Estas son las amenazas actuales sobre las fuentes del suministro de agua en Bogotá
La crisis hídrica nacional impulsa la inversión inicial de $80.000 millones, para restauración ecológica en Bogotá y racionamiento por varios meses más. Sin embargo, las medidas deben ir más allá.
Juan Camilo Beltrán Guzmán
¿Alguna vez se ha preguntado si el racionamiento que enfrenta actualmente la capital se repetirá cada año? Para responder esta pregunta es crucial entender las razones detrás de las crisis; las proyecciones sobre el nivel de los embalses, y las amenazas sobre los sistemas naturales que garantizan el abastecimiento. Lo que estamos viviendo en Bogotá actualmente, de no tomar acciones urgentes, se podría repetir, haciendo el panorama cada vez más complejo.
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¿Alguna vez se ha preguntado si el racionamiento que enfrenta actualmente la capital se repetirá cada año? Para responder esta pregunta es crucial entender las razones detrás de las crisis; las proyecciones sobre el nivel de los embalses, y las amenazas sobre los sistemas naturales que garantizan el abastecimiento. Lo que estamos viviendo en Bogotá actualmente, de no tomar acciones urgentes, se podría repetir, haciendo el panorama cada vez más complejo.
La primera entrega del especial: Bogotá, una ciudad con origen acuático y una historia de escasez.
Cada año, las represas tienen un ciclo de llenado, que se da entre abril y agosto, en la primera temporada de lluvias, y tienen un refuerzo a finales de año, tiempos en los que deben llegar a un nivel superior al 80% para abastecer la ciudad con suficiencia hasta el siguiente ciclo. Sin embargo, con el fenómeno de El Niño, las proyecciones anunciaban escasez. Las primeras advertencias se hicieron el 28 de junio de 2023, en la tercera sesión de la Comisión Intersectorial de Gestión de Riesgos y Cambio Climático.
El Distrito sabía de la ausencia de lluvias en el último trimestre de 2023 y el primer semestre de 2024. A pesar de esto, las medidas solo llegaron cuando la crisis estalló. Así lo denunció, días antes del inicio del racionamiento en abril, el concejal Rolando González (Cambio Radical), quien, de paso, destacó que, a pesar de las alertas, la Empresa de Acueducto (EAAB) se mostró despreocupada. Para validar su denuncia, expuso el acta de la reunión del 28 de junio, en la que se afirmó: “El volumen de agua disponible es uno de los mayores de los últimos 10 años, comparado con otros fenómenos de El Niño”. Pero, los cálculos fallaron.
Los efectos de la sequía se notaron desde agosto, cuando las represas no llegaron al nivel óptimo para afrontar la anunciada temporada seca. Para este mes, generalmente, se reportan niveles superiores al 80%, pero el año pasado fue de 63%. Las alarmas se dispararon el 14 de enero, cuando el nivel del sistema cayó a 38% y se declaró la alerta amarilla (reservas para 120 días); se agudizó el 12 de febrero, cuando cayó a 28% (reservas para 90 días), y se hizo crítica el 21 de marzo, cuando, cayó a 19% (reservas para 60 días), lo que activó la bandera roja.
Esto obligó a decretar el racionamiento. Si bien, tras la medida, los embalses se vienen recuperando ¿qué pasará en 2025? Días antes del inicio del racionamiento, el alcalde Carlos Fernando Galán lo anticipó: “El nivel de los embalses será aún más bajo. Por eso, tendremos que tomar esta medida”. Su pronóstico lo reforzó la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, al señalar el 24 de abril que la alerta por escasez hídrica se mantendría hasta 2025. “Estamos en una alerta permanente al menos durante este año y el siguiente”, mencionó la ministra.
El pasado 17 de junio, la concejal Heidy Sánchez (Pacto Histórico) denunció la falta de acción de las autoridades. “Nunca le dijeron que sabían del racionamiento desde enero”. Sánchez advirtió que, si la administración actual no toma las medidas necesarias para enfrentar la emergencia, la crisis podría prolongarse: “El racionamiento va para largo. Desde ya sabemos que en 2024 y 2025 no tendremos disponibilidad de agua a libre demanda”.
¿Cuáles son las causas detrás de la crisis?
La situación que enfrenta la ciudad no es producto del azar. Detrás hay una combinación de factores, que obligan a repensar el rumbo de la relación con el agua y sus fuentes de abastecimiento, que hoy están bajo constante amenaza. ¿Pero cuáles son esas situaciones que podrían agudizar la crisis?
El Espectador tuvo la oportunidad de hablar con María del Pilar García, profesora de la Universidad del Externado y consultora del Banco Interamericano de Desarrollo, quien detalló cuales son las actuales amenazas que vive Bogotá con respecto al agua: “La percepción general de la gente es que la situación ya está solucionada, debido a la intensidad de las lluvias en los últimos días. No obstante, esa percepción es muy lejana a la realidad”.
Y explica: “Eso debido a que la macro cuenca a la que pertenecemos, que es la del Magdalena Medio, tiene sobredemanda de agua. Esta situación, sumada a la reducción de caudales; el déficit de precipitación, y la falta de infraestructura, traen como consecuencia que tengamos periodos como los que vivimos a principio de año, de sequías extremas”.
De igual forma, García comenta la importancia del racionamiento para Bogotá hoy: “El racionamiento no es la medida ideal, es una medida de urgencia, que se debía tomar ante la contundencia del fenómeno. Lo que se debe procurar es mantener un equilibrio entre la demanda y la oferta hídrica. Para lograrlo, la medida del racionamiento lo que está procurando es permitir el equilibrio en los embalses, es decir, que tengamos cantidad de agua suficiente para abastecer a la ciudad”.
Para García, la propuesta sobre el ahorro de agua debería ir más allá y abarcar temas contundentes como la sobredemanda: “La idea es mantener un equilibrio, no solamente en oferta y demanda, sino también en el ciclo hidrológico. En este momento, el enfoque es de Bogotá sin agua, pero realmente debemos tener un enfoque más amplio que es el de una sobredemanda en toda la macro cuenca a la que pertenecemos, en donde se encuentran varias ciudades del país”.
Pero para García el racionamiento, más allá de las lluvias, ha contribuido: “Las lluvias contribuyen, pero el racionamiento también ha sido adecuado. Esto es adecuado, porque no tenemos cultura de ahorro. Hay localidades que superan el promedio básico y lo que se debe hacer es que la ciudadanía entienda que el agua no es infinita y que es importante manejarla con cuidado y que se debe evitar el desperdicio”.
¿Qué ha pasado en los últimos años con respecto al gasto de agua en Bogotá?
En el embalse de San Rafael, el cual es uno de los más importantes de la ciudad, los registros que van desde el año 1998 hasta el 2024 muestran una tendencia negativa. Eso es debido a que en el primer año de análisis el nivel promedio del embalse fue del 90%, en contraste con el promedio de este año, que no supera el 33%.
En Chingaza, la historia es similar, ya que la tendencia sigue marcando porcentajes negativos mostrando lo que ha sucedido en los últimos años, desde el 1998.
Ya en rasgos generales, esta sería la gráfica de la tendencia global que han vivido los dos embalses más importantes de la capital (San Rafael y Chingaza).
¿Qué se ha propuesto para modificar la situación?
Debido a la crisis de agua que se vive a nivel nacional, no solo en la capital, sino también en el Huila, Antioquia y otras regiones, el gobierno nacional ha propuesto una inversión de $80.000 millones para apoyar la restauración ecológica y la reconversión productiva en el corredor Chingaza-Sumapaz-Guerrero, fuente principal de agua que abastece a la capital.
“Hicimos una propuesta sobre cómo el ordenamiento territorial y los límites ambientales deben hacerse explícitos en la sabana de Bogotá. Nos comprometimos a iniciar una socialización de los lineamientos ambientales que el ministerio de Ambiente propone para la sabana y la resolución de Minagricultura, para zonas de protección agrícola. Con esto, buscamos un consenso de actores y sectores para evitar que la expansión urbana siga avanzando”, mencionó la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, en una entrevista con la revista Semana.
Por su parte, el Distrito ha completado ocho ciclos de racionamiento, dividido en nueve zonas diferentes de la ciudad y municipios aledaños. Según la alcaldía, la medida ha tenido un impacto positivo y muestra cifras satisfactorias. Desde su inicio el 11 de abril, el sistema Chingaza, el más importante de la ciudad, aumentó su capacidad del 14% al 40% para el 22 de junio, con expectativas de alcanzar su punto máximo en octubre.
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