Escuela de hombres al cuidado: tareas del hogar también son cosa de varones
El Distrito creó un programa en el que no solo se busca concientizar, sino también enseñar a los hombres que el trabajo en el hogar es tarea de todos.
Cristian Camilo Perico Mariño
Las labores del hogar no remuneradas como cocinar, lavar, barrer y el cuidado de menores han sido históricamente relegadas a las mujeres. Realidad que refleja la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo, del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), en la cual se revela que las mujeres dedicaron el año pasado en promedio 7 horas y 46 minutos al día a este tipo de actividades, mientras que los hombres solo emplearon 3 horas y 6 minutos.
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Panorama que refleja adicionalmente que en Bogotá seis de cada diez hombres participan de alguna manera en el trabajo de cuidado, mientras que nueve de cada diez mujeres lo hacen. Es por ello que, para equilibrar las cargas, la Subsecretaría de Cultura Ciudadana de la Secretaría de Cultura impulsa una transformación cultural en la ciudad, que implique una vinculación de quienes en sus hogares se han desligado de las responsabilidades internas.
Es así como se creó la Escuela de Hombres al Cuidado, en articulación con la estrategia ‘¡A cuidar se aprende!’. “Buscamos que los hombres se conviertan en agentes de cambio, que asuman responsabilidades de cuidado en sus hogares. Queremos que se redistribuyan los trabajos, para que las personas cuidadoras tengan más y mejores oportunidades”, explicó la alcaldesa Claudia López en entrevista con la sección Bogotá de El Espectador.
A lo que el secretario de Cultura, Nicolás Montero, agrega: “Si incorporamos mínimo al 20 % de los hombres, el impacto es masivo. Primero, trabajamos por un cambio cultural y enriquecemos la definición de masculinidad, superando las taras del machismo, y le apuntamos a reconocer las experiencias que han perdido al no asumir el cuidado”.
Punto en el que es clave mencionar que, según estudios de la misma dependencia, el 80 % de los hombres encuestados en la capital no reconocen a su padre como una figura emocional positiva y cercana en su infancia, según detalla Henry Murrain, subsecretario de Cultura Ciudadana.
Realidad que motiva a dejar de lado la concepción machista de que los hombres solo deben proveer insumos y es vital que se relacionen afectivamente con su pareja e hijos, como afirma Laura Molina Ayala, psicóloga y magíster en Familia: “Que los niños crezcan con una figura paterna emocionalmente disponible es un garante de salud mental. En el caso de los progenitores, es una medida preventiva, puesto que una masculinidad revisada entiende que su emoción sentida, tramitada y expresada se convierte en herramienta para resolver las situaciones del día a día”.
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Por ello, los integrantes de esta escuela de cuidado reciben atención en cuatro módulos, entre los que se encuentra el de “Hombres conectados con sus emociones”, donde les enseñan a reconocer sus sentimientos de manera asertiva, prevenir violencias y transformar mitos relacionados con la sexualidad, relaciones de amistad y ser un padre activo.
Reciben, además, acompañamiento para identificar la carga mental que implica el cuidado de la casa y les enseñan a realizar la limpieza y el mantenimiento del hogar, la preparación de alimentos, el cuidado de animales de compañía y, por supuesto, el lavado y la reparación de ropa.
Sin embargo, las labores del cuidado no son solo tareas del hogar. Debido a ello, entre los espacios de formación se les brindan herramientas para el cuidado de otras personas y de sí mismos, formándolos para acompañar el embarazo, el parto y el posparto de su pareja y cuidar a menores y personas mayores.
Aspectos que, de acuerdo con Javier Ómar Ruiz, cofundador del Colectivo Hombres y Masculinidades, permite ponerle el cuerpo a la exploración de otras formas de ser hombre o identificarse como tal, entendiendo que es necesario desmontar los preconceptos: “La lógica generacional ha cambiado. Si bien antes en algunas familias se les enseñaban cosas básicas de independencia a los niños, esto no se debía al principio de igualdad sino a la sobrevivencia”.
Y agrega: “Hay muchos hombres que lavan los platos, pero mantienen una actitud cerrada y siguen con la idea de que merecen ser exaltados por hacerlo. ¡No! Hace parte de las responsabilidades que deben asumir todos los que vivamos en el mismo techo”, aclara el experto en nuevas masculinidades, reconociendo también que entender esto es un proceso que implica replantearse enseñanzas de la infancia.
En lo que coinciden funcionarios y especialistas es que es un avance en la construcción de una Bogotá más igualitaria, que tenga como escenario de transformación las realidades en las viviendas y acepte que la virilidad no es estática ni atemporal, como escribió el sociólogo y doctor en Género Michael Kimmel: “La virilidad significa cosas diferentes en épocas y personas diferentes”. Así que es hora de que las responsabilidades del hogar también sean cosas de hombres.
Bogotá tiene línea de escucha para hombres
La Alcaldía de Bogotá tiene a disposición y de manera gratuita la línea 01 8000 423 614, para que los hombres mayores de 18 años en la capital tengan un espacio para comunicarse, ser escuchados y recibir orientación profesional. De acuerdo con la Subsecretaría de Cultura Ciudadana, de la Secretaría Distrital de Cultura, esta estrategia busca prevenir violencias de género y aportar al desaprendizaje del machismo.
Hasta junio del 2022 se recibieron 7.881 atenciones, con llamadas que duraron entre 35 minutos y una hora. Tiempo en el que los beneficiarios recibieron dos tipos de servicios: asesoría para manejar situaciones emocionales de cualquier índole: ansiedad, depresión, preocupación por motivos económicos, soledad, etc. y acompañamiento psicoeducativo con herramientas de cambio comportamental, para que los hombres interesados desaprendan el machismo y se formen en aspectos claves para la convivencia pacífica y la prevención de las violencias.
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Las labores del hogar no remuneradas como cocinar, lavar, barrer y el cuidado de menores han sido históricamente relegadas a las mujeres. Realidad que refleja la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo, del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), en la cual se revela que las mujeres dedicaron el año pasado en promedio 7 horas y 46 minutos al día a este tipo de actividades, mientras que los hombres solo emplearon 3 horas y 6 minutos.
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Panorama que refleja adicionalmente que en Bogotá seis de cada diez hombres participan de alguna manera en el trabajo de cuidado, mientras que nueve de cada diez mujeres lo hacen. Es por ello que, para equilibrar las cargas, la Subsecretaría de Cultura Ciudadana de la Secretaría de Cultura impulsa una transformación cultural en la ciudad, que implique una vinculación de quienes en sus hogares se han desligado de las responsabilidades internas.
Es así como se creó la Escuela de Hombres al Cuidado, en articulación con la estrategia ‘¡A cuidar se aprende!’. “Buscamos que los hombres se conviertan en agentes de cambio, que asuman responsabilidades de cuidado en sus hogares. Queremos que se redistribuyan los trabajos, para que las personas cuidadoras tengan más y mejores oportunidades”, explicó la alcaldesa Claudia López en entrevista con la sección Bogotá de El Espectador.
A lo que el secretario de Cultura, Nicolás Montero, agrega: “Si incorporamos mínimo al 20 % de los hombres, el impacto es masivo. Primero, trabajamos por un cambio cultural y enriquecemos la definición de masculinidad, superando las taras del machismo, y le apuntamos a reconocer las experiencias que han perdido al no asumir el cuidado”.
Punto en el que es clave mencionar que, según estudios de la misma dependencia, el 80 % de los hombres encuestados en la capital no reconocen a su padre como una figura emocional positiva y cercana en su infancia, según detalla Henry Murrain, subsecretario de Cultura Ciudadana.
Realidad que motiva a dejar de lado la concepción machista de que los hombres solo deben proveer insumos y es vital que se relacionen afectivamente con su pareja e hijos, como afirma Laura Molina Ayala, psicóloga y magíster en Familia: “Que los niños crezcan con una figura paterna emocionalmente disponible es un garante de salud mental. En el caso de los progenitores, es una medida preventiva, puesto que una masculinidad revisada entiende que su emoción sentida, tramitada y expresada se convierte en herramienta para resolver las situaciones del día a día”.
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Por ello, los integrantes de esta escuela de cuidado reciben atención en cuatro módulos, entre los que se encuentra el de “Hombres conectados con sus emociones”, donde les enseñan a reconocer sus sentimientos de manera asertiva, prevenir violencias y transformar mitos relacionados con la sexualidad, relaciones de amistad y ser un padre activo.
Reciben, además, acompañamiento para identificar la carga mental que implica el cuidado de la casa y les enseñan a realizar la limpieza y el mantenimiento del hogar, la preparación de alimentos, el cuidado de animales de compañía y, por supuesto, el lavado y la reparación de ropa.
Sin embargo, las labores del cuidado no son solo tareas del hogar. Debido a ello, entre los espacios de formación se les brindan herramientas para el cuidado de otras personas y de sí mismos, formándolos para acompañar el embarazo, el parto y el posparto de su pareja y cuidar a menores y personas mayores.
Aspectos que, de acuerdo con Javier Ómar Ruiz, cofundador del Colectivo Hombres y Masculinidades, permite ponerle el cuerpo a la exploración de otras formas de ser hombre o identificarse como tal, entendiendo que es necesario desmontar los preconceptos: “La lógica generacional ha cambiado. Si bien antes en algunas familias se les enseñaban cosas básicas de independencia a los niños, esto no se debía al principio de igualdad sino a la sobrevivencia”.
Y agrega: “Hay muchos hombres que lavan los platos, pero mantienen una actitud cerrada y siguen con la idea de que merecen ser exaltados por hacerlo. ¡No! Hace parte de las responsabilidades que deben asumir todos los que vivamos en el mismo techo”, aclara el experto en nuevas masculinidades, reconociendo también que entender esto es un proceso que implica replantearse enseñanzas de la infancia.
En lo que coinciden funcionarios y especialistas es que es un avance en la construcción de una Bogotá más igualitaria, que tenga como escenario de transformación las realidades en las viviendas y acepte que la virilidad no es estática ni atemporal, como escribió el sociólogo y doctor en Género Michael Kimmel: “La virilidad significa cosas diferentes en épocas y personas diferentes”. Así que es hora de que las responsabilidades del hogar también sean cosas de hombres.
Bogotá tiene línea de escucha para hombres
La Alcaldía de Bogotá tiene a disposición y de manera gratuita la línea 01 8000 423 614, para que los hombres mayores de 18 años en la capital tengan un espacio para comunicarse, ser escuchados y recibir orientación profesional. De acuerdo con la Subsecretaría de Cultura Ciudadana, de la Secretaría Distrital de Cultura, esta estrategia busca prevenir violencias de género y aportar al desaprendizaje del machismo.
Hasta junio del 2022 se recibieron 7.881 atenciones, con llamadas que duraron entre 35 minutos y una hora. Tiempo en el que los beneficiarios recibieron dos tipos de servicios: asesoría para manejar situaciones emocionales de cualquier índole: ansiedad, depresión, preocupación por motivos económicos, soledad, etc. y acompañamiento psicoeducativo con herramientas de cambio comportamental, para que los hombres interesados desaprendan el machismo y se formen en aspectos claves para la convivencia pacífica y la prevención de las violencias.
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