Entre versiones: ¿quién disparó y mató a Juan Felipe Rincón? así va el caso
La Fiscalía asegura tener pruebas contra Andrés Camilo Sotelo, indiciado del homicidio del hijo del inspector general de la Policía. La defensa sacude el caso con evidencias que asegurarían que el único en disparar fue el escolta de la víctima. La decisión de enviar o no a la cárcel al indiciado se conocerá el lunes.
Juan Camilo Parra
Dos armas, tres heridos, un muerto y cinco personajes son las piezas que tienen los detectives para responder a la pregunta ¿quién le disparó a Juan Felipe Rincón? A este joven, de 21 años e hijo del general William Rincón, inspector de la Policía, lo mataron el pasado 24 de noviembre, en el barrio Quiroga, en medio de confusos hechos, que son materia de investigación.
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Dos armas, tres heridos, un muerto y cinco personajes son las piezas que tienen los detectives para responder a la pregunta ¿quién le disparó a Juan Felipe Rincón? A este joven, de 21 años e hijo del general William Rincón, inspector de la Policía, lo mataron el pasado 24 de noviembre, en el barrio Quiroga, en medio de confusos hechos, que son materia de investigación.
De momento, la Fiscalía tiene bajo custodia a un sospechoso: Andrés Camilo Sotelo, de 20 años, a quien imputó por homicidio agravado y porte ilegal de armas, en medio de una dilatada audiencia, marcada por rumores y versiones encontradas. Aunque este miércoles todo estaba dado para el juez se pronunciara sobre la libertad del sospechoso, la diligencia se suspendió.
¿El motivo? Si bien el ente acusador parece estar seguro de la culpa de Sotelo, el defensor apuntó el foco hacia otro protagonista: el escolta de la víctima, a quien señala de haber disparado indiscriminadamente el día de los hechos. Ante esto, el juez decidió aplazar hasta el lunes, para revisar el material, ya que se trata de la muerte del hijo de uno de los oficiales más poderosos de la fuerza pública del país.
Sobre lo que ocurrió al mediodía, del pasado domingo 24 de noviembre, a las afueras del colegio Clemencia Caicedo, en el barrio Quiroga, aún hay muchas preguntas. Poco más de tres horas después de los hechos, la Fiscalía capturó a Sotelo, como sospechoso de haberle disparado a Rincón tras un altercado. La detención se realizó a las 3:50 p.m. en el hospital Tunal, a donde ingresó Sotelo herido por arma de fuego. El detenido, quien se negó a firmar el acta de captura, desde entonces asegura que nunca disparó.
La versión de la Fiscalía
En la noche del pasado lunes 25 de noviembre comenzó la audiencia contra Sotelo, diligencia en la que se ventilaron oficialmente las dos versiones que han circulado y que dejan suponer que de detrás del crimen hubo mucho más que una riña, que se salió de control. En ellas se habla, incluso, de delitos contra menores y el uso desmedido de armas de fuego por parte de la autoridad.
El encargado de justificar la captura y de imputarle cargos a Sotelo fue el fiscal Hernando Rozo Zamudio, quien sustentó su tesis basada en la versión del escolta del joven Rincón: el policía Sergio Rico Rueda, quien llevaba año y medio al servicio de la víctima. En su relato indicó que Juan Felipe lo llamó a las 6:30 a.m., diciéndole que necesitaba que lo recogieran para llevar a la novia a su casa, de quién se supo después, era una joven de 15 años.
Al recogerlos, afirmó el escolta, su protegido subió al carro con una mujer “de casi 20 años”, vestida de negro, a quien nunca había visto. Agregó que sabía que el encuentro sería con la familia de la joven y al llegar al sitio, Rincón bajó del carro y detrás su escolta, rumbo al parqueadero donde ocurrieron los hechos. El encuentro comenzó con el saludo a una mujer de aproximadamente 35 años, pero ahí, todo se tornó confuso.
Rico Rueda afirma que en ese momento dos hombres con perros rottweiler se acercaron y se abalanzaron contra el joven. “El escolta, estando a cinco metros, logra observar cómo estos dos hombres estaban esculcando y golpeando al hoy occiso. En su calidad de escolta se va hacia ellos diciendo ¡Alto, Policía Nacional! Y uno de esos sujetos saca un arma de fuego y comienza a disparar, a lo que, en el ejercicio de sus funciones, el escolta responde”, narró el fiscal.
Hubo tres personas impactadas con arma de fuego; Juan Felipe Rincón, que, según el informe pericial, murió por trauma torácico por proyectil de arma de fuego; Andrés Sotelo, quien recibió un impacto en su pierna izquierda, y Sebastián Correarl, un vecino que estaba en el parqueadero con unos amigos. Mientras Rincón murió en la escena, a los dos heridos los trasladaron al Hospital Tunal. Sotelo aún está hospitalizado y desde allí compareció a las audiencias.
Sobre los hechos que desencadenaron este trágico episodio, el fiscal Rozo no hizo mucha referencia, ni sobre las denuncias por presuntos delitos contra menores, en los que, dice la defensa del imputado, pudo haber incurrido el hijo del inspector. “Una diferencia por una situación juvenil”, así lo refirió el fiscal. En lo que sí hizo énfasis fue en tres informes: el de necropsia, el de la captura y las imágenes que el CTI tomó en la escena del crimen. No mencionó los videos de las cámaras de seguridad, algunos de los cuales han salido en medios de comunicación y develan parte de la escena en investigación.
La necropsia precisa que la lesión de Rincón fue en el hemotórax derecho e izquierdo, lesión a nivel de pericardio y aurículas cardiacas. El informe agrega que el cuerpo presentaba golpes propinados por el hoy capturado y otras personas. “Registra trauma contundente en la espalda y múltiples hematomas epicraneales y en planos musculares del brazo izquierdo”. Con estos hechos, el fiscal intentó sustentar la reacción armada del escolta que, en su análisis, respondió proporcionalmente.
El fiscal, incluso, sacó a la luz una captura que la Policía materializó en diciembre de 2022 contra Andrés Camilo Sotelo, presuntamente por un caso de homicidio con arma blanca ocurrido en un supuesto robo. Este antecedente lo usó para reforzar que Sotelo era proclive a terminar en hechos delictivos. “En esta etapa preliminar, su señoría, ya se empiezan a elementos diferentes y variados, pero contundentes, que ya apuntan a esa inferencia razonable de la autoría de la muerte del señor Juan Felipe Rincón por parte de Andrés Camilo Sotelo”, así cerró el fiscal su argumentación.
El Fiscal en su deber le explicó que la pena de homicidio agravado es de 33 años de prisión a un máximo de 50, y de porte ilegal, la pena mínima es de 9 años a 12. No obstante, debido al antecedente judicial de captura que carga Sotelo en su expediente, el funcionario indicó que en su caso las penas serían las más altas.
Los padres de Juan Felipe Rincón hablaron. El general William lo hizo frente a cámaras de RCN en el funeral: ”Si mi hijo cometió algún comportamiento inadecuado, que se juzgue y se castigue. Lo digo como padre de familia, no voy a permitir ningún hecho y menos lo voy a ocultar como Policía”. Este jueves lo hizo la madre, a través de un video, visiblemente afectada.
Hizo un llamado para que cesen los mensajes de odio en redes, que atacan a su familia o a la de las menores que el joven fallecido presuntamente contactaba a través de redes. “No juzguemos, ni por mi lado, ni por el de ellos. Quizá las personas que nos conocen nos van a defender y los van a atacar a ellos, y viceversa, y no quiero que siga pasando esto. Somos seres humanos, todos cometemos errores. No ensuciemos los nombres de ninguna de las personas hasta que esto se aclare. Seamos amables con el dolor ajeno”.
La defensa de Sotelo
En la audiencia del lunes, el primer abogado de Sotelo fue Carlos Fernando Galeano, quien comenzó señalando al juez los cinco testigos del acontecimiento: su protegido, su hermana, su sobrina, su esposa y la menor, de 15 años, que transportó el escolta Sergio Rico. Para el defensor, el caso comienza con unas conversaciones por Instagram, entre la sobrina del imputado y la víctima mortal, Juan Felipe Rincón. “Se notó que el joven tenía conversaciones de alto calibre con la niña, en las que compartían imágenes íntimas”.
Explicó que hay una relación de amistad entre las familias de las menores, de 15 y 9 años, por lo cual los Sotelo se enteraron de que Juan Felipe llevaría a la joven con la que pasó la noche y lo esperaron. “Él la recogió en Titán Plaza la noche del sábado y se la llevó al apartamento. No hubo abuso, pero sí la manoseó”. Añadió que la adolescente había declarado que el joven ‘se embriagó y se drogó, como se pudo ver en el reporte de Medicina Legal sobre las sustancias en su cuerpo, y se quedó dormido. A la mañana siguiente, la llevó a un apartamento, presumo que es el de la casa del escolta, para luego llevarla a la casa”.
Esta versión indica que la menor de 15 años llamó a su mamá a la mañana siguiente para decirle “que iba con el mono (Rincón)”, narró Galeano. Agregó el defensor que su protegido, Andrés Sotelo, sí tenía un arma que no servía, con la cual se acercó a Juan Felipe y, en medio del acercamiento violento, lo golpeó en la cabeza. “Y el arma se desbarata, se le cae el tambor, por un lado, y el cuerpo del arma por el otro. En ese momento, el patrullero se acerca, en su estado de alucinamiento, grita y apunta con su arma de dotación”.
Finalizando la intervención, el abogado afirmó que tenían videos y testimonios que indicaban que, como lo demostraría el hecho de que el arma se desarmó con el golpe, el escolta sería el único en disparar. Añadió que son videos que tomaron testigos y que le hicieron llegar, pero afirmó: “desaparecieron extrañamente de mi teléfono, señor juez. Tengo motivos para pensar que mi celular está intervenido”. En su última estocada, Galeano apeló la decisión de legalizar la captura e imputar cargos.
Al final de esta primera diligencia, a Sotelo le fue legalizada la captura e imputados los cargos de homicidio agravado y porte ilegal de armas de fuego.
Cambio de abogado, giro en el caso
Aunque se esperaba que el martes se desarrollara la diligencia de medida de aseguramiento, Sotelo tuvo que ser intervenido quirúrgicamente, porque aún tenía la bala alojada en su pierna izquierda, por lo que la audiencia se celebró el miércoles a las 3:00 de la tarde y duró hasta las 9:00 p.m. Saúl León se presentó como el nuevo defensor. La Fiscalía mostró las cartas que presentó en la audiencia pasada y pidió cárcel para Sotelo, argumentando que el joven representaba un peligro para la sociedad y podía escaparse de las siguientes audiencias.
La petición fue respaldada por la representante del Ministerio Público, Rosa Eugenia Benavides, quien ratificó la importancia del testimonio del escolta. También se refirió a los hechos que desencadenaron el homicidio, específicamente la intención de la familia de Sotelo de confrontar a Rincón: “mírese lo expuesto por la hermana del detenido, quien señala que, ante el encuentro de unos mensajes de WhatsApp, arman un plan con el fin de confrontarlo. No se puede justificar una justicia por mano propia”.
Sobre las acciones del escolta, resaltó una situación “que no puede desconocer” del informe de necropsia: “No fue una simple cachetada lo que conllevó la reacción del escolta”. De esta manera, la representante del ministerio solicitó, a su vez, la medida de aseguramiento para Andrés Sotelo. A su turno, Saúl León, nuevo defensor de Sotelo, arrancó solicitando un par de horas para revisar el material que recibió el mismo día de la audiencia. Después de dos horas, el abogado volvió tajante: “Nada considera esta defensa técnica que se afinque la inferencia razonable de la autoría de Andrés Sotelo de la muerte de la víctima”.
El defensor tocó cada una de las pruebas mencionadas por el fiscal y consideró que el investigador no había tenido en cuenta elementos, para él, de suma importancia. Por ejemplo, mencionó la entrevista con Laura Daniela, esposa de Sebastián Correal Ramos, vecino herido los disparos. Según León, la Fiscalía “hizo una relación muy tangencial y rápida, pero es una entrevista trascendental. La fiscalía la redujo a que ella acreditó que hubo una riña y un intercambio de disparos, pero en realidad, en este testimonio se está haciendo un señalamiento al escolta”.
En la transcripción que leyó el abogado, la mujer relató que su esposo (Sebastián Correal) se dirigió a encontrarse con unos compañeros, en el parqueadero, la mañana del suceso. Pasadas las 11:00 a.m. la llamó diciéndole que le habían disparado: “me contó lo siguiente (citó el abogado): que estaban parados en la cancha esquinera y que iba un señor de gorra y camiseta blanca, con un muchacho corriendo y alguien gritándole que el más joven le había violado a su hija. Cuando ya estaban acorralados, el de gorra saco un arma y mi esposo escuchó disparos y uno le impactó en el glúteo”.
El jurista subrayó que el esposo de la mujer decía que un policía estaba disparando de manera indiscriminada. “Tenemos a una persona que solo por departir, casi es ultimado por un policía que hoy no está siendo extrañamente investigado”, indicó Saúl León. Y siguió leyendo la declaración de la mujer: “Pregunta: ¿Sabe usted el motivo de la muerte del joven Juan Felipe Rincón? Respuesta: ‘Desconozco, lo que escuché de la gente es que la persona que estaba protegiendo al muchacho empezó a disparar y lo hirió a él también’”, leyó.
En este punto, el jurista hizo un llamado de atención a los presentes, señalando que si bien su defensa rechaza la justicia por mano propia, no se comprobó a cabalidad que Sotelo disparó el arma que le quitó la vida a Rincón. “Lo que ha ocurrido aquí es que, a partir de los mismos elementos aportados por la Fiscalía, queda claro que hubo una riña y un miembro de la Policía es mencionado en varias declaraciones disparando indiscriminadamente ¿Ese es el deber de la fuerza pública?”.
Después de intentar darle un vuelco a la perspectiva de las pruebas de la Fiscalía, el abogado mostró una prueba propia, que surge de una investigadora privada, tomada legalmente por la defensa en su derecho de recolectar pruebas. Este es el testimonio de la hermana del procesado, quien es la mujer que supuestamente descubre los chats entre Juan Felipe y su hija de nueve años, y quién, además, estuvo al lado de Rincón cuando fue impactado. En su declaración afirma que quería confrontar con su hermano a la víctima y es “quien le pego una cachetada y ahí empieza todo”, leyó el abogado la declaración.
Según este relato, la mujer afirma que la víctima estaba forcejeando con ella y el primer disparo “cayó sobre el vecino, el segundo a mi hermano en la pierna, y finalmente a Juan Rincón por la espalda. Gracias de Dios, que no me cayó a mí”.
“No se cumple ese mínimo estándar probatorio que la Fiscalía presentó, como que el Ministerio Público simplifico que basta que haya un señalamiento para inferir que una persona es culpable”, siguió el jurista. “A juicio de esta defensa, no se ha dado esa inferencia y los requisitos para privar a una persona de la libertad, tampoco se consolida la tesis de la Fiscalía”. Finalmente, siendo las 9:00 de la noche, tras solicitar que no se enviara a la cárcel a su protegido, o en caso de hacerlo, que fuese medida privativa domiciliaria, el juez aplazó la audiencia para el lunes 2 de diciembre, con el fin de revisar todo el material probatorio.
Dos armas, un detenido
Otro aspecto que causa divergencia y es la única pieza clave que técnicamente pueden verificar las autoridades para comprobar quién es el autor material y de dónde provino la bala que mató a Rincón, es el uso de las dos armas que aparecen en la escena del crimen. Estas están siendo analizadas desde el momento de los hechos. Mientras el escolta entregó su arma de dotación, durante la inspección de la escena del crimen, la hermana de Sotelo entregó un revólver, con el que supuestamente el hoy procesado disparó al hijo del general. Así lo narró el fiscal:
“En el momento en que estaban haciendo la recolección de elementos materiales probatorios hace presencia una señora, quien se presenta como la hermana del señor Andrés Camilo Sotelo, indicando que hace la entrega formal de un arma de fuego tipo revólver, mencionando que es el arma de su hermano, la persona aquí indiciada”.
El asunto de las armas es lo que podría darle un vuelco al caso. Aunque la defensa de Sotelo fue breve en la primera audiencia, el cambio de abogado le dio un aire nuevo al proceso. Saúl León, abogado penalista que ha llevado casos de envergadura nacional, dio a conocer un informe de las armas, que probaría que la que portaba Sotelo “no era apta” para ser disparada.
El informe analiza una pistola de fuego SIG-Sauer calibre 9 mm, con proveedor de 15 cartuchos, correspondiente al arma que entregó el escolta a las autoridades. La segunda arma de fuego incautada corresponde, según la Fiscalía, a un revólver Dan Wesson, calibre 4.5 mm, ambas consignadas en fotos que se incluyeron en los folios del ente investigador.
“Dos armas de fuego, pero solo un capturado y judicializado”, subrayó León. “Existen dos armas de fuego en la escena y sigo haciendo el llamado de atención con la pistola que entregó el escolta (...) y es que en perspectiva de las conclusiones del informe el arma entregada por el escolta, es apta para disparar y cuando desciende este informe, la Fiscalía no hace mayor análisis, pues ahí se afirma que el revólver “no es apto para disparar” debido a que el arma carece de sus partes esenciales. Qué contradicción de dos armas, una no dispara”.
Las preguntas sueltas
Todavía quedan muchas. Si bien el caso ha caído en toda clase de especulaciones y versiones, incluso que juzgan a los implicados desde la moral, las pruebas técnicas son las que finalmente aportarán lo más cercano a la verdad. ¿Hay informe de balística? Sobre el material que se conoce, queda la duda de si en el informe de las armas presentes en la escena, está la balística y la identificación de la bala que le quitó la vida a Rincón, aspecto que la Fiscalía ni la defensa conocen o presentaron en esta etapa primaria del caso. Al momento se desconoce si en la escena se encontraron casquillos de más de un arma.
Más allá que su sola declaración. ¿Por qué el escolta no ha sido vinculado a procesos de análisis o incluso a una investigación por su respuesta, teniendo en cuenta testimonios que afirman que estaba en un estado alterado? ¿Disparó o no Sotelo? ¿Habrá una tercera arma? Si el informe indica que es un arma que no era “apta” para disparar, los análisis técnicos realizados al joven el día del suceso deberían indicar rastros de pólvora y más elementos con los que verificarían si el joven disparó. Estas preguntas deberán ser respondidas en una etapa siguiente del caso.
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