¿Es más barato comprar moto o ir en Transmilenio? Estas son las cuentas

Cómo ir al colegio, al médico, al trabajo… resolver el transporte es un tema prioritario para los hogares. Y si bien existe un sistema de transporte público integrado, que llega a casi todos los barrios de la capital, cada vez son menos los que lo ven como primera opción y hoy sacan cuentas para buscar una movilidad independiente, la moto.

Cómo ir al colegio, al médico, al trabajo… resolver el transporte es un tema prioritario para los hogares. Y si bien existe un sistema de transporte público integrado, que llega a casi todos los barrios de la capital, cada vez son menos los que lo ven como primera opción y hoy sacan cuentas para buscar una movilidad independiente, la moto.

La situación no solo se nota en el estancamiento de las cifras de pasajeros en el transporte público (en promedio 3,3 millones de validaciones diarias en todos sus componentes), sino en el crecimiento exponencial en el uso de la moto, que en poco más de 10 años se triplicó. Mientras en 2010 había 162.000 motos matriculadas en la capital, hoy ya son casi 500.000. Esto sin contar casi el millón matriculadas en los municipios aledaños, con lo que se podría decir que en la ciudad-región hay una moto por cada ocho habitantes.

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En medio de las cifras vemos datos particulares. Por ejemplo, hay municipios donde hay más registros de motos que registros civiles. Mientras en Bogotá la proporción es de una moto por cada 16 capitalinos, en Funza, con 80.000 habitantes, hay 332.806 motos matriculadas, es decir, hay cuatro motos por cada ciudadano, sin importar si es recién nacido o de la tercera edad. Solo el año pasado registraron 47.600 motos. Algo similar ocurre en Ricaurte, con 10.000 habitantes y 33 mil motos; en El Rosal, con 17.000 pobladores y 41.000 motos; en Cota, con 25.000 habitantes y 37.000 motos, o en La Calera, con 28.000 habitantes y 35.000 motos.

Las razones para este auge son claras: a las demoras, la incomodidad, la inseguridad (con casi 10.000 hurtos al año, en buses y estaciones) y la mala fama que golpea el transporte público, se suma que adquirir una motocicleta es cada vez más fácil. Se puede, incluso, pagar a través de la factura de la luz. En este punto vale recordar algo: aunque para muchos la moto puede representar calidad de vida, más tiempo y ser dueño de su ruta, también se ve afectada por la inseguridad (al año roban en promedio 5.000) y dispara las posibilidades de lesiones y mortalidad en accidentes de tránsito.

Según datos de la Agencia de Seguridad Vial, este vehículo es protagonista en Bogotá de uno de cada cuatro siniestros viales, con un dato diciente: en 2023, de las 621 víctimas fatales en accidentes de tránsito, 270 iban en moto, sin contar peatones, es decir, cada 36 horas muere un motociclista. Y de las 5.666 personas lesionadas, 2.740 usaban este medio de transporte. En Cundinamarca, de 674 víctimas fatales, 359 iban en moto.

Sacando cuentas

A pesar de esto muchos siguen contemplando este vehículo como una alternativa viable. Según datos del RUNT, durante 2023 se vendieron en el país 678.660 motos y de esas, en Cundinamarca registraron 132.510 (dos de cada 10), de las cuales 47.600 fueron en Funza, 29.182 en Soacha, 19.881 en Madrid y 13.573 en Mosquera, municipios que se ubicaron en el top 10 nacional.

Pero es que comprar moto cada vez es más fácil. Basta ir a los supermercados de cadena, donde las exhiben como si fuera un producto más de la canasta familiar, o consultar por internet. “Comprar una moto a crédito sigue siendo la mejor opción, gracias a las facilidades de pago y las oportunidades que la marca ofrece para que los colombianos progresen, obtengan ingresos adicionales o cambien su estilo de vida y encuentren en la moto un vehículo para llegar más rápido a la casa o el trabajo”, se lee en la página de una de las marcas más reconocidas en el país.

Aunque suena inspirador, antes de dar el paso, hay que hacer cuentas. Empecemos por el transporte público. La mayoría de los bogotanos tienen claras las cuentas de lo que gastan en transporte público. Con una tarifa de $2.950 por trayecto, un ciudadano debe reservar mínimo $177.000 al mes, para ir y volver 30 días, cifra que supera los $162.000 del auxilio de transporte.

Y si vive lejos de estaciones o portales y debe pagar bicitaxi o transporte pirata para llegar hasta allí, debe sumarle al menos $90.000 más, contando con que logre negociar a $1.500 cada trayecto. En el peor de los casos, serán $267.000 más el tiempo de espera y viaje, que contando mínimo tres horas diarias, son casi cuatro días metido en un bus.

Es en estos casos donde comprar moto se empieza a volver atractivo. Y mucho más si son dos personas las que tienen la misma rutina en el hogar. Entre ambos pueden estar gastando casi medio salario mínimo al mes en transporte, cifra que supera con creces el valor de la cuota de una moto a crédito. Al menos si le pone el ojo a alguna de las tres motos más vendidas en Colombia el año pasado.

Se trata de la AK 125 NKD EIII, de AKT (42.520 unidades), la CT100 KS SPOKE, de Auteco (26.406 unidades), y la GN 125, de Suzuki (24.768). Las tres cuestan menos de $7 millones. La más vendida, por ejemplo, vale $5,3 millones, la cual se puede pagar en 48 cuotas de $200.000 ($23.000 más de lo que se gasta viajando en TM o el SITP). Sin embargo, no se deje deslumbrar, porque no es lo único a tener en cuenta, y menos si es primíparo en el mundo de las motos.

A la cuota mensual debe sumarle la matrícula, el curso de conducción, la expedición de licencia, el SOAT, accesorios (como cascos y chaqueta) y el mantenimiento. Para estos trámites y elementos, sin contar gasolina y parqueadero, debe destinar al menos $2,5 millones el primer año, que distribuidos en 12 cuotas, obliga a reservar otros $220.000. Para este punto, en el primer año debe destinar $420.000 mensuales, monto que disminuye a partir del segundo año a un poco más de $300.000, porque ya no se cuenta el curso de conducción.

Con las cuentas y el panorama de seguridad vial todo parece claro. No se pueden desconocer los esfuerzos diarios de las instituciones por mejorar el transporte público, para recuperar a los que se bajaron del buz. Pero en una ciudad como Bogotá, una de las más congestionadas del mundo, para usted, ¿cuál sería la mejor opción?

Analice desde lo financiero, pasando por su calidad de vida, hasta qué tan preparado está para tomar el control de un vehículo con altos riesgos de accidentalidad. No olvide, sea cual sea la decisión, de su educación vial y responsabilidad depende su seguridad. Sea peatón, motociclista, ciclista o simple pasajero, de usted depende cómo movilizarse y cómo evitar que viajar sea un riesgo en la ciudad. Es suya la decisión.

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