando Galán planteó seguir controlando a los colados (que representan el 14 %), así como esperar el apoyo de la Nación con $800 mil millones, que según Galán, “no se ha cumplido”.
A partir de esto, S&P Global S.A concluyó en su informe, que “el Distrito está en la capacidad de continuar con el respaldo al sistema de transporte”. No obstante, esto podría cambiar en caso de que la cantidad de pasajeros disminuya, por cuenta de las dificultades que hoy generan las obras de la primera línea del metro en la Av. Caracas.
Tan solo en montos, la agencia indicó que en el periodo 2020 – 2023 las transferencias del Distrito al sistema de transporte aumentaron 55,07% “producto de la contracción de la demanda; el incremento en los costos de operación, y la alta evasión que persiste”. Y, para este año, la Alcaldía estima girar aproximadamente $3,07 billones, “un monto similar al registrado en 2023 y que responde a la persistencia de presiones inflacionarias”.
Qué cambiaría la calificación
En 2023, la economía de Bogotá creció 0,6%, el mismo comportamiento del país y contribuyó al 26,7% del PIB nacional. A pesar de ser el principal centro económico, S&P Global S.A dejó en claro en su informe que lo que podría llevarlos a bajar esa calificación se basa en un impacto negativo en el recaudo y que derive en un decrecimiento de los ingresos tributarios; el incremento sostenido de los gastos operacionales, en cuánto a personal o compra de bienes y servicios, diferentes a la inversión, y el debilitamiento de la situación financiera de sus entidades descentralizadas, que implique aumento en los compromisos de recursos, como las obligaciones con TM.
Para Henry Amorocho Moreno, el Distrito puede mapear excedentes financieros de entidades descentralizadas para cumplir algunas deudas, “pero eso sí es estrictamente necesario, porque cuando uno mira el comportamiento del recaudo del Distrito, tienen una muy buena gestión”.
Si bien el informe indica que desde 2005, la capital se han caracterizado por un manejo adecuado del pago de las deudas, se debe estar alerta con la disminución de liquidez y el aumento del indicador de sostenibilidad de la deuda para 2027, lo cual pondría en riesgo ese buen comportamiento y, de paso, la calificación. De ahí, que sea importante “un buen manejo de los recursos y un buen crecimiento de la economía, pues, de lo contrario, para los hogares y las empresas podría ser difícil mantener disciplina tributaria”, concluye Mosquera. Todo, apuntando, a mantener el buen historial crediticio de la ciudad.
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